Una demanda, una baja médica y atención psicológica, la tensión entre una profesora y alumnos revuelve la Universidad de La Laguna
La tensión ha invadido en los últimos días la Escuela Superior de Ingeniería y Tecnología de la Universidad de La Laguna. La enemistad que existe desde hace años entre los estudiantes del grado de Ingeniería Química Industrial y la profesora de la asignatura Ingeniería de las Reacciones Químicas ha explotado este mes, y ha acabado con una demanda, una baja médica de la profesora y con una alumna recibiendo apoyo psicológico. La materia que imparte la catedrática María Emma Borges Chinea arrastra una alta tasa de suspensos. “Aprueban pocos y no es normal”, asegura el vicerrector de Innovación Docente y Calidad, Néstor Torres. Además, los alumnos sostienen que durante sus clases son infravalorados con comentarios despectivos. “Si ustedes son alumnos normales, podrán abordar la asignatura”, aseguran que les dijo Borges en una de las sesiones.
El episodio que desató el conflicto tuvo lugar el pasado 10 de marzo, durante la celebración de un examen de 5º convocatoria. Entre los alumnos que se presentaron, había una alumna extranjera que se ha visto obligada a prorrogar su visado para permanecer en España más tiempo del que tenía previsto al no haber superado esta asignatura, la única que tiene pendiente. Tal y como explica el vicerrector de Innovación Docente, la alumna solicitó que su examen fuera corregido por un tribunal y no por la catedrática. El protocolo a seguir cuando un estudiante realiza esta petición exige que, al finalizar el examen, el docente debe guardarlo en un sobre sellado que incluya su firma y la del examinado. Sin embargo, en la convocatoria del 10 de marzo, Borges Chinea salió del aula con el examen para fotocopiarlo. “Eso no se puede hacer”, ha explicado el vicerrector a este periódico.
Para evitar que la docente cumpliera su propósito, varios alumnos se desplazaron a la biblioteca donde la catedrática pretendía hacer una copia del examen. Allí se produjo un momento de tensión que hizo que la profesora, en compañía del profesor auxiliar Enrique González Cabrera, interpusiera una demanda hacia los estudiantes. En la demanda, a la que ha tenido acceso este periódico, los profesores reconocen que los alumnos “comenzaron a obstaculizar el intento de los denunciantes de acceder a la biblioteca para fotocopiar el examen”.
Además, aseguran que los jóvenes “acosaron”, “coaccionaron” e increparon a la docente diciéndole que ‘’no podía fotocopiar el examen“, que ”se creía intocable“ y que fotocopiar este tipo de pruebas era ”ilegal“ y suponía un ”abuso de poder“. La denunciante explicó también ante el Juzgado de Instrucción número 4 de San Cristóbal de La Laguna que después de este enfrentamiento sufrió un ataque de ansiedad y se trasladó a un centro médico para recibir un parte de lesiones.
El vicerrector Néstor Torres asegura que la situación es incómoda para toda la Universidad e insiste en que la institución empatiza con los alumnos. Asimismo, adelanta que desde su departamento están intentando encontrar una solución que permita reconducir la docencia de esta asignatura hacia un clima de trabajo favorable. Torres ha explicado a esta redacción que el asunto “no es nuevo” y tiene “bastante recorrido”.
Tras el incidente de marzo, algunos estudiantes han solicitado la impugnación del acta y la repetición del examen de esta convocatoria. Los alumnos apuntan a que el nivel de exigencia de los ejercicios no puede adquirirse en el “tiempo estipulado para una asignatura de seis créditos”. Otra de las causas que valoran es el ambiente de tensión y hostilidad “generado por el profesorado”. “El alumnado se encuentra en una posición donde la única asignatura que necesitan para graduarse está en manos de profesores que no actúan de forma imparcial”, destacan.
Los obstáculos para superar la asignatura forzaron a una alumna a abandonar la ULL para poder ingresar en otra universidad. El vicerrector considera que este ejemplo es “tristísimo” para el centro, ya que pese a que la estudiante ha hecho toda su carrera en Tenerife, recibirá el título de otra universidad del norte de la Península. La situación es aún “más dolorosa” para Torres porque el grado de Ingeniería Química Industrial cuenta con un sello de calidad internacional. A pesar de ello, destaca que lo ocurrido con esta catedrática es un caso “puntual”.
Otra alumna ha recurrido a la atención psicológica. En su informe médico, al que ha accedido este periódico, la profesional que la atiende destaca que la joven de 21 años presenta un alto nivel de nerviosismo por estar “desbordada y cansada”. En este mismo diagnóstico, se especifica que los inconvenientes surgidos en esta asignatura han intensificado sus crisis de ansiedad y la sensación de angustia.
La profesora se escuda en las “deficiencias” de los alumnos
Esta redacción ha intentado conocer la versión de María Emma Borges Chinea y Enrique González Cabrera, pero no han respondido. Sin embargo, un informe elaborado por el vicerrector de Innovación Docente sobre las quejas de la asignatura Ingeniería de las Reacciones Químicas recoge algunos de los argumentos de los docentes. En este documento, Borges y González aseguran que en los últimos cursos, “una parte importante de los estudiantes carece o ha olvidado” conceptos de la materia que impiden que se desarrolle con normalidad. “Las deficiencias detectadas en los estudiantes”, dicen, “se han comunicado a los responsables” de coordinar el grado.
Entre estas justificaciones, la catedrática y el profesor auxiliar incluyen la baja asistencia a las clases y el abandono de la asignatura. “La falta de tiempo para realizar las pruebas ha sido una reclamación habitual por parte de los estudiantes, pero los tribunales han demostrado que no es la falta de tiempo [...] sino su falta de conocimientos básicos”, aseveran. Además, ambos expresaron su “sorpresa” ante las “insinuaciones sobre la intención de perjudicar a los estudiantes”.
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