Mira que le gustan las alturas a José Manuel Soria. ¿Se acuerdan de su primera remodelación de interiores cuando llegó a la presidencia del Cabildo de Gran Canaria? Efectivamente, ordenó modificar la disposición del salón de plenos para que su excelsa figura quedara seis peldaños por encima del resto de consejeros de la Corporación, incluido Larry Álvarez. Fue todo un síntoma de lo que vendría después, con seis millones de euros al año en gastos de publicidad para lanzar su figura al estrellato y 360.000 euros para aquella famosa bandera que no se puede izar por problemas de seguridad. Ahora hemos descubierto, otra vez gracias a nuestros compañeros de Canarias Bruta, que el presidente del PP quiere un despacho en la punta de arriba de un rascacielos, un despacho desde el que se divise todo el cortijo, un despacho desde el que sentir que el mundo está (o un día estuvo) en sus manos. Por eso su vídeo promocional de campaña (siempre promocionándose este muchacho) está rodado en un despacho de puro atrezo en la planta 24 del hotel AC, de Las Palmas de Gran Canaria, justo donde está el restaurante. Son las consecuencias de hacer una campaña desde la oposición y no disponer de despacho