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Parque nacional en Gran Canaria: 46 años de peticiones desatendidas con escaso interés institucional

Roque nublo. (ALEJANDRO RAMOS)

Alba Morales

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La reivindicación de un parque nacional para la isla de Gran Canaria tras casi 50 años podría materializarse ahora si la acción emprendida por antiguos miembros de la Asociación Canaria para la Defensa de la Naturaleza (ASCAN) consigue el respaldo del Cabildo de Gran Canaria y del Gobierno de Canarias. De momento solo cuenta con el aliento del movimiento ecologista.

Cuatro antiguos miembros de la Asociación Canaria para la Defensa de la Naturaleza (ASCAN) han retomado públicamente la petición de un parque nacional en Gran Canaria tras casi medio siglo desde la primera propuesta. A través de una carta presentada el 13 de julio y dirigida a 54 destinatarios, los firmantes defienden la fundación de un parque por las condiciones de biodiversidad que reúne Gran Canaria. Esta reactivación se une en el tiempo a la que se gestiona para el Parque Nacional Marino del Mar de Las Calmas de la isla de El Hierro.

Actualmente en España existen quince parques nacionales, cuatro de ellos en las Islas Canarias: el Teide, la Caldera de Taburiente, Timanfaya y Garajonay, ordenados cronológicamente por su fecha de declaración. La inexistencia de una figura de protección de este tipo en Gran Canaria lleva en el aire desde 1974, cuando ASCAN realizó una petición al extinto Instituto para la Conservación de la Naturaleza (ICONA). Pero la situación podría cambiar ahora a raíz de esta solicitud.

En la carta, con fecha de 13 de julio y firmada por la ilustradora Mary Ane Kunkel y tres expresidentes de ASCAN (Luis García-Correa y Gómez, Servando López Peláez y José Julio Cabrera Mujica), solicitan el apoyo para la creación de un parque nacional en Gran Canaria, tal y como ya plantearon en la década de los 70. La singularidad y exclusividad de “la geología, la flora, la fauna, la arqueología y la etnografía” de la isla, junto al “bienestar económico de los lugareños”, son las razones que esgrimen para la creación de un parque con los “atributos necesarios como para que realmente la isla sea una isla de escándalo”, en expresión de José Julio Cabrera. 

Licenciado en Geografía por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) y presidente de ASCAN entre 1989 y 1994, decana de las asociaciones ecologistas en España pero con sentir conservacionista, este firmante destaca la relevancia de la creación de un parque en Gran Canaria pues a escala nacional “le damos la máxima categoría de protección que hay en todo el Estado”. De vital importancia si se tiene en cuenta que dentro del parque podría haber, según resalta José Julio Cabrera, más de medio centenar de endemismos únicos de la isla.

Esta peculiaridad se une al planteamiento que se realiza ahora y que, al igual que ocurre en los Picos de Europa (Asturias), convertiría a la posible reserva en “un parque nacional parcialmente antropizado porque el hombre es fundamental como hacedor del paisaje; porque ahí no solamente estamos hablando de paisajes naturales, estamos hablando de paisajes culturales”. 

El cuervo, que actualmente está desapareciendo en Gran Canaria, y otras especies como el alimoche o el guirre, podrían beneficiarse de la intervención humana si se cobra por entrar al parque. Así lo ha asegurado José Julio Cabrera, quien puntualiza, que la protección de estas aves y la creación de “corredores mucho más específicos y con dinero para el pinzón azul, conectando Tamadaba con Inagua e incluso con la Cumbre”, además de lugares a los que los animales pueden acercarse para beber.

Otro aspecto que defiende el firmante es el tratamiento de las aguas residuales en el parque nacional. De crearse un sistema de recogida y tratamiento, “no solo puedes regar sino que cuando hay un incendio, primero, la flora no está tan seca, luego es menos proclive a arder, y segundo, un helicóptero puede cargar en todos los lugares aunque sean aguas fecales”.

¿Y qué zonas comprendería? Alrededor de 10.000 hectáreas distribuidas entre “el Roque Nublo, Pajonales-Inagua y Tamadaba”, zonas que se encuentran en el Parque Rural del Nublo y a las que se añadirían los espacios sagrados de montaña de la isla, a excepción de Risco Caído. “Y entraría también la Reserva de la Biosfera”, remarca Cabrera. Es en este último espacio donde se encuentra el ecosistema de cardonal tabaibal, formación vegetal que en 1974 el ICONA solicitó se incluyera, pero no el único elemento a destacar dentro del parque. Otros endemismos, el sistema de diques cónicos (conductos que permiten durante las erupciones el ascenso de la lava con forma de conos) y muestras de vulcanismo explosivo y ultra explosivo, son algunos de los aspectos que podrían incorporarse. 

