El Defensor del Paciente alerta de que “Canarias está en el disparadero por la lista de espera quirúrgica”
El Defensor del Paciente considera que “la sanidad en Canarias se encuentra en el disparadero por la lista de espera quirúrgica”, al subir hasta 163 días el tiempo a aguardar por una operación en las Islas, a pesar de ser menor que la media española, de 170 días, según ha dado a conocer este lunes la asociación.
Al hacer balance de 2020, un año en que, “sin lugar a duda, la situación epidemiológica por la COVID-19 ha trastocado la actividad asistencial, tanto en atención primaria como hospitalaria”, dicha organización concluye que en el Archipiélago “las cifras han aumentado de manera categórica”, con “25.460 pacientes englobando la lista quirúrgica”.
Asimismo, detalla que, de acuerdo a sus datos, en Canarias las cirugías que más se han retrasado son las vasculares, las plásticas, las torácicas y las oftalmológicas.
Las listas de espera sanitarias han sido, de hecho, el motivo más frecuente de las denuncias que ha recibido el Defensor del Paciente desde Canarias, donde ha atendido en 2020 un total de 253 casos, 144 de ellos en la provincia de Santa Cruz de Tenerife y los otros 109 en la de Las Palmas.
Tras esas demoras, figuran como motivos de queja más frecuentes en el Archipiélago deficiencias en los servicios de urgencias, cirugía general, traumatología y ginecología y obstetricia, como enumera la asociación. Sus cifras revelan, que en toda España, que en 2020 llegó a una suma de 691.508 pacientes aguardando una operación, la media de tiempo de espera fue superior a la de las Islas, al alcanzar los 170 días.
Si bien el Defensor del Paciente matiza que “estos datos hay que cogerlos con pinzas”, pues conforme a ellos “un castellanomanchego aguarda 269 días de media mientras que un madrileño espera 42”, lo cual es “una diferencia tremenda” ante la que “cuesta creer y entender” que sean fiables las cifras que ofrece, por ejemplo, la Comunidad de Madrid, en opinión de la asociación.
Finalmente, la entidad que afirma que, “indiscutiblemente, la falta de coordinación entre el Ministerio de Sanidad y las comunidades es la culpable de una divergencia tan abultada”.
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