A cada cual lo que le corresponde. Un mes y medio después de que un impresionante incendio diera una despiadada mordida a un cacho de Gran Canaria y se llevara por delante haciendas y cultivos de unos cuantos ciudadanos, sólo el Cabildo ha cumplido su compromiso con los afectados. Fue el primero en reunirse y tomar una decisión, y fue el primero en mandar a dos consejeros insulares a repartir cheques entre los damnificados que habían acreditado sus pérdidas. Las primeras ayudas fueron de emergencia, pero este viernes hemos sabido que la Corporación insular ya ha reparado cuarenta viviendas afectadas por el fuego y que correrá con seis meses de alquiler para los casos más sangrantes. Mientras tanto, las otras dos instituciones que prometieron amor sin fin, dinero sin límites (Gobierno de Canarias y Gobierno de España), siguen columpiándose en los anuncios sin que los efectos de sus efluvios lleguen a los damnificados.