Aparte de los méritos geológicos, físicos y geomorfológicos que posee la isla, el expresidente de ASCAN considera que se trata también de una cuestión sentimental, porque “es de justicia que Gran Canaria lo tenga” y “por atracción turística, por reconocimiento de nuestros valores, por nuestro tema identitario”. La solicitud recoge además una historia de trabajo prolongado durante casi medio siglo: “Es triste que te vayas y no dejes ni siquiera después de todo el esfuerzo que has hecho que reconozcan algo por lo que tú has luchado”. Y más teniendo en cuenta que la edad de los firmantes se sitúa entre los 72 y los 92 años. 

El político misterioso que lo frustró

De prosperar, podría cerrar así un capítulo de la historia ambiental de Gran Canaria que inició el ICONA, que finalmente no tramitó, y al que se apuntaron el exministro Josep Borrell (PSOE) y el ex presidente del Cabildo insular José Macías Santana (PP). Pero todo se frustró porque se topó con la negativa de un político cuyo nombre se niegan a desvelar los promotores. 

José Julio Cabrera sostiene que el actual presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, no es partidario de esta declaración. Consultado el Cabildo, fuentes oficiales aseguran que “se está haciendo una valoración por los equipos técnicos, pero no hay una decisión adoptada todavía”.

Del lado de las instituciones se encuentra la Consejería de Transición Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Planificación Territorial del Gobierno de Canarias que ha manifestado que “valora positivamente esta propuesta” y “que ya se encuentra en manos de los técnicos del departamento, quienes se encargarán de estudiar la viabilidad de la misma dentro de los plazos establecidos”.

La carta de petición viene unida a una captación de apoyos en Change.org también promovida por José Julio Cabrera bajo el nombre “Un Parque Nacional para Gran Canaria”. En las dos semanas que lleva en la red, han firmado poco más de 150 personas de las 200 necesarias para cerrar la solicitud. Escasa defensa si se considera también que la solicitud sólo “está apoyada ahora mismo por la Universidad de La Laguna y la Real Sociedad Económica de Amigos del País”, dos de los 54 destinatarios a los que se ha dirigido el documento el mes pasado. 

Eugenio Reyes, portavoz de la federación Ben Magec-Ecologistas en Acción y de la que forma parte ASCAN, es una de ellas. Resaltando la protección de Espacios Naturales y apoyando siempre desde la asociación toda iniciativa que proteja el medioambiente, el portavoz considera que un parque nacional para la isla “más que necesario es bueno” no solo por el ecosistema sino también económicamente al estar “dotados de cuatro millones de euros al año, como mínimo”.

La diversidad de la que goza Gran Canaria, reflejada por ejemplo en la flora no vascular (las especies que carecen de tallo y flor) y que comprende “una quinta parte prácticamente de toda la biodiversidad amenazada del archipiélago canario” en la franja situada entre La Aldea de San Nicolás y Agaete, es muestra de las condiciones que aúna la isla para contar con un parque nacional. Máxima protección que apoyan todas las corrientes medioambientales, como afirma Eugenio Reyes, pero cuyo tema táctico varía. “Otra gente no ve, no tiene claro si es el momento ahora o más adelante o de guardar ese cartucho”.

Otra voz que resuena es la de Michel Jorge Millares, periodista experto en naturaleza y antiguo miembro de la Junta Directiva de ASCAN, quien desde hace al menos 40 años ha defendido que Gran Canaria podría y debe contar con un parque propio “porque tiene los valores naturales, medioambientales, suficientes para poder tenerlo”, como el ecosistema de cardonal tabaibal en la Reserva de la Biosfera y que no se encuentra protegido por ninguno de los cuatro enclaves que existen en Canarias. Razón más que suficiente porque no se puede “declarar un parque nacional con unos contenidos, con unos elementos justificativos que ya estén protegidos”. Por otro lado, la propuesta que se baraja coincidiría con territorios que pertenecen en su mayoría al Cabildo insular y que el periodista considera que “facilita muchísimo la posibilidad de conseguir que se declare parque nacional” pues “permitiría además que el Estado financiara esa gestión, conservación y divulgación del parque nacional”.

La protección medioambiental no es la única ventaja de declarar un parque nacional pues a la financiación de los espacios se uniría “un atractivo más a sumar a la marca turística de Gran Canaria”. Pero, ¿por qué ahora? Jorge Millares considera que es una demanda que aún no se ha resuelto. “Lo que es impresentable es que estemos en 2020 y después de casi 50 años sigamos sin parque nacional cuando tenemos la experiencia de cuatro parques nacionales que hay en Canarias que han sido un motor económico para esas zonas sin valor económico” previo. 

