La Navidad ha traido consigo la paralización de muchos asuntos, incluidos los judiciales, claro está. No es el caso de Las Teresitas, donde todo el mundo da por inminente la decisión de la magistrada Carla Bellini de admitir a trámite la querella de la fiscal anticorrupción María Farnés Martínez. Nada nuevo que contar por el momento, y nada nuevo que bramar desde las fauces del poder tinerfeño, que trata de proteger a los suyos de la mejor manera que puede, incluso comprando a periodistas a razón de 1.000 euros la unidad. Nadie dice ni mu en la creencia de que estándose quietos la bosta no hiede, cosa que está demostrado que es cierto. Ese silencio se está haciendo tan sepulcral que hasta el político más señalado con el dedo en el pelotazo, Miguel Zerolo, ni se pone al telefóno cuando quienes le llaman son los empresarios querellados. Dicen en su entorno que se trata de una estrategia de ATI, posiblemente temerosa de que haya teléfonos intervenidos y cualquier cosa que se diga pueda ser utilizada en contra de los interlocutores.