La dirección regional del Partido Socialista Canario sigue matando moscas con el rabo, buscando y ejecutando una tras otra estrategias compulsivas con las que pararle las patas a Javier Abreu, primer teniente de alcalde de La Laguna. Le han pedido que se lo piense, que se integre en la candidatura de los manolos aceptando el cargo de secretario de Organización. Javier Abreu se ha resistido de momento, en lo que hace recuento de fuerzas sabedor como ninguno de que si fracasa en este órdago a la grande el talegazo puede suponer un duro revés a su carrera política. Ha puesto toda la carne en el asador y hasta se ha hecho con los servicios de profesionales de la imagen y la comunicación para poder fortalecer su candidatura entre la militancia socialista, algo nada habitual en estos lares. Abreu se la juega a una sola carta porque ya no le quedan comodines tras su pulso a la dirigencia en el último congreso regional. Y no es el único que lo sabe. El presidente de la gestora insular, Aurelio Abreu, ha roto la norma no escrita según la cual debiera guardar una exquisita neutralidad y se ha inclinado por el lagunero. El resultado final ?salga lo que salga del congreso- ya no puede ser más desesperanzador para quienes diseñaron la ruptura de snooker contra Santiago Pérez y los suyos. La victoria es pírrica, si se puede entender por victoria haber perdido a ese histórico del socialismo a cambio de tener el partido no ya dividido en dos, sino en tres. Y tiro porque me toca.