Cristianos de Canarias piden al nuncio del Papa un obispo con amplia visión social que cree la archidiócesis regional

Ante la designación de nuevo obispo de la Diócesis Canariensis por la renuncia por jubilación de Francisco Cases, un grupo de personas laicas, de religiosos y religiosas, así como de sacerdotes canarios, ha dirigido una carta al nuncio del Papa en España, Bernardito Azua, para pedirle que transmita cuál debería ser a su juicio el perfil del nuevo prelado, que a su entender debe trabajar “por la comunión eclesial y social”, apostar “por potenciar la cercanía y solidaridad con las personas más desfavorecidas” y priorizar  “la vida comunitaria con la formación y celebración de una fe personal, crítica, festiva y comprometida”. Además, el nuevo responsable de la diócesis deberá, a su entender, trabajar para la creación de la archidiócesis de Canarias junto a la Nivariense, la de la provincia de Santa Cruz de Tenerife.

Firman la carta un total de 121 personas, entre las que se encuentran profesionales de diversas actividades y profesiones, incluida la política. Quieren que, en el caso de que sea designado un obispo no canario, que el elegido sepa sintonizar “con nuestra gente y nuestra tierra ultraperiférica y archipielágica, en la que casi la mitad de la población está en riesgo de exclusión social”.

En la lista de cualidades que ha de tener la persona elegida, los firmantes quieren que se encuentren también las siguientes: “que potencie la corresponsabilidad con especial incorporación del laicado en la vida diocesana; que impulse la Acción Católica especializada y general, dotándolas de recursos materiales y humanos para que sea testimonio en nuestro mundo; que nos ayude a desarrollar una acogida y compromiso solidario con las personas migrantes; que nos anime a retomar y ejecutar propuestas todavía actuales del IX Sínodo de 1992; que desarrolle el trabajo interdiocesano con la Diócesis Nivariense hermana, retomando la creación de una archidiócesis canaria, dejando atrás la dependencia prácticamente simbólica de la de Sevilla, y que apueste por la colaboración junto con los sacerdotes diocesanos con las iniciativas pastorales del Papa Francisco, especialmente las de ser Iglesia misionera en salida (EG 24), la del cuidado del planeta y la valoración de todos los dones y carismas de las mujeres de tal modo que nuestra Iglesia sea de verdad una comunidad de hermanos y hermanas de iguales.

Por último, y ante la reciente crisis sanitaria, económica y social, los firmantes ofrecen su “disposición como creyentes a participar de lleno en la siempre necesaria renovación eclesial asumiendo nuestra implicación como laicas, laicos, religiosas, religiosos o sacerdotes en las propuestas anteriores desde nuestro seguimiento a Jesucristo siempre identificado y solidario con las personas más desfavorecidas”.