Más de 700 personas muestran su apoyo a la central hidroeléctrica del Salto de Chira
Más de 700 personas de amplios sectores han firmado un manifiesto en favor de la central hidroeléctrica Salto de Chira. Desde el presidente de COAG en Canarias, Rafael Hernández, al secretario general de UPA en Las Palmas, Antonio Hernández; del ex portavoz de Ben Magec y abogado ambientalista Antonio Hernández a el jurista ambiental y miembro de Ben Magec Adrián Espino; de Julieta Schallenber, doctora en ingeniería, profesora y directora de Infraestructuras Científicas en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) al catedrático de la ULPGC en Tecnologías del Medio Ambiente y doctor en Ingeniería Industrial, Jaime Sadwhani; del alcalde de Tejeda, Francisco Perera, al diputado por la provincia Las Palmas en el Congreso Pedro Quevedo. Además, también han firmado el rector de la ULPGC Lluis Serra Majen, dos ex rectores, Rafael Robaina y José Regidor, el doctor en Biología y ex director del Jardín Botánico Canario Viera y Clavijo David Bramwell o José Julio Cabrera Mujica, fundador y expresidente de la Asociación Canaria para la Defensa de la Naturaleza (ASCAN).
En un acto en el Gabinete Literario de la capital grancanaria, ocho de las personas firmantes expusieron el manifiesto y explicaron por qué defienden un proyecto. Coordinado por el economista José Sansó, miembro de la denominada Iniciativa Ciudadana Salto de Chira, el acto comenzó con la lectura por turnos del manifiesto que defiende que la central hidroeléctrica es fundamental para cumplir con los objetivos de lucha contra el cambio climático marcados por el Pacto Verde Europeo y el Gobierno de España de cara a 2030. Recuerda que el 84% de la energía eléctrica que se consume en Gran Canaria es de origen fósil y para avanzar hacia la descarbonización, el Salto de Chira es “una actuación estratégica e indispensable para ganar la batalla en la emergencia climática”, declarada en la Unión Europea, España y Canarias.
En concreto, el manifiesto asegura que permitirá almacenar 3.600 de megavatios hora y garantizará entre un 51% y un 71% de la producción eléctrica de origen renovable y, además, posibilitará incrementar el agua embalsada en los embalses de Chira y de Soria, permitiendo disponer de 700.000 metros cúbicos anuales del recurso para riego en cumbres y medianías. También señala que el proyecto, que ya ha obtenido una declaración de impacto ambiental positiva, tiene el respaldo del Cabildo de Gran Canaria y el Parlamento de Canarias. “Está en el momento decisivo para su aprobación” por el Gobierno regional y el central.
Por todo ello, el manifiesto hace un llamamiento a la sociedad civil y las instituciones para “trabajar desde la unidad, el civismo y la responsabilidad” para acelerar las acciones que encaminen a la Isla hacia la descarbonización y la lucha contra el cambio climático. “No nos motivan intereses políticos, es por ética”, remarcó Sansó durante su breve intervención, dando paso al presidente de COAG en las islas, Rafael Hernández. Desde la perspectiva del sector primario, recordó que “sin agua no hay agricultura” y la posibilidad que ofrece el proyecto, de bombear el recurso desde una desaladora hacia el embalse superior (Chira), propiciará que “haya más agua para agricultores”, señaló Hernández. En este punto, recordó que “hace 60 años, la Isla tenía 35.000 hectáreas de cultivos y ahora hay 10.000 hectáreas”, algo que achacó, entre otros motivos, a la escasez de agua en Gran Canaria.
En el ámbito de las renovables, el presidente de la Asociación Eólica de Canarias (Aeolican), Rafael Martell, expuso que en una isla, “encender la luz es todo un reto” al no poder contar con un sistema mallado como el peninsular. De hecho, al carecer de dispositivos de almacenamiento a gran escala, la red no puede soportar más de una determinada cantidad de renovables porque aún está copada por los grupos de generación térmicos. Si se inyecta más energía de la que puede soportar, colapsaría. “Anoche, se limitó un 30% la eólica producida”, señaló. Es decir, no se pudo verter al sistema lo generado por los molinos y tampoco se pudo almacenar.
