Los mayores de la residencia grancanaria de El Pino “no corren ningún riesgo”: “Ningún otro ha presentado síntomas compatibles con el coronavirus”

Centro sociosanitario El Pino.

Natalia G. Vargas

Las Palmas de Gran Canaria —

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Dos días después de que una usuaria del centro sociosanitario de El Pino, en Gran Canaria, diera positivo por coronavirus, la situación en la residencia es de “absoluta normalidad”, tal y como ha explicado a esta redacción la consejera de Política Social y Accesibilidad del Cabildo de Gran Canaria, Isabel Mena. En estos días, y tras la aplicación de las medidas de contención trasladadas por la Consejería de Sanidad, ningún otro usuario ha presentado síntomas compatibles con la enfermedad y todos los profesionales que atendían la planta donde se encontraba la mujer afectada están en aislamiento por si fuera alguno de ellos el portador del COVID-19. “No hay ningún riesgo para el resto de los usuarios”, subraya Mena. 

Entre las medidas de contención adoptadas este fin de semana figuran la limpieza integral, la desinfección y el aislamiento completo de la planta y del pasillo donde estaba la usuaria, que sigue ingresada y estable en el Hospital Doctor Negrín. Toda la plantilla está en cuarentena, y los servicios del área de Sanidad del Gobierno de Canarias trabajan para identificar quién es el portador del virus.

Sin embargo, la consejera destaca que el Cabildo de Gran Canaria ya había aplicado varias restricciones antes de que el Gobierno de España declarara el Estado de Alarma. “Hace más de diez días que solo pueden entrar y salir de las residencias de la Isla los trabajadores”, destaca. Las visitas de los familiares ya estaban prohibidas. “Es una medida dura, pero garantiza que ninguna persona que tuviera coronavirus accediera a los establecimientos y evita la acumulación de un gran número de personas en los centros”, añade. 

En El Pino también se sectorializó el trabajo. “Una persona solo atiende a un total de 20 usuarios, y esos 20 usuarios solo están en contacto entre ellos”, explica. Los distintos grupos no comparten comedor, ni zonas comunes. “Cualquier brote que surgiera no supondría ningún contagio masivo como ha ocurrido lamentablemente en residencias de Madrid. Se podría controlar fácilmente, como en este caso”. Asimismo, la consejera aclara que la usuaria no salía mucho de su habitación por “sus circunstancias” personales, de modo que las posibilidades de contagio son muy pocas. 

Isabel Mena insiste en que “lo más importante es lanzar un mensaje de tranquilidad”, ya que la situación es “muy dura” para los familiares que no pueden ver a sus allegados desde hace más de diez días: “La lejanía hace que la incertidumbre sea mayor”. 

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