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Un brote de COVID-19 entre subsaharianos hace crecer los casos en Sáhara

En la primera patera, llegada el 14 de junio, catorce de sus 39 ocupantes dieron positivo; en la segunda, que llegó el día 18, ya son 19 (de 31 ocupantes) los que dan dado positivo.

Javier Otazu/ EFE

Rabat —

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Un brote de coronavirus entre los subsaharianos residentes en El Aaiún, detectado entre los ocupantes de tres pateras y en una fábrica de conserva de pescado, ha hecho elevar los casos de la covid-19 en la capital del Sáhara Occidental y su región.

Durante meses, El Aaiún y toda su región han estado libres de la covid-19, pero en la última semana no paran de acumularse los casos hasta sumar 157, de los cuales 94 han aparecido solo en la jornada del martes.

Las autoridades marroquíes no dan detalles sobre los focos donde se concentran estos casos, pero se sabe que 37 de ellos aparecieron el pasado domingo en la playa de Tarfaya, noventa kilómetros al norte de El Aaiún, después de que las fuerzas de seguridad interceptaran una patera que partía rumbo a Canarias y sometieran a test de descarte a sus ocupantes.

Los casos de Tarfaya se suman a los aparecidos también la pasada semana en la isla de Fuerteventura, tras la llegada de dos pateras en días distintos que habían salido en ambos casos de playas de El Aaiún.

En la primera patera, llegada el 14 de junio, catorce de sus 39 ocupantes dieron positivo; en la segunda, que llegó el día 18, ya son 19 (de 31 ocupantes) los que dan dado positivo.

Según supo Efe de fuentes del servicio de acogida en Fuerteventura, todos los casos positivos declararon que trabajaban en un mercado local de El Aaiún, donde prestaban su servicio a cambio de comida fresca, principalmente pescado.

Precisamente en el mercado de pescado de la costa de El Aaiún, conocido popularmente como “Playa”, trabajan numerosos subsaharianos, en condiciones deficientes de salubridad y donde no existe la menor distancia social.

Además, los 37 infectados de la patera de Tarfaya venían muy probablemente de El Aaiún, por estar en esta ciudad el punto de reunión de las comunidades de subsaharianos que se encuentran en la zona, siendo Tarfaya sencillamente un punto de salida de las pateras.

El periodista local Eluali Zaz aseguró a Efe que la operación de intercepción de la patera se ha saldado con el contagio de varios agentes, sea de la Marina Real marroquí o de la Gendarmería.

Pero además, en la misma zona de “Playa” de El Aaiún ha surgido otro brote, en este caso en una conservera de pescado sita en la misma zona y que emplea tanto a población local como a inmigrantes subsaharianas, lo que puede explicar el rápido aumento de los casos en la ciudad.

Las autoridades han trasladado a las personas infectadas a hoteles desocupados, según supo Efe de fuentes de sus familias, y ha cerrado algunas de las factorías donde apareció el virus.

En cualquier caso, la aparición de estos casos arroja interrogantes sobre las condiciones de vida de los subsaharianos en El Aaiún, y principalmente aquellos que permanecen detenidos en alguno de los centros de internamiento.

Al declararse la pandemia del coronavirus, el gobierno de Marruecos construyó a principios de marzo al menos tres centros de internamiento de emigrantes, uno en El Aaiún, otro en Tarfaya y otro a medio camino, en la localidad de Tah.

Según explicó a Efe Omar Naji, especialista en emigración dentro de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos, los centros se levantaron para internar a los emigrantes capturados antes o durante un viaje clandestino hacia las Islas Canarias, y su fin teóricamente era tenerlos en un lugar mientras durase el confinamiento domiciliario.

Sin embargo, cuando Marruecos decidió que El Aaiún y toda su región pasaran a la “fase 1”, sin confinamiento domiciliario, los inmigrantes siguen recluidos en los centros y no hay indicios de que vayan a ser puestos en libertad, lo que según él confirma que el internamiento no es por razones sanitarias, sino migratorias.

Uno de los ocupantes del centro de El Aaiún, identificado como Ouattara Isaac, de nacionalidad marfileña, aseguró a Efe que lleva detenido sin presentar cargo alguno más de tres meses pese a que él tenía “una casa y un oficio” cuando fue arrestado, y se quejó de las condiciones de vida en el centro donde hay ochenta internos. 

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