Ante este escenario, Martell remarca la importancia de tener la mayor flexibilidad posible para dar estabilidad al sistema con energía variables como son el viento o el sol. Y el Salto de Chira juega un papel clave: “Cumple lo que promete, que es permitir más renovables en el sistema, está contrastado y es viable”. Su mayor problema es que “no está aún construido”, añade. Ante las críticas de la plataforma Salvar Chira-Soria, Martell tendió la mano “para solucionar problemas que son humanos, no técnicos”.
La arquitecta y urbanista Elsa Guerra aludió al momento “trepidante” en el que se encuentra el urbanismo y la ordenación del territorio, condicionado por la construcción de infraestructuras renovables ante la emergencia climática. En este sentido, expuso que la tendencia va hacia el uso de nuevos materiales, la reducción del gasto energético, con la recuperación de la naturaleza como pilar central y un transporte público eléctrico. Todo ello ya cambia las ciudades y las zonas rurales. Y en Gran Canaria, “ya existen dos presas que están infrautilizadas, tenemos mar y una topografía adecuada”, para el salto energético que hacen que la opción de la central hidroeléctrica sea viable. Sin embargo, Guerra reconoció que comparte las criticas que inciden en “el cuidado del medio ambiente, de las personas” y la exigencia de “la transparencia”, ante lo que recetó seguir mejorando el proyecto.
El exconsejero de Política Territorial y Medio Ambiente del Gobierno canario Tomas Van de Walle, también presidente de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Gran Canaria, explicó que la entidad, “que cuenta con 200 años historias”, finalmente ha decidido apoyar Salto de Chira tras intensos debates con defensores y detractores. “Es necesario e importante”, apuntó, “pero no es suficiente”. Con su intervención quiso aclarar que la central hidroeléctrica es una pieza más de la transición renovable, un asunto que a su juicio debe implicar “a toda la sociedad”. Para “contar con todos”, Van de Walle reclamó “creatividad política”.
Antonio Hernández, ex portavoz de Ben Magec aseguró que parte del movimiento ecologista apoya el Salto de Chira y reivindica su importancia “para las nuevas generaciones”. El abogado ambientalista también hizo referencia a una de las críticas de la plataforma Salvar Chira-Soria, que ha censurado que el transportista del sistema (Red Eléctrica de España) sea el adjudicatario de la obra: “Da igual quien lleve este proyecto, lo apoyaremos” porque, aunque reconoce que “probablemente pueda ser mejorado”, es “la única alternativa”.
El acto finalizó con la intervención de la doctora en ingeniería, profesora y directora de Infraestructuras Científicas en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) Julieta Schallenberg. Al inicio de su discurso, remarcó estar presente “a título individual” y apoyar el Salto de Chira porque el reto de avanzar hacia la descarbonización “es enorme”. Para ilustrarlo, explicó que tan solo el 20% de toda la producción eléctrica en Gran Canaria es renovable y este consumo tan solo representa el 33% del total energético. Para lograr los objetivos marcados en la transición renovable es preciso una gran “inversión en renovables”, con sistemas de almacenamiento que garanticen la reutilización de la energía eólica o fotovoltaica. “No se puede tener sol y viento cada vez que queramos”.
“No sobra nada, cualquier tipo de almacenamiento será necesario”, añadió Schallenberg. Y respecto a la central hidroeléctrica, afirmó que “son las que menos impacto generan”, en comparación a otros sistemas de almacenamiento. La doctora en Ingeniería finalizó su intervención recordando el “síndrome No en mi patio trasero”, algo que “sucede en Europa desde hace mucho tiempo”; es decir, “todo el mundo apoya renovables, pero no las quieren ver. Pero estamos en una isla y tenemos que llegar a consensos políticos y sociales para avanzar en las energías renovables y los sistemas de almacenamiento que necesita Gran Canaria para descarbonizar, porque la otra alternativa es seguir quemando combustibles fósiles. Por tanto, doy mi pleno apoyo personal al proyecto y creo que en futuro tendremos que acomodar distintas opiniones para poder dar ese salto y que por lo menos se lleguen a consensos para alcanzar la descarbonización de Gran Canaria”.
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