El director de la macrorresidencia canaria con el mayor brote de COVID-19 defiende el trabajo “ejemplar” del centro durante la pandemia
El director del Hogar Santa Rita de Tenerife, Tomás Villar, defiende que el centro tomó medidas por el coronavirus antes de que se ordenase el confinamiento el 14 de marzo del año pasado y asegura que se ha cumplido “a rajatabla” y el trabajo ha sido “ejemplar” durante la pandemia.
En declaraciones a Efe, Tomás Villar, presidente en Canarias de la fundación sin ánimo de lucro Lares, explica que unos días antes de que el Gobierno central diese la alarma y ordenase el confinamiento, el 14 de marzo, en el Hogar Santa Rita se activó el control el la puerta de entrada con medidas como tomar la temperatura. No obstante, no aclara si la residencia estaba dividida en sectores y si el personal del centro se mezclaba en las diferentes áreas.
En lo que va de pandemia, la cifra de personas contagiadas en el Hogar Santa Rita es de 175 residentes y 85 trabajadores, y en la actualidad en el centro hay 12 residentes aislados, mientras que en hospitales hay nueve, y la cifra de trabajadores que están aislados en sus domicilios es de 42. El centro, tuvo además que ser intervenido por la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias y el sindicato UGT presentó una denuncia por incumplirse los protocolos al asegurar que el personal seguía trabajando sin conocer el resultado de la PCR.
El hecho de que el número de residentes aislados en el centro haya bajado a 12 es un dato esperanzador para Tomás Villar, que detalla que, con vinculación a la covid-19, han fallecido 21 residentes, de los que dos murieron en los primeros días de la pandemia.
También asegura que se prohibió la entrada de familiares y se pidieron certificados de la situación sanitaria a quienes podrían entrar al hogar e, incluso, se cerró el centro diurno y desde mayo se el trabajo se ha llevado a cabo “acompañados” por unidades de apoyo sanitario del Gobierno canario, añade.
El Hogar Santa Rita, ubicado en el municipio de Puerto de la Cruz, es una entidad sin ánimo de lucro que tiene capacidad para cuidar a 710 mayores y en el que en la actualidad hay unas 650 residentes, que comparten espacio con 423 trabajadores.
Tomás Villar insiste en recordar que no se trata de un hospital, sino de una residencia, de un “hogar muy grande” en el que se trata de que los usuarios “socialicen como debe ser, que disfruten”, y por ello se fomentan tanto las excursiones como la vida al aire libre, el cariño, la solidaridad.
El director del Hogar Santa Rita señala que poco después de tomar esas medidas comenzaron a recibir “muchos” protocolos de todas las administraciones y además del plan de contingencia en el centro se creó una zona de aislamiento con casi 39 camas en previsión de contagios y dado que en hay muchos residentes.
Esa zona se utilizó durante la conocida como primera ola y también ha sido usada con motivo de la intervención que del centro ha hecho el Servicio Canario de la Salud, al que el director del Hogar agradece el trabajo que se ha hecho.
Tomás Villar recuerda que en octubre se hicieron los primeros cribados del personal, que salieron casi sin incidencias, y continuaron con los de los residentes, entre los que se produjeron algunos casos, y en diciembre el Gobierno canario intervino el Hogar Santa Rita después de que en uno de los edificios diesen positivo 80 residentes.
El director del Hogar Santa Rita reconoce que una sola muerte ya es mucho, pero apunta que es preciso tener en cuenta que en el centro hay muchas personas de avanzada edad y con diversas patologías y agrega que en un mes sin pandemia pueden fallecer 12 residentes. También declara que han sido “muy pulcros” en las reuniones con los representantes sindicales y con los familiares, de forma que subraya que no hay quejas ni reclamaciones, y tampoco se han producido requerimientos desde algún juzgado.
Por ello, reconoce que les molestan las “faltas de certeza” que perciben en algunos comentarios sobre la situación del centro.
0