Actualmente el único documento del que se dispone para conocer la propuesta del Parque Nacional de Pilancones es el Inventario de los recursos naturales renovables de la provincia de Las Palmas (Islas Canarias, España), más conocido como Proyecto 817, y que el Cabildo de Gran Canaria publicó en 1974. El inventario es el antecedente de la Ley 12/1987, de 19 de junio, de declaración de Espacios Naturales de Canarias y sienta las bases para un parque que finalmente no se tramitó. Entre las características del entonces Parque Nacional de Pilancones, recoge una extensión de entre “45 a 50 kilómetros cuadrados” situados en el centro-sur y cuya mayor atracción iba a ser el pinar canario. 

La última carta de ASCAN podría cerrar la historia de intentos y retrocesos para crear un parque nacional en Gran Canaria que comenzó con el sí del ICONA en 1974 pero cuyo informe no tramitó y que continuó en la década de los 80 con Carmelo Artiles, entonces presidente del Cabildo, quien se encontró con la presión vecinal de Tejeda.

Se reactiva el parque nacional de El Hierro

La iniciativa para declarar el Parque Nacional Marino del Mar de las Calmas, el primero exclusivamente marítimo del país, se reactiva ahora a propuesta del presidente del Cabildo de El Hierro, Alpidio Armas (PSOE). La recuperación del proyecto se produce tras varios años durante los cuales la Corporación apenas ha avanzado en la propuesta de parque nacional.

Alpidio Armas defendía así la iniciativa en un evento celebrado el pasado 17 de julio en el Centro de Interpretación de la Reserva de la Biosfera de El Hierro con motivo de una campaña para recordar las razones que llevaron a la isla a la consideración de Reserva Mundial. “Toca ser valientes y tomar una decisión, escuchar a todos los colectivos afectados directamente por esa posible declaración y a toda la ciudadanía herreña. Escuchar sus posicionamientos, intentar que esas aristas puedan tenerse en cuenta, acercar posiciones y adoptar la mejor decisión posible para la isla”, declaraba. Al mismo tiempo el presidente mantuvo que el proyecto no debe quedar en un “estado de indefinición” y que cualquier decisión debe ser adoptada lo antes posible.

Esta postura es la continuación de una entrevista mantenida el año pasado donde Alpidio Armas aseguraba que se pediría al Gobierno de España información sobre el estado en el que se encuentra la propuesta de parque nacional y poder definir así la inversión prevista, el volumen de puestos de trabajos que se crearían,... “Y luego hay que definir mejor cuáles son los límites y usos permitidos. Con esa información haremos una explicación pública en la Isla para que todo el mundo conozca la propuesta y consensuar entre unos sectores y otros. Pero tenemos que tener un parque nacional marino en el que quepamos todos”. 

El parque nacional de El Hierro contaría con una extensión de 21.408 hectáreas en la zona del Mar de las Calmas, localizada en la costa suroeste, donde viven más de quince especies de ballenas y delfines, ejemplares de tortugas bobas y otras cuatro variedades de tortugas marinas, además de cetáceos y peces luna. En este espacio, elegido por el entonces Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente, también se encuentran acantilados volcánicos y algas coralinas.

La posibilidad de reactivar el proyecto acabaría así con los intentos que comenzaron en 2015 con una propuesta preliminar del Organismo Autónomo Parques Nacionales y que continuaron hasta principios de 2019 con iniciativas del entonces Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente y grupos como el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, en inglés) y el Grupo Parlamentario Sí Podemos Canarias. 

El enclave también contaba con el apoyo de Teresa Ribera,ministra para la Transición Ecológica, quien se comprometió en el Senado a proseguir con su declaración, y María García Rodríguez, exsecretaria de Estado de Medio Ambiente, quien aseguró en junio de 2017 que el enclave se incluiría en los próximos meses a la red de parques. Fue justo este último organismo el que se implicó en julio de 2018 a crear un espacio de diálogo para que la propuesta fuera acertada y consensuada.

Una de las personalidades que frenaron la creación del Parque Nacional Marino de Las Calmas fue Belén Allende, expresidenta del Cabildo herreño, quien aseguró en 2017 que antes de pronunciarse sobre el tema, celebraría un proceso participativo para conocer la opinión de los ciudadanos. Allende había acordado dar una respuesta el 20 de junio de ese año pero prorrogó la fecha porque la consulta ciudadana aún no había finalizado y nunca se llegó a producir. 

Los partidos políticos también jugaron su papel al frenar en una sesión plenaria celebrada a principios de febrero de 2020 la moción sobre el parque. El grupo de gobierno, formado por la Agrupación Herreña Independiente (AHI) y Coalición Canaria (CC), votaron en contra mientras que el Partido Socialista y el Popular se abstuvieron.

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