Mauricio se valió de la bisoñez de sus compañeros de Coalición Canaria y de los buenos oficios demostrados por su persona de él ante la Villa y Corte del PP para hacer lo que le vino en gana con la gestión, dineros y suerte de la Fundación Canaria 7 Islas. Así, con la labia que tiene acreditada, contó en alguna ocasión a sus compañeros de Ejecutiva la marcha de la fundación y lo fácil que tenía conseguir subvenciones del Gobierno de Aznar. De este modo, en junio de 2004, después de que el PSOE ganara las elecciones y pintaran bastos, se acuerda de dirigirse a sus compañeros de partido y de fundación para decirles que era necesario celebrar algún curso, como por ejemplo unos de formación sobre identidad nacional canaria, y olé, a celebrar en octubre o noviembre de este año. Qué curioso, casi un año después de que acabaran los plazos para realizar las actividades para las que se pidieron las subvenciones.