Superada la visita de Rato (ya habrá más secuelas, seguro) y situados ya en la que realizó este martes Mariano Rajoy, resaltar esa fotografía del líder del PP flanqueado por dos pesos pesados del movimiento empresarial canario. A un lado, José Miguel Suárez Gil, líder en franca decadencia, y del otro, Graciliano Afonso, una gran persona abducida por el primero. En su fugaz visita a la Confederación de Empresarios, de menos de 45 minutos de duración, un todavía convaleciente de la intoxicación de Canarias7 Sebastián Grisaleña reclamó del presidente del PP un poquito más de tiempo y de respetito la próxima vez, que una cosa es hacerse la foto y otra quedar mal con la patronal. Tras veinte minutos de espera, la directiva de la CCE advirtió a José Manuel Soria que se cancelaba aquello si se cumplían los anuncios de que Rajoy cambiaba su agenda y retrasaba el encuentro una hora. Rápido cambio de planes (“oiga, que el tiempo de los empresarios es sagrado”, dicen que le dijeron) y esperaron los periodistas.