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''Las sociedades civilizadas deberían reconocer que la salud es responsabilidad del Estado''

Luis Martín

Richard J. Roberts es un químico británico que actualmente reside en Estados Unidos, donde es director de investigación de New England Biolabs (Beverly, Massachusets).

En 1993 Roberts fue galardonado, junto a Phillip Sharp, con el Premio Nobel de Fisiología o Medicina por sus descubrimientos sobre la estructura de los genes en 1977.

Hasta entonces se creía que el gen era un segmento continuo dentro de la molécula del ADN. El estudio del material genético del adenovirus, causante del resfriado común, fue lo que llevó a Roberts a descubrir que un gen individual podía contener varios segmentos de ADN, y que, por tanto, la información genética estaba dividida. Además de redefinir el conocimiento evolutivo de los genes, el descubrimiento de Roberts ha sido fundamental para el estudio científico en biología, así como la investigación médica del desarrollo de enfermedades como el cáncer.

Usted vive en un país en el que se debate si en sus aulas debe enseñarse el “evolucionismo” o el “creacionismo”. Ese debate tiene lugar al tiempo que ese mismo país ingenia un robot que envía imágenes desde el planeta Marte y crea huesos para trasplantes humanos a través de impresoras tridimensionales. ¿Cómo valora la prevalencia de semejantes contradicciones?

Dada la influencia que esos puntos de vista tienen (y que son básicamente la anticiencia) sobre la sociedad estadounidense, está claro que los científicos no estamos haciendo el esfuerzo suficiente para hacerlos desaparecer. Estamos fallando en la educación de nuestros jóvenes y dejamos que nuestros políticos se comporten como si la ciencia no existiera.

Siendo franco, considero un reflejo muy triste de nuestra sociedad en Estados Unidos que todavía nos resulte casi imposible hablar sobre muchas cuestiones científicas de manera racional. La lógica se ha convertido en un concepto muy difuso que evidentemente no es comprendido por muchos elementos de la sociedad.

En cuanto a nuestros políticos, a menudo siento que deberíamos destituirlos a todos y empezar de nuevo. Casi nadie en la población general cree que estén haciendo un buen trabajo y, sin embargo, se les permite seguir en el cargo. ¿Hemos perdido la razón?

El desastre nuclear de Fukushima ha llevado a Japón a anunciar la supresión gradual de la energía nuclear en un plazo de veinte años. ¿Puede el mundo permitirse dar la espalda a la energía nuclear?

No. Si bien hay muchas otras fuentes de energía que son tanto renovables como sostenibles, es poco probable que alguna vez puedan aprovecharse lo suficiente como para reemplazar al carbón, al petróleo y al gas natural.

Debemos mantener la opción nuclear hasta que podamos encontrar una alternativa realmente sostenible y que no contamine nuestra existencia.

De forma similar al debate nuclear, se están endureciendo los movimientos en contra de los alimentos modificados genéticamente o transgénicos. ¿Qué opina?

Una vez más nos encontramos ante un caso donde la política supera a la lógica y al sentido común. El ejemplo más notorio se encuentra en Europa, donde el Partido Verde hizo de los alimentos modificados genéticamente su grito de guerra político y fue capaz de convencer a un público generalmente cauteloso de peligros que no se han demostrado que existan.

Lo más triste de todo esto es que, de todos los países del mundo, los de Europa no son los que tienen una necesidad acuciante de producir alimentos modificados genéticamente. Así que los políticos europeos no están condenando a su población a la hambruna sin este tipo de alimentos. En cambio, en muchos países en vías de desarrollo no habrá alimentos suficientes para sostener a la población actual y futura sin alimentos modificados genéticamente. Por lo tanto, el movimiento de los verdes para tratar de convencer a estos países de los peligros de los alimentos modificados genéticamente borda lo criminal. ¡Son los verdes los que son un peligro!

Personalmente, yo estaría a favor de acusar de crímenes de lesa humanidad a esos políticos que tratan de exportar sus campañas anti alimentos modificados genéticamente a África y a otros lugares. Si tienen éxito, serán responsables de más muertes que los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.

