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El marciano

Marte para los Marcianos, pintada en Montevideo en 2009

Leandro Betancor Fajardo

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En los siete minutos de tensión que duró el silencio informativo de la nave Perseverance, el más avanzado laboratorio de astrobiología construido por el hombre que jamás haya viajado tan lejos, la NASA entera se mordía las uñas. Durante la maniobra de amartizaje el tiempo se detuvo en todo Houston.

Y también en Egipto. 

Allí el bueno de Wally Rose, el récordman mundial de apnea y trompetista, trataba de superar en aquel justo momento su marca personal en el Mar Rojo. Y que fuera allí no era casualidad. Wally, conocido por todos con el sobrenombre de “El Marciano”, quiso que el Planeta Rojo y el Mar Rojo contuvieran la respiración al mismo tiempo. 

Su técnica era la del “soplido lento”. Entrenaba en casa con su trompeta y largaba el aire despacio, cambiando la nota cada cuarenta y cinco segundos. Así consiguió, además de mejorar su exitosa capacidad respiratoria, componer tres magníficos discos de jazz junto a su banda, los Breath Boys de Omaha. 

En Houston los minutos de desconexión terminaron con un atronador aplauso tras la llegada del primer informe del robot. La imagen del cráter Jezero confirmó la existencia de agua en Marte. 

En el Mar Rojo el equipo de Wally no pudo hacer nada por reanimarle. Había batido su propio récord dejando de respirar bajo el agua. Para siempre. 

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