Lo grandioso es que una pareja amiga, que lo conocía de vista de un encuentro anterior, se dejó seguir este pasado fin de semana. La sorpresa saltó cuando de detrás de un matorral apareció este enigmático ejemplar,siempre con la cola al aire, dirigiéndose de forma educada a la pareja: “Lo siento: si llego a saber que sois canarios, ni me acerco”, dijo tras escucharles un rato. ¿Y si llegan a ser de otro sitio? La pareja amiga aumentó su interrogante. Para evitar cosas que ahuyentan al turismo, sugerimos al alcalde, Marco Aurelio Pérez, que envíe a un policía de camuflaje, ya saben, vestido de policía local incluida la gorra, pero con la chola al viento. O, en su defecto, que manden al conservador de las dunas, no sea que se trate de un homus trifasicus de Canarias, endémico de ese sistema dunar. La cosa, por otra parte, es seria y esperemos que esta misma semana los responsables investiguen al asunto.