Puente de El Cabo, ¿restauración o recreación?
La recuperación del puente del Cabo en el Santa Cruz Antiguo deja fríos a unos vecinos y especialistas e indignados a otros, pero, sobretodo genera dudas que no se acaban de resolver. Durante años gran parte de la ciudadanía pidió que esta pieza del Patrimonio Histórico de la ciudad no desapareciera. Ahora otras voces se preguntan en alta voz si este es realmente el puente original, si tiene algo de antiguo o se trata de una recreación más o menos libre.
La Gestora en Defensa del Patrimonio de la ciudad se dirigió formalmente a principios de año al Cabildo de Tenerife para pedirle información sobre la inversión de un millón de euros que se estaba ejecutando. Con este dinero se rescató el puente más antiguo de la ciudad y reformó el entorno para evitar las inundaciones del cercano templo de La Concepción, cada vez que se desborda el Barranco de Santos. Pero hasta ahora no han recibido contestación alguna. Eso sí, la nueva consejera insular, Josefina Mesa, se ha comprometido a informarles lo antes posible.
El presidente de este colectivo que ya reúne a casi dos mil vecinos, Vicente Pérez, relata que efectivamente existe un debate abierto sobre esa cuestión: Estamos ante un puente nuevo y por lo tanto habrá que ver si aunque sea sigue el modelo original o es el antiguo pero reformado. Muchos de los vecinos muestran su disconformidad con el resultado final. Y más aún sobre aspectos concretos como la nueva barandilla o el hecho de que la nueva estructura, aparentemente, no tenga nada que ver con la anterior. “¿Es una restauración en toda regla o se trata de una recreación?”, se pregunta Pérez. “Eso es todo lo que queremos saber”, señala.
No es extraño que muchos ciudadanos estén inquietos. Hay que recordar que hace varios años el antiguo consejero insular de Cultura, Cristóbal de La Rosa, señaló que el hecho de que éste o cualquier otro elemento haya sido declarado Bien de Interés Cultural (BIC), no supone que exista la obligación de consevarlo. Por un lado, ostenta la protección al igual que los otros situado sobre el cauce del Barranco y por estar detro de la delimitación que abarca que comprende el ámbito conocido como Santa Cruz-Antigua.
Al exconcejal de Obras de Santa Cruz, Norberto Plasencia, también le faltó lanzar voladores cuando hace años se decidió que se podía tirar abajo el puente y destinar la partida de 600.000 euros a otros fines. Ante este panorama desolador tuvieron que ser los ciudadanos los que se movilizaran para proteger la pieza histórica. Los mismos que sospechan que se les ha retirado la posibilidad de participar en un debate público. ¿Este proyecto salió alguna vez a información pública?. ¿Fue posible presentar alegaciones?.
Isauro Abreu, miembro de la Tertulia 25 de Julio, que reúne a algunos de los principales defensores del Patrimonio Histórico de Santa Cruz, mo esconde su malestar por el resultado final. Rechaza que exista similitud alguna entre el actual puente y el anterior. “Nunca existió esa baranda, ni ese suelo de madera... parece un gallinero más que otra cosa. Es inaceptable que se esté hablando de restauración cuando en realidad creemos que no se ha respetado ni la estructura original. Parece un gallinero”, indica. Además, niega que tal y como se encuentra actualmente se eviten las inundaciones, pese al millón de euros invertido.
El gran aliado de la nebulosa que existe sobre esta cuestión son los medios de comunicación de la Isla en los que se pueden leer reportajes a varias páginas sobre la grabación de un videoclip por parte de dos humoristas pero se aluden los debates como éste. Y no es casual.
El exconcejal de Patrimonio del Ayuntamiento de Santa Cruz, Alfonso Soriano, vivió en primera persona el debate sobre la canalización del Barranco tras el que se derivó la conservación del puente. Tras observar el resultado final de las obras, lo tiene claro: “Es algo totalmente nuevo. No veo nada antiguo, ni creo que se haya conservado algo de lo anterior”. El exconcejal indica que hace años defendió que en el cercano antiguo hospital se ubicara la sede de la Presidencia del Gobierno canario y en este enclave se ubicara una plaza sobre el Barranco. De esta manera se solucionarían los problemas de desbordamiento del cauce.