Tampoco es mala la oportunidad que se le presenta a Juan Carlos Alemán, el líder de los socialistas canarios, para salir en defensa de un cargo público de su partido del que no se conoce ninguna anomalía en el ejercicio de sus funciones de representante ciudadana. No está en disposición -nosotros tampoco- de vincular este asunto con la cercanía de las elecciones porque es de suponer que ningún miembro de la Administración de Justicia funciona en esas claves. No obstante, pesa sobre el ánimo del PSC el feo peregrinar del llamado caso Guillén, que acabó -de momento- con la carrera política de Carmelo Padrón. De ahí que a lo mejor convenga adelantarse a la jugada y dejar claras las cosas. Salvo que antes Galván haya de pasar algún tipo de test, ése que habría de definir si ella y su entorno más inmediato pertenecen al nuevo o al viejo socialismo. Todo es posible. Por cierto, pese a los rumores, la concejal no fue detenida este martes: prestó declaración, se la vio por Triana, luego en el CAAM y, ya de noche, en el Madrid.