En tiempos de tribulaciones, el que se mueve no sale en la foto, como está constatado. Y el que no ande listo salta por los aires, pierde la representación institucional en el consejo de administración de La Caja y hasta el bono-guagua. Enfrascados como estábamos en la muy especial y cariñosa pelea que tienen Larry y el PP con Carmelo Ramírez, para el que terminarán pidiendo lapidación, se nos escapó el muy significativo detalle de que en aplicación de la misma teoría pepera, hasta el PSC podría perder a su representante en el mismo órgano, Eduardo González. Y todo porque el grupo municipal socialista se hizo un tremendo lío al tratar de aplicar las interpretaciones del mentado González y las que a su vez daba el ex portavoz y letrato Carlos Suárez. El primero, erre que erre, que si lo quitaban a él, los socialistas se quedarían a dos velas, y el segundo, que no, que cada cuatro años se puede cambiar en función de los cambios producidos por los procesos electorales. O sea, que se respeta la cuota de cada partido en plan pacto entre caballeros. Un riesgo, vamos, con caballeros de este linaje.