Las restricciones y la baja demanda mantienen cerradas o vacías las barras en bares y cafeterías

Esperanza, trabajadora de La Antequera, un bar en el Mercado del Puerto.

Adrián Suárez

Las Palmas de Gran Canaria —

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Este lunes han pasado a la fase 3 Gran Canaria, Tenerife, Lanzarote, Fuerteventura y La Palma, relajando algunas de las restricciones en el sector servicios. Los bares pueden ahora hacer uso de las barras y ocupar el 75% de la capacidad de las terrazas y del 50% de su aforo interior. Los hosteleros se sienten preparados para continuar la desescalada, pero el ritmo de consumo continúa muy por debajo de lo normal.

“La gente se va animando poco a poco, pero seguimos al 30%”, dice el encargado del bar restaurante La Rotonda 24, en el Puerto de La Luz y de Las Palmas. “En la fase 3 es más fácil con la barra porque si no hay que dar muchas vueltas para un café, pero ahora lo que falta es gente que gaste”, añade.

Los bares y las cafeterías dedicadas a servir a los trabajadores no han sentido la desescalada porque aún hay muchos trabajadores que continúan en un ERTE. “Está muy suave. Hay gente que no se ha reincorporado y otras que tienen miedo a consumir”, dice Pino, gerente de la cafetería de la estación de servicio BP en el Puerto. “El puerto está parado”, asegura, debido a la parálisis del turismo, el motor económico de la isla. Teme la posibilidad de una “pandemia económica” y, como ejemplo de la reducción de la actividad, señala que ahora llega a su casa en coche en quince minutos, cuando antes del confinamiento podía llegar a tardar una hora a causa del tráfico en el entorno del puerto.

En zonas de oficinas, como en las inmediaciones del edificio Woermann, en la capital grancanaria, la falta de trabajadores también se nota. Aunque no haya habido tantos ERTE o despidos entre los trabajadores de oficina, el teletrabajo merma aún la cantidad de posibles clientes de los locales de la zona. Por su parte, los negocios orientados al ocio tampoco han conseguido despegar del todo debido a la falta de turistas.

Algunos negocios han reabierto sus barras, pero dependiendo del espacio disponible en el local, les es más rentable reservarlo para poner mesas. Otros han tenido que ingeniárselas aún más para poder trabajar. “Es muy complicado”, dice Esperanza, trabajadora de La Antequera, en el Mercado del Puerto. “Mi barra es muy pequeña, así que no permite que haya dos metros entre los clientes sentados y el que se acerca a pedir”. Como solución, en vez de abrir cada uno sus barras y sus mesas, los negocios del Mercado han decidido que todos los negocios compartan los espacios disponibles. Los operarios del recinto no son capaces de encargarse ellos solos de mantener la limpieza de todo el espacio, así que los trabajadores de los locales están teniendo que poner todos de su parte.

Pese a la reapertura, la mayoría de los locales tienen solo parte de su plantilla activa. Muchos han reincorporado solo a la mitad de sus trabajadores para adaptarse a la baja demanda, lo cual significa también que a menudo hay una sola persona ocupándose de todo.

Los hosteleros de la capital Gran Canaria se han expresado varias veces criticando las restricciones durante la desescalada porque, dicen, les abocan a las pérdidas y al cierre.

Respecto a la actitud de los clientes frente a las restricciones hay cierta división entre los trabajadores. Estefany, trabajadora de la cafetería de la estación de servicio BP, dice que “la gente está muy confiada y se cree que ya no hay nada”, y se muestra preocupada por la posible recaída. Otros aseguran que los clientes están concienciados y preocupados por seguir las normas, aunque con algún despiste ocasional. “Han sido más los que no se han quejado, pero los que protestan, protestan mucho”, dice Esperanza.

Todos esperan que se puedan levantar las restricciones del estado de alarma y reabrirse al turismo lo antes posible para limitar su impacto económico, pero subrayan la incertidumbre y la importancia de la prudencia. “Depende de cómo esté el turista para entrar y supongo que habrá que hacerle pruebas para revisar, pero espero que sí [podamos reabrir al turismo], porque si no, esto no arranca”, dice el encargado de La Rotonda.

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