Lamentamos enormemente tener que meter a Ruano en el mismo saco de los mendaces en el que hasta ahora mismo sólo teníamos metido a José Manuel Soria, a quien hemos escuchado mentir incluso ante varios tribunales de justicia. Pero el consejero de Presidencia se ganó este miércoles ese dudoso mérito muy a pulso al asegurar nada menos que en la tribuna de oradores del Parlamento que este periódico había mentido al publicar que se había ordenado un nuevo protocolo para los cambios de contraseñas de los usuarios del fabuloso programa informático Atlante II. Tenemos los correos enviados a los operadores informáticos, a los que se impuso ese nuevo protocolo una vez se descubrió el coladero que es esa herramienta, que tiene más rendijas que un cañizo de los que se usan para secar los quesos. Pero no es que lo publicáramos nosotros solos, es que al día siguiente hizo lo mismo el periódico La Provincia, pero nos da la sensación de que con un diario de papel este consejero no se atreve. Allá él y sus mediciones de audiencia. Y que no nos haga contar el desastre que se formó el primer día ante el bloqueo que se produjo en el correo electrónico de una de las autoridades. Competente, por supuesto.