Buceo, todo menos un deporte de riesgo
Cada año millones de personas facturan su equipaje con destino a la isla de Gran Canaria con la pretensión de revisitarla o descubrirla por primera vez. Son turistas y viajeros que sumaron en 2012 casi 10 millones y que, a pesar de la precaria situación económica, siguieron apostando por la isla como destino vacacional. La gran mayoría volverán a sus países de origen con una sonrisa pero algunos regresarán con un amargo recuerdo.
Los accidentes y tragedias no son habituales pero tampoco inexistentes en los complejos y zonas turísticas de la isla de Gran Canaria. El pasado 10 de julio un turista holandés de 52 años perdía la vida mientras practicaba submarinismo en la playa de Taurito a cargo de un centro de buceo de la zona. A él se suman tantos otros que, por motivos dispares, han fallecido practicando actividades de ocio que parecen perder progresivamente su popularidad por este tipo de noticias.
Taurito se encuentra ubicado en el municipio de Mogán y cuenta con tres centros de buceo. El primero de ellos aparece en 1998 con el nombre de Canary Diving Adventures y lleva desde entonces impartiendo cursos certificados por PADI, la Asociación Profesional de Instructores de Buceo, y dotado de personal altamente cualificado.En temporada alta aseguran acoger entre 20 y 25 personas por día que dividen en grupos reducidos para poder llevar a cabo una buena instrucción y alcanzar los requisitos mínimos de seguridad. El acceso directo a la playa y la dotación de un centro médico en las inmediaciones hicieron que este lugar fuera atractivo para sus dueños que han escogido permanecer en él durante quince años.
David O'Connor, cofundador y también instructor en Canary Diving, asegura que no hay ningún peligro en bucear y que lo necesario para evitar tragedias es saber controlar el pánico y evitar que el problema inicial del alumno se magnifique bajo el agua. Por ello adoptan una serie de pasos previos a la inmersión, asegurándose así que el riesgo queda reducido lo máximo posible.
En primer lugar se pide al interesado que rellene una ficha en la cual declara si padece alguna enfermedad o condición médica, seguido de un briefing realizado por el centro que incluye un vídeo explicativo en el idioma nativo del alumno para asegurar la total comprensión de la actividad. Finalmente, y previo a introducirse en el mar, deberá someterse a una prueba de toma de contacto en una piscina de escasa profundidad, un ambiente controlado que permite que pueda experimentar con el equipo y saber si realmente está preparado para sumergirse con total confianza.
Las medidas de seguridad y control están presentes en todas las fases de preparación del buceo y sobre todo durante la actividad en el mar. David O'Connor asegura que se suele trabajar con grupos de tres personas acompañados por dos instructores cualificados y que, en caso de tratar con menores de edad o individuos poco experimentados, siempre se asigna un instructor por persona. Canary Diving Adventures no ha tenido ninguna fatalidad es sus quince años de existencia y actividad en la playa de Taurito.
No obstante, noticias poco contextualizadas como la del pasado día 10 no parecen clarificar los motivos de los trágicos sucesos y dan la impresión de que el buceo es un deporte de alto riesgo. La realidad, sin embargo, es que no parecen cuestionarse lo suficiente las circunstancias y se cae erróneamente en la duda acerca de los procedimientos y medidas de seguridad del deporte en general.
Lamentablemente no existe a disposición popular una fuente oficial que esclarezca una cifra oficial de fallecidos, las causas de sus muertes y el nombre del centro correspondiente por lo que a la hora de escoger con quien emprender esta actividad el interesado cae en la desventaja de no poseer la suficiente información. Por ello se presenta como requisito necesario para cualquier interesado hacer una labor de investigación previa acerca de los centros y sobre todo si poseen personal cualificado y cómo manejan a sus grupos e inmersiones.
Gran Canaria, al igual que las otras islas del Archipiélago, es un lugar excepcional para practicar este deporte. La singularidad del fondo marino y su ecosistema atraen a turistas de todas partes del mundo y es gracias a este interés que centros como Canary Diving poseen clientes habituales que han vuelto año tras año. La solución, lejos de consistir en la exigencia de mayores medidas de seguridad, debería centrarse en investigar y hacer público el cometido de cada centro y su compromiso con la seguridad.
La capacidad de gestión y de conocimiento sobre los accidentes y tragedias marcan la diferencia entre temer el buceo y poder disfrutar con total tranquilidad de esa experiencia única que tanto éxito tiene en nuestro entorno.