Hablando de vía plateada (enseguida volvemos a Pepa y Socorro), no queremos dejar de pasar un día más sin comentarles -maliciosamente, por supuesto- el abrazo que Soria y Suárez Gil se metieron entre pecho y espalda en el solemne acto de coronación del ya presidente de la Cámara. Un Soria que había estado justo-justo en el bando contrario; un Soria que se podía haber limitado a hacer su discurso institucional y luego saludar tan ricamente, se lanzó a las tremendas y achuchó públicamente a la esperanza plateada. Los más sesudos analistas lo interpretan en clave de apoyo electoral, el que cualquier candidato que se precie necesita del mundo empresarial canario. Y Soria será lo que se quiera, pero no es tonto. Ni nada contracorriente. No sabemos si en la misma línea de trabajo va la entrevista/desayuno que este mismo miércoles celebrará en el hotel Santa Catalina con el presidente de Femepa, Manuel Santana, entre otros. Si trasciende algo, aquí estaremos para contárselo.