Ante la actual crisis económica, sobre todo en la Europa mediterránea, parecería lógico enfocar esfuerzos hacia avances científicos y tecnológicos para el desarrollo de nuevos modelos económicos. Sin embargo, la investigación y la educación son las partidas presupuestarias por las que se ha empezado a recortar. ¿A qué atribuye esta falta de preocupación por la ciencia?

Creo que el problema es que muchos políticos dan la ciencia por sentado y no se dan cuenta de que ésta necesita un sustento constante para avanzar y mantenerse sana. También hay una fuerte tendencia por parte de los gobiernos a menospreciar el valor de la ciencia básica, que es de donde provienen los principales avances futuros y, cuando optan por invertir lo hacen centrándose en el potencial a corto plazo o en investigación muy aplicada a un fin específico.

Por otro lado, también me parece que a los políticos les encanta hablar acerca de lo importante que es la educación, pero luego vuelven a la rutina de no financiarla. ¿Podría ser que [los políticos] prefieren una población sin educación porque temen que una población bien educada los descubra y los eche?

Usted es científico y empresario. ¿Cuáles considera que son los elementos necesarios para que un país impulse de manera óptima el surgimiento de un ecosistema rico en investigadores científicos, innovadores y emprendedores tecnológicos?

Lo primordial es valorar más la educación y apoyar a los jóvenes que quieran romper con la tradición y moverse en nuevas direcciones.

Con demasiada frecuencia, el envejecimiento de la población de la que provienen muchos políticos se ha vuelto tan anquilosada que rechaza el cambio, y esto no es compatible con el tipo de jóvenes rebeldes que son los innovadores y emprendedores del mañana.

Siempre les digo a los jóvenes que su misión consiste en rebelarse contra los dogmas y las viejas ideas y darse cuenta de que es posible que ellos mismos tengan las mejores ideas para el futuro. Después de todo, el mundo que están construyendo será su mundo.

¿Cuál es la clave del éxito del modelo estadounidense de investigación científica privada? ¿Es la investigación con fines de lucro el mejor modelo para todas las formas de progreso científico o hay excepciones?

No estoy de acuerdo con la premisa de que la investigación privada sea lo que ha hecho de Estados Unidos un país exitoso en el campo de la ciencia. Más bien es la combinación de recursos públicos y privados lo que lo ha hecho posible.

Uno de los ejemplos más notables ha sido el avance de la industria de la biotecnología, que surgió de la guerra contra el cáncer financiada con fondos públicos y que fue iniciada por el presidente Nixon. Los primeros avances llegaron con dinero público, no con dinero privado. De hecho, como regla general, el único momento en que el dinero privado entra en juego es cuando algunos inversores creen que, partiendo de investigación básica previa, pueden hacer una fortuna aplicándola a un problema específico.

Por lo tanto, la parte privada de la inversión, por lo general, sólo se activa cuando la labor pionera ha culminado. Esto no quiere decir que no surjan más avances, sólo que, por lo general, lo que alimenta el entusiasmo para los inversores privados es la posibilidad de un producto y un mercado a la vista, con la promesa de grandes beneficios.

¿Cuál es el modelo de negocio de su empresa, New England Biolabs (NEB)?

NEB es bastante diferente a la mayoría de las empresas del mundo de hoy y nuestro éxito ha explotado en la cara de los modelos de negocio habituales, que predijeron que fracasaría muy temprano porque hicimos todo mal (por ejemplo, ir en contra de los modelos económicos).

Somos una empresa que reparte beneficios, que apuesta fuertemente por la investigación básica y que tiene a un fundador, el Dr. Don Peine, que no estaba interesado en hacerse rico. Más bien, él quería invertir las ganancias de la empresa en investigación y quería ayudar a investigadores de universidades y empresas proporcionándoles los reactivos de la más alta calidad a precios asequibles. De hecho, cuando comenzamos la clonación de genes de enzimas de restricción y abaratamos su producción, de inmediato bajamos los precios. Esto fue un hecho inaudito. Por lo general, una empresa desea embolsarse el aumento de los beneficios que resultan de mejores márgenes comerciales.

¿Cuáles son las aplicaciones de los productos que NEB comercializa y cómo están afectando sus avances a otros campos de la ciencia actual?

