''Nos dijo que íbamos a tener una muerte feliz''

El hombre acusado de intentar quemar vivas a su novia, Antonia Cabrera, y a la hija de ésta, que tenía entonces ocho años, tras una discusión en el domicilio familiar en Ingenio (Gran Canaria), alegó este lunes que fue “un accidente por una explosión fortuita de gas” que les dejó “la piel como mantequilla y se les deslizaba”. “Nos dijo que íbamos a tener una muerte feliz, que era el sueño de Morfeo”, afirmó, en cambio, su ex pareja.

La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Las Palmas acogió este viernes el juicio contra E.J.R.C., para quien la Fiscalía pide 32 años de cárcel por dos supuestos delitos de asesinato en grado de tentativa y dos delitos de malos tratos no habituales en el ámbito familiar. La acusación particular reclama 43 años de prisión al sumar dos delitos de detención ilegal.

“Creo que éste es un plan muy bien trazado por una hermana de Toñi -como es conocida popularmente su ex novia, ex cantante del grupo Vibraciones y con la que llevaba cuatro meses saliendo-, que ha tenido que elegir entre yo, la verdad, y su familia, fama, dinero y despecho”, aseguró el procesado, que planteó que salvó “dos vidas” y negó relatar “una milonga”. “No puedo tener remordimiento de algo que no he hecho”, incidió.

De este modo, rechazó que el 10 de octubre de 2006 se iniciara una fuerte discusión familiar entre él y su pareja y que las encerrara en un pequeño habitáculo bajo la escalera de la casa.

“Gritos desgarradores”

E.J.R.C. explicó que ese día estaban “de celebración” e iban a “consumir cocaína”, ya que les habían concedido una línea de crédito de 40.000 euros. Relató que él se encontraba en la planta superior de la vivienda pintando, mientras que su entonces compañera y la hija de ella estaban abajo, en la cocina, “preparando café”. De repente, oyó “gritos desgarradores” y bajó.

“No oí ninguna explosión, bajé, vi destellos en el aire y a Toñi en el suelo con los brazos en cruz y diciendo que había visto una bola de fuego”, añadió, por lo que, después de desconectar la bombona, introdujo a ambas en la ducha hasta que luego las secó y las envolvió en una sábana.

“Fue lo primero que se me ocurrió y ellas se echaron agua”, apuntó el acusado, que hizo hincapié en que él nunca insulta. “Yo suelo evitar las discusiones, no amenazo ni intimido absolutamente a nadie”, sostuvo.

E.J.R.C. indicó que metió a la niña -que ahora tiene 11 años- en su coche, mientras que Toñi pudo entrar por sí misma en el vehículo. Así, cuando iba camino al hospital, paró en una farmacia -según él, a petición de la muje-- para adquirir una pomada para “calmar” su dolor y el de la menor.

Después llamó al 112 e informó de que ocurrió una explosión. Mintió en el nombre de su pareja y de la dirección de su casa, así como dijo que se dirigía al Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín, cuando en realidad fue al Hospital Insular.

No llamó al 112

“No cuento una novela, sino la verdad. Todo fue improvisado porque Toñi no quería ir al hospital, sino regresar a casa porque no quería que me acusaran de más delitos. Creo que ella no era conciente de la gravedad de las heridas”, arguyó.

Aseguró que en el momento de la explosión no llamó a nadie porque “no tenía tiempo”. Explicó que la explosión de gas se produjo porque “la manguera estaba cortada” y, como consecuencia del fuego, ambas tenían “la primera piel despegada”.

Admitió que dos días antes, el 8 de octubre, se intentó suicidar tomando barbitúricos porque “tenía demasiados odios y denuncias” contra él y padecía “una depresión”. Tras querer acabar con su vida, alertó a su novia y le dijo que llamara al teléfono de emergencias 112, por lo que, posteriormente, fue trasladado a un centro hospitalario donde le practicaron un lavado de estómago y le dieron el alta el mismo día.

Cuestionado sobre por qué no avisó al 112 el día 10, argumentó que cuando contactó dos días antes “la ambulancia tardó muchísimo” y que “la casa está en una calle de difícil acceso”.

