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Vuelta parcial a las aulas canarias con nervios por la EBAU: “Es un alivio para preguntar las últimas dudas”

Alumnos y alumnas del IES Alonso Quesada vuelven a las aulas tras dos meses de clases digitales.

Jennifer Jiménez

Las Palmas de Gran Canaria —

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“¿Qué simboliza el bastón en La Casa de Bernarda Alba? ¿Y el color negro?” Son algunas de las cuestiones que se recordaban este jueves en una de las aulas del IES Alonso Quesada, en Gran Canaria, que abría sus puertas para que siete estudiantes de Segundo de Bachillerato se reencontraran con Eva, su profesora de Lengua Castellana y Literatura, y con sus compañeros y compañeras. Federico García Lorca ha sido uno de los protagonistas de la jornada ya que es uno de los autores del temario, pero también lo han sido las emociones, las dudas y los nervios que se han acumulado tras semanas de confinamiento y a las puertas de enfrentarse a una de las pruebas cruciales para muchos adolescentes: la temida EBAU. Aunque todos los centros educativos tenían la posibilidad de abrir sus puertas para impartir clases de refuerzo con carácter voluntario al alumnado de cursos de final de etapa, no todos los centros han optado por ello, al menos de momento. Hay centros que aún no habían sido desinfectados esta semana, otros que no habían citado al alumnado y otros que, como el IES La Minilla, su equipo directivo no detectó necesidad de volver a las aulas porque la experiencia telemática había sido positiva. 

Bright y Nivaria fueron los alumnos más madrugadores de este jueves. Estaban citados a las 10.00 de la mañana, pero casi media hora antes ya se reencontraban en la puerta, con sus mascarillas y manteniendo la distancia al hablar. Poco después saludaban a su profesora después de más de dos meses. Las señales pegadas en el suelo indican en el IES Alonso Quesada hacia dónde debían dirigirse. Por las escaleras había una dirección de subida bien marcada y otra de bajada, pero antes de subirlas hay que proceder a desinfectarse las manos. Estos geles serán parte de la rutina y en el aula habilitada para dar las clases de refuerzo también hay colocado uno sobre la mesa de la profesora. Las primera fila de mesas del aula no se puede utilizar y tampoco es posible tener compañero de pupitre, ya que la mesa de al lado ahora está marcada con una equis para impedir que nadie se siente. 

Estas semanas atrás no han tenido que enfrentarse a exámenes, pero sí que se han multiplicado las tareas, afirma Nivaria, que quiere estudiar Educación Infantil y Bright, al que le gustaría hacer audiovisuales. Estos días, estos alumnos de la especialidad de Humanidades aprovecharán para preguntar dudas a los docentes. De su clase, de 34, 18 se presentan a la EBAU y podrán acudir al centro en grupos de máximo diez personas. “Es un alivio para preguntar las últimas dudas”, insiste Bright. Para la profesora de Lengua y Literatura la clase de este jueves es “muy positiva” ya que anímicamente cree que es lo mejor para los estudiantes, para “no ir de casa a la EBAU, sino poder pasar por su aula ya que se han echado muchísimo de menos, aunque no se puedan ver todos”. Explica que la situación de confinamiento ha generado un poco más de tensión y que hay alumnos “que han tenido incluso ataques de pánico y hemos tenido que hacer de psicólogos a través de videollamadas y demás”. Las clases digitales asegura que fue un proceso duro al principio, porque hubo que adaptarse a ese sistema, pero “ha sido un aprendizaje para todos” y cree que la tecnología y las clases telemáticas “vienen para quedarse, yo ya lo tengo muy interiorizado”. 

Al aula acudieron este jueves en su mayoría chicas y un solo chico. La clase transcurrió con normalidad y principalmente solventando dudas. La expresión oral es muy puntuada en ese centro, donde desde cursos tempranos se empieza a trabajar la exposición para el alumnado aprenda a hablar en público, una destreza que sobresale en ese grupo de estudiantes. El director del centro, Antonio González, se mantiene muy optimista y explica que aunque “de la noche a la mañana hubo que dar clases 100% online” y al principio hubo problemas, poco a poco, a través de la plataforma Google Clasroom y EVAGD el alumnado en pocos días ha “estado trabajando bien”, pero el gran problema subraya es la brecha digital, algo que depende mucho del entorno en el que se sitúe cada centro. Y es que, la educación está muy ligada a las condiciones socioeconómicas de las familias.

En el caso de este centro se ha puesto a disposición del alumnado 70 tabletas electrónicas con tarjeta SIM ya que se detectó que había estudiantes con problemas de conexión o con dispositivos. No obstante, esa brecha digital será uno de los grandes retos de la Consejería de Educación, en vistas de que el próximo curso habrá que alternar las clases presenciales y digitales ya que habrá que bajar las ratios por aula. “Hemos aprendido muchísimo y habrá un antes y un después”, afirma. 

De cara al próximo curso explica que se barajan varios escenarios desde la Consejería. Por ello, su equipo está preparando el centro para el peor de los escenarios como habilitar espacios tales como bibliotecas, salón de actos e incluso espacios al aire libre para albergar al alumnado. Así mismo, están trabajando en la señalización de todo el centro y en las necesarias medidas de higiene. “El nuevo curso estará marcado por las condiciones sanitarias”, recuerda. 

La tableta: un aula en cambio

Centros como el IES La Minilla, también en Gran Canaria, no se han visto con la necesidad de abrir estas dos últimas semanas que restan de curso. Y es que, alumnado y profesorado ha vivido una experiencia positiva con las clases digitales. Según explica su jefa de Estudios, Rosa Romano, esta experiencia la venían trabajando desde hace tres años con el proyecto La Tableta: un aula en cambio. Gracias a esta iniciativa los estudiantes de primero, segundo y tercero de ESO han sustituido el libro por una tableta digital. En Bachillerato también se implementan experiencias de este tipo. 

Rosa Romano subraya que el proyecto del centro incluye formación para los docentes en nuevas tecnologías y también para las familias, a quienes se les ha facilitado formación sobre el uso de la web Pincel Ekade, una de las utilizadas por los centros de Canarias para información del alumnado y familias. Se trata de una experiencia que además puede ser una realidad en un centro como este donde el nivel socioeconómico de las familias no es bajo, aunque a los pocos casos de alumnos que han tenido problemas de conexión se les ha facilitado material desde el centro. 

No obstante, la jefa de estudios puntualiza que la “situación ideal no existe” y que las clases digitales tampoco pueden sustituir el valor de los contactos humanos, imprescindibles también para sociabilizar y para el desarrollo de la personalidad. Las primeras semanas fueron más fáciles y el alumnado se mostró más implicado a la hora de hacer los deberes, pero con los días ya se ha mostrado más cansado, también por la situación difícil de confinamiento que afecta a lo emocional. 

Así mismo, señala que el profesorado se ha implicado de tal manera que hay muchos docentes impartiendo la clase de una hora por vía telemática a través de videoconferencia con los treinta alumnos y que incluso los estudiantes de 4º de ESO han recibido orientación académica a través de la plataforma sobre qué posibilidades hay para seguir estudiando después de Secundaria. También se han realizado encuestas a través de estas herramientas para conocer en qué se debe mejorar y qué sí que está funcionando. La principal dificultad es que “lo digital no puede sustituir a lo humano” y aunque esta modalidad conviva en el futuro afirma que la asistencia presencial seguirá siendo importante. 

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