Nuestro éxito inicial provino del hecho de que en 1975 fuimos la primera empresa en comercializar enzimas de restricción y de inmediato nos posicionamos como líderes del mercado. Todavía hoy mantenemos esa posición. Estas enzimas son absolutamente clave para el desarrollo de la industria de la biotecnología y siguen desempeñando un papel importante en técnicas de biología molecular. Mientras que al principio eran meramente reactivos útiles en laboratorios académicos, ahora se han encontrado usos en la investigación comercial y en los procedimientos de diagnóstico. Desde entonces hemos ampliado nuestra línea de reactivos en muchos otros aspectos de la investigación en biología molecular y vendemos polimerasas, metilasas de ADN y ARN y reactivos para la investigación en glicobiología.

Estamos orgullosos de ser una de las mejores compañías del mundo y de las que más saben de producción de enzimas.

Vacunas y tratamientos genéticos, órganos para trasplantes a partir de células madre, telemedicina... Algunos argumentan que, además de una vida más larga, estos avances también prometen reducir los costes en la atención sanitaria y favorecer su universalización. ¿Está de acuerdo?

Estoy completamente de acuerdo. Las sociedades civilizadas, de las que Europa es un ejemplo brillante, deberían reconocer que la salud es responsabilidad del estado, por lo que no debería ser una función más del sistema capitalista para ganar dinero.

No quiero que una empresa se beneficie de la premisa de que voy a enfermar. Y, definitivamente, no quiero un seguro privado que evalúe si voy o no voy a ponerme enfermo cuando estén calculando las primas que me vayan a cobrar y me nieguen cobertura si las probabilidades de que enferme son demasiado altas.

Mi salud no debe estar en peligro a causa de un cálculo basado en sacarme el máximo rendimiento.

Además de imponer pocas restricciones a la labor de investigación, donde destaca el campo de células madre, ¿qué más está impulsando el surgimiento de China como una fuente importante de investigación científica?

Una razón importante es que los chinos son inteligentes y que el país está dirigido por científicos, a menudo ingenieros, que reconocen el valor de la ciencia y del pensamiento lógico. Sus valores fundamentales se extienden a la población, que también aprecia la ciencia.

La investigación con células madre y sus derivados son la atracción de este momento, pero no me sorprendería que desarrollaran el próximo gran avance con la misma rapidez en otro campo. El gobierno chino también ha demostrado tener menor aversión al riesgo que los gobiernos de muchos países desarrollados, y está más dispuesto a invertir en talento.

Si algún día China descubre cómo estimular y fomentar la creatividad (por lo general, la del tipo rebelde) que caracteriza a la mejor ciencia del mundo desarrollado, todos acabaremos por detrás de ellos.

Al igual que sucedió con la fertilización in vitro, la selección de sexo se está convirtiendo en un negocio en auge. Teniendo en cuenta el rápido progreso en estas áreas, así como los avances en la investigación genética, ¿nos estamos acercando al Mundo Feliz de Huxley?, ¿una sociedad en la que veremos a los niños “alfa” de los ricos y poderosos compitiendo con niños “epsilon” de la gente común?

De hecho, los “niños alfa” (los niños con padres ricos) ya tienen una ventaja decisiva en la sociedad. Pueden entrar en Harvard con legacy scholarships [becas para familiares de ex alumnos] y comprar su acceso a la mejor educación y a las mejores empresas. No me parece que sea necesario “diseñarlos” genéticamente cuando ya están siendo tan favorecidos. Tal vez, y quizá lo más importante en este sentido, ¡no sabríamos ni por dónde empezar!

Me siento alentado por el hecho de que hay muchas de personas, provenientes de familias con escasos recursos, que están alcanzando grandes logros y que no han tenido que comprar su éxito. Sería muy triste si nos vemos capaces de diseñar personas “alfa”. Y qué aburrido sería el mundo ante la ausencia de la diversidad que le caracteriza en la actualidad.

La selección natural es mejor método, y probablemente más eficiente, de encontrar “alfas”. ¡Quién habría imaginado que lo mejor en muchos campos podría provenir de los países en vías de desarrollo de África, donde la curva de Bell de diversidad es la más amplia y los logros que tienen lugar son tan verdaderamente espectaculares!

* J. Luis Martín es director de Truman Factor.Truman Factor

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