“Lo único que quise era ayudar a mi mujer y a mi hija, porque era como mi hija. No hice tiempo. Les puse la pomada y fui al hospital. En ese momento cualquier cosa era irreal. Estaba en un estado de shock”, prosiguió E.J.R.C., para quien “todo se debe a un complot” contra él.

Detenido en el aeropuerto

El procesado, que fue detenido sobre las seis de la mañana del día 14 de octubre de 2006 en el aeropuerto de Gran Canaria por la Guardia Civil, manifestó que su intención inicial era viajar hasta Sevilla, ya que Toñi Cabrera estaba ingresada en el Hospital Universitario Virgen del Rocío.

En cambio, decidió viajar a Colombia, al considerar que “peligraba” su vida y regresar después de un mes, cuando ella “despertara” del coma, estado en el que permaneció 19 días. “Se planificó así porque me iban a linchar y a matar unas 35 personas”, aseveró.

“Nos amábamos muchísimo”

“Nosotros nos amábamos muchísimo, esa mujer sentía adoración por mí, el único problema eran su celos excesivos”, apostilló el acusado, que dijo que en el transcurso de la supuesta explosión se quemó dos dedos de la mano izquierda.

Versión muy distinta fue la de la víctima Antonia Cabrera, que sufrió quemaduras de primer y segundo grado en el 42% de su cuerpo, siendo profundas en un 35%, en miembros superiores e inferiores, tórax, cuello y cara, padeciendo de insuficiencia respiratoria aguda y síndrome de inhalación de humo.

La mujer afirmó que E.J.R.C. “se enfadaba cuando no se hacían las cosas como él quería”. “Era autoritario y creo que tenía celos de la niña”, añadió Toñi.

Asimismo, negó que el día 10 de octubre estuvieran “de celebración” y rechazó el consumo de drogas. Recordó que tuvieron una discusión por razones económicas y que el acusado las encerró en un pequeño habitáculo bajo la escalera de la casa.

''Como un soplete''

Así, narró que el procesado cogió una bombona de gas e introdujo parte de la manguera por una rendija del referido habitáculo y, después de accionar el mecanismo de combustión, comenzó a quemarlas. “Nos decía que íbamos a tener una muerte muy feliz, que era el sueño de Morfeo y que no íbamos a sufrir mientras lanzaba varias llamaradas. Apretaba la manguera como un soplete. No sé cuánto tiempo fue, se me hizo eterno”, recordó entre lágrimas.

Indicó que él aplicó fuego “en varias ocasiones” y, a pesar de sus intentos por salir, no podían escapar porque “había algo detrás de la puerta”. A continuación, según ella, las llevó al baño y les echó agua fría.

“Mi piel se quedó en el plato de ducha y la de la niña también. Nos dejó peladas”, afirmó Toñi, que no recuerda cómo subió al vehículo, aunque sí que cuando se dirigían al hospital él las amenazó con matarlas si contaban lo ocurrido

“Yo no sabía qué estaba pasando, cuando me desperté estaba en Sevilla y pedí declarar ante notario porque tenía miedo de que me pudiera morir”, reiteró la perjudicada, que hizo especial hincapié en que “no hubo bola de fuego ni explosión de gas ni estaba haciendo el café”. “Él fue quien nos quemó y a mí me dio patadas por todos lados”, sostuvo.

Por su parte, la niña dijo que E.J.R.C. les roció con pintura y después las obligó a entrar en el habitáculo, donde las “quemó a las dos”. Una vez en el hospital y a solas con él, éste le advirtió que dijera que “estalló la cafetera”. De lo contrario, “me dijo que iba a hacer compañía a mi abuelo -que ya había fallecido- y que iba a matar a mi padre”, confesó.

La Fiscalía y las acusaciones del Ayuntamiento de Ingenio y del Estado piden 32 años de prisión para el acusado. Mientras que la acusación particular solicita 43 años de cárcel y la defensa la libre absolución.

Etiquetas
stats