El misterio de Yeremi, el niño que desapareció como en su cuento
La desaparición del niño Yeremi Vargas, de la que se cumple un año el próximo lunes, guarda un curioso paralelismo con un cuento infantil que su madre, Ithaisa Suárez, le regaló muchos años antes: Yeremi desaparecía en Vecindario (Gran Canaria) cuando jugaba en la arena con su cubito.
Con su voz cadenciosa y mirada alejada, la joven madre de Yeremi llama la atención sobre el reciente hallazgo del librito entre las cosas del niño y destaca las semejanzas que, al leerlo, encuentra ella entre la ficción del cuento y la triste realidad que vive, pero que, por contra, aviva su esperanza.
El misterio de la piedra mágica es el título del cuento personalizado, promoción de una marca de pañales, que Ithaisa encargó en el año 2000 para Yeremi, cuando no había cumplido un año, y que ahora enseña con la esperanza de que “ojalá se cumpla” su final feliz.
“Una mañana, Jeremy José (nombre real del niño), de 8 meses, de Vecindario, estaba jugando en el parque. Con su cubo y su palita, estaba excavando la arena para construir un castillo...”, comienza el cuento, que a continuación refiere cómo “por un extraño encantamiento el parque en el que estaba jugando desapareció” y Yeremi “se encontró en un bosque encantado”.
“¡Me parece increíble que en el cuento Yeremi desaparezca como le vi por última vez”, explica Ithaisa en su domicilio familiar, donde nunca falta nadie por si suena el teléfono.
Fue el 10 de marzo de 2007, pasadas las 13:30 horas, en un solar a escasos metros de su vivienda familiar del barrio de Los Llanos, una zona tranquila y humilde de la localidad de Vecindario. Es un lugar sosegado y, como el suceso, inopinado.
Yeremi, sucio de tierra, jugaba con sus primos; Aaron, de 9 años, y Alexis, de 5.
Herminia Santana, abuela de los tres niños, llegó en coche con Ithaisa de comprar pollo para comer y les gritó: ¡Suban chiquillos a comer!.
Pero Yeremi nunca subió y desapareció a escasos metros de su abuelo y unos tíos, que se encontraban todavía en la puerta de casa.
Creen que alguien se lo llevó entre las 13:35 y las 13:40 horas por la calle de atrás del solar, a donde no solía ir el menor a jugar, pero allí se encontró su cubito amarillo, derrumbado, como única señal de lo que pudo pasar.
La desaparición de Yeremi (el nombre con “Y” fue un error en los primeros carteles que se imprimieron) desató la mayor operación de búsqueda en Canarias, que todavía tenía fresca la desaparición siete meses antes de otra menor, Sara Morales.
Todo se ha investigado, empezando por su familia. “Mientras no aparezca el niño somos todos sospechosos”, admite la abuela.
Un año después del suceso, Ithaisa confiesa que la desaparición de su hijo es “un misterio muy grande”. “Se nos han pasado miles de cosas por la cabeza, porque ha podido pasar cualquier cosa. Todas la hipótesis están abiertas, porque no hay nada que indique nada”, dice.
El cuarto del niño está inalterado desde hace un año: la cama sigue con las mismas sábanas, con sus muñecos de Spiderman sobre una colcha de Winnie the Pooth y Tiger, y, desde un rincón, observa el muñeco de ET que tanto le gustaba a Yeremi, aunque por la noche pedía que se lo quitaran de la habitación porque le daba miedo.
El hermano de desaparecido, Aidán, de 2 años, no se entera de nada y se limita a dar besos al retrato de Yeremi cuando se lo piden.
“¡Dios mío, por qué nos ha tocado vivir esto!”, se lamenta la abuela Herminia, quien confiesa que algunos días necesita oler “la ropita” de Yeremi, mientras muestra fotos, recortes, periódicos y revistas con noticias sobre el caso, que guardan para cuando regrese: “El día que vuelva hay que decirle todo lo que han hecho por él”.
En la ficción El misterio de la piedra mágica, el niño se alía con un oso, defiende a los animales del bosque y puede con la bruja mala.
En el mundo real, Ithaisa no se desprende del cuento, comenta su desenlace y desea que se cumpla un día: “Al final... del mismo modo que se encontró de repente en el bosque encantado, Jeremy José apareció de nuevo en el parque de su ciudad: Vecindario”, acaba el relato.
“Estoy deseando que aparezca como en el cuento y volverle a ver como cuando desapareció, con su cubito, y que todo esto no haya sido más que una pesadilla”, afirma Ithaisa