Los fusilados de San Lorenzo enterrados en la fosa común de Vegueta están más cerca de ser exhumados

Francisco González, el presidente del Cabildo, Antonio Morales, el investigador Javier Márquez y el concejal Javier Doreste

Jennifer Jiménez

Las Palmas de Gran Canaria —

En la Navidad de 1936, el sindicalista Francisco González se entregó a los falangistas después de que las Brigadas del Amanecer asesinaran a su hijo, Braulio de cuatro meses. Lo hizo para evitar más represión contra su familia. Entonces, también había sido encarcelado el alcalde republicano del ya desaparecido municipio de San Lorenzo, Juan Santana Vega, y ambos fueron fusilados el 29 de marzo de 1937 y enterrados en la fosa común de Vegueta. Ahora, gracias a la lucha de las familias, sus cuerpos están más cerca de ser exhumados.

El Cabildo de Gran Canaria logró hace varios meses desatascar la situación en la que se encontraba este proyecto, después de que se conocieran dos informes contradictorios, uno encargado por el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y otro por la Plataforma de Familiares de Fusilados de San Lorenzo. Tras solucionar una serie de trabas jurídicas, un equipo de investigadores ya se ha puesto en marcha y, como ya adelantó Canarias Ahora, espera tener el próximo mes de septiembre un primer borrador sobre la localización de los restos mortales.

El proyecto ha sido presentado por primera vez en público este viernes por las instituciones que participan en él. El presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, recordó que para su grupo de gobierno es muy importante colaborar en la reparación de la memoria de las víctimas y como ejemplo de ello puso la labor realizada en los pozos de Arucas y Tenoya. Por parte del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria acudió al acto el concejal Javier Doreste que apeló a la importancia de “recuperar nuestra memoria histórica”. Ambas instituciones financian el proyecto con 30.000 euros que serán prorrogables si las labores lo precisan. 

El coordinador de la investigación, Javier Márquez, ha explicado que el mayor de los escollos con el que se encuentran los historiadores es con la falta de documentación. “Estamos rastreando al máximo, pero el principal problema es que hay lagunas y no hay muchos testimonios directos porque se ha tardado mucho tiempo en llegar a este punto”, explica. Ahora, el equipo del que también forma parte Candelaria González, Beatriz Andreu y Xavier Velasco, está esperanzado con una nueva caja con documentos que ha aparecido en La Favorita y que esperan que aporte nuevas pistas. 

Lo que sí tienen claro los investigadores es que tanto Juan Santana Vega como Francisco González fueron enterrados en el cuartel seis, en la fosa número dos. Sin embargo, la fosa fue abierta al menos en tres ocasiones, en el año 1937, en 1942 y en 1955, lo que dificultaría aún más la investigación ya que no hay constancia de si algunos restos mortales fueron llevados a osarios. No obstante, mantiene la confianza de que estos cuerpos sigan en el mismo sitio.

Márquez señala que según el testimonio oral del hijo del que fue sepulturero de este cementerio, en la fosa en la que fueron enterrados estos represaliados de San Lorenzo tienen como señal una piedra identificativa. Aunque el trabajo es laborioso el equipo asegura que tratará de hacer lo posible para que finalmente se pueda exhumar esta fosa. Después de analizar los pocos testimonios orales con los que cuentan y la documentación asegura que se harán catas en el cementerio utilizando un orificio de 15 o 20 centímetros de diámetro para obtener más información. 

Una ventaja es que la parcela donde se encontrarían los fusilados de San Lorenzo en la que fueron enterradas en torno a 3.000 personas en sus 28 fosas entre 1907 y 1955 es que sigue siendo una parcela pública, porque la contigua, supuestamente la número cinco, y en la que pueden hallarse los militares fusilados de Sidi Ifni, fue vendida y dividida en tumbas que son propiedad privada. Aunque todo ello aún son suposiciones. 

Márquez pide paciencia ya que los investigadores están tratando de recopilar lo que ocurrió en un período de 50 años de historia de vida de la fosa. Otra de las incertidumbres es el estado en que se encuentra el interior de la fosa, por haber sufrido filtraciones del agua del mar que afectan al subsuelo de este terreno, cuya inestabilidad se refleja en la inclinada cruz situada en su centro.

La apertura de esta fosa común es una lucha que ha abanderado durante años el Foro Canario de Víctimas del Franquismo y la Plataforma de Fusilados de San Lorenzo. Uno de los portavoces, Francisco González, nieto del sindicalista asesinado recordó durante el acto cómo los camiones con los cuerpos de los represaliados que habían sido fusilados en La Isleta hacían un recorrido por  las principales calles de la capital, como Juan Rejón, Albareda, León y Castillo o Triana tiñéndolas de la sangre que iba derramando a su paso.  Un recorrido que llenaba de miedo a las personas que lo presenciaban. 

Francisco González insiste en que recomponer la historia y dar dignidad a las víctimas es un tema de justicia y recuerda que su padre Diego con solo once años presenció el asesinato de su hermano pequeño cuando las Brigadas del Amanecer vinieron a por su padre. Actualmente, con 92 años, es uno de los testigos que directos que quedan de aquel horror y a pesar de su edad y su demencia recuerda perfectamente los hechos que ocurrieron tras el golpe del estado y siempre ha vivido con la esperanza de recuperar los restos mortales de su padre. 

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