Les debemos confesar que cada vez que escuchamos a Angulo por la radio desconectamos los móviles, bajamos la intensidad del alumbrado y ponemos los pies en remojo. Hay que relajarse y concentrarse porque tiene la dichosa manía de hablar entre líneas, como en la clandestinidad, como si estuviese prohibido por alguien decir la verdad directamente. Y claro, cada dos por tres se hace un lío y terminamos enterándonos de todo. Ocurrió este lunes en que el hombre se confió en demasía y dejó que fluyera lo mejor de él. Por ejemplo, cuando se refirió al ex entrenador de Las Palmas B, Tino Luis, al que señaló como un brillante estratega de la perniciosa campaña de la que es objeto la UD y el propio Angulo. Vino a decir, fíjense, que el ex técnico planeó todo el numerito de aquel domingo en el Estadio Insular para poder salir en los periódicos -con los que pactó debidamente- como víctima del inspector Towers. Claro que, a continuación, aclara que él, Angulo, se había personificado en el Estadio ese mismo día de pura casualidad, porque él nunca va a esos encuentros. Vaya por Dios, exclamamos nosotros no sin cierta sorna, y tenía que ser ese mismo día en que, de repente, se montó el follón. No queremos sospechar que el que estaba avisado era él, porque lo que sí reconoció es que intervino en el asunto al “ver que se producía una acalorada discusión durante el descanso”. Es decir, que a la musa le volvieron a pedir consejo y él, gentilmente, descendió de la tribuna y medió en el dilema. Y el dilema acabó con Tino Luis en su casa, Hevia alineado y Manolo Torres más contento que unas castañuelas. Hay más, no se vayan.