La odisea de las canarias Brenda y Arminda tras sufrir un accidente en Albania y cruzar la frontera hasta un hospital en Grecia

Brenda y Arminda en el hospital de Grecia.

Jennifer Jiménez

Las Palmas de Gran Canaria —
22 de octubre de 2023 19:42 h

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Brenda y Arminda, dos canarias que viajaron a Albania en el mes de septiembre con otras amigas, nunca imaginaron que las vacaciones que tanto habían planeado terminarían resultando una pesadilla. Una de ellas sufrió un accidente en el hotel donde se hospedaban y quedó muy afectada de las costillas y el bazo. El periplo vino después; con información confusa en los hospitales, llegando a temer por su vida. Además, denuncian haber recibido una atención que consideran “deficiente”. Las canarias lamentan que tuvieron incluso que firmar un documento en un idioma totalmente desconocido para ellas que colocaba la responsabilidad del accidente en ellas. Durante varios días se enfrentaron a dificultades y a la incertidumbre sobre cuándo podrían regresar a Gran Canaria.

El viaje transcurría con normalidad por el país europeo, donde realizaron varias excursiones, hasta que una noche, Brenda se cayó en una zanja en el hotel donde se hospedaban (ambas la definen como “un pozo abierto de metro y medio sin tapar, y en medio de un paso”). Una abertura en el suelo que aseguran que no estaba señalizada y en la que tropezó después de tender la ropa que había lavado al terminar la jornada. El hotel estaba situado en una zona alejada de la ciudad y pensó que sus heridas no serían tan graves, por lo que esperó al día siguiente para acudir al médico.

Arminda, la pareja de Brenda, relata que cuando su compañera se despertó al día siguiente no podía levantarse de la cama del dolor tan intenso que tenía en las costillas. Decidieron hablar con el hotel y llamar a una ambulancia, que por la situación geográfica donde se encontraban tardó más de una hora. Una vez en el hospital, aseguran que el hotel se desentendió de ellas. Allí, Arminda empezó a temer por la vida de Brenda ya que la información que le llegaba era confusa, pues no entendía el idioma. Más tarde, llegó la Policía y se comunicaron por la aplicación de Google Translate. Lo único que alcanzaba a entender eran preguntas sobre cómo habían ocurrido estos hechos y sintieron que los agentes estaban tratando de culpabilizarlas. En este centro, los sanitarios llegaron a decir que Brenda se encontraba realmente grave.

Las horas transcurrían entre el caos y Arminda sentía cada vez más incertidumbre por el estado de salud de Brenda, pues el hospital no les transmitía confianza y menos si se diera el supuesto de que tuviera que ser intervenida quirúrgicamente. Tras hablar con el seguro y con la Policía decidieron que era mejor trasladar a la accidentada en ambulancia hasta Grecia cruzando la frontera para que allí fuera tratada en un hospital de la Unión Europea.

Sin embargo, antes de abandonar Albania tuvieron que firmar un documento que, según lo poco que alcanzaron a comprender, exime al hotel de responsabilidades y sitúa la culpabilidad de este accidente en la afectada. Remarcan que firmaron ese papel porque les insistieron en que, de otro modo, no podría llevarse a Brenda a otro centro hospitalario y temieron que, por la información que tenían de este hospital, la afectada podría tener una hemorragia interna. “Recalcar que la embajada nos dijo que no nos podía ayudar hasta el día siguiente y nosotras, desesperadas, porque no entendíamos nada del idioma, ni siquiera ellos hablaban algo de inglés”, añade Arminda.

Denuncian atención deficiente en Grecia

En ese momento, Arminda insiste en que solo quería que atendieran a su compañera en un hospital seguro, con buenas condiciones. Una vez en Grecia, donde podían ser atendidas gratuitamente gracias a la tarjeta sanitaria europea, explican que las condiciones no fueron mucho mejores. Al llegar al hospital, se encontraron con carencias de materiales como medicina, ropa de cama sucia, instalaciones en mal estado y que la comida era deficiente.

“Ni siquiera cambiaban las sábanas ni las mantas”, afirman las canarias, que relatan que ante la falta de “higiene” de este centro tuvieron que comprar con dinero de su bolsillo desinfectante y productos de limpieza. “Pasaron hasta siete personas por nuestra habitación, entre ellas una niña y las mantas y la almohada eran las mismas, sin lavar”, añaden. En este complejo hospitalario denuncian que también se fumaba por los pasillos y habitaciones, tanto por parte de usuarios como de sanitarios y estaba todo impregnado de colillas.

“Hemos pasado mucho miedo, la desinformación y el mal trato por parte de los médicos y enfermeros ha sido terrible, las condiciones de ese hospital ni te cuento y las negativas a mi seguro de pedir informes y pruebas o un traslado a otro hospital. No le hicieron una resonancia porque tenía un retenedor en la boca, aunque se la podían haber hecho perfectamente…”, lamenta Arminda.

 Este redacción se ha puesto en contacto con la embajada de España en Albania para conocer lo ocurrido y preguntar si se había prestado algún tipo de ayuda a estas mujeres. Desde este organismo respondieron que habían enviado un informe detallado del caso a la Oficina de Información Diplomática, adscrita al Ministerio de Asuntos Exteriores. Esta oficina ha explicado que “la Embajada ha hecho un seguimiento exhaustivo del caso, asistiendo en todos los trámites posibles a su alcance”. Así mismo, ha informado de que la comunicación “es constante y la Embajada continúa ofreciendo sus servicios y asistiendo en el caso”.

Las canarias lograron llegar a su casa a finales de septiembre y, desde entonces, Brenda ha recibido atención sanitaria en su hospital de referencia. Ahora mismo se encuentra recuperándose poco a poco de lo ocurrido. Arminda se encuentra ya incorporada a su puesto de trabajo pero insiste en que está buscando abogados que puedan llevar el caso y poder demandar al hotel donde se hospedaban. Cree que es complicado al tratarse de un caso que ocurrió en un país extranjero, pero no tira la toalla. Asegura que han recibido muchas llamadas de las instituciones, sobre todo una vez llegadas al Archipiélago, pero sostienen que aunque se han interesado ahora por su caso se han sentido muy solas en esta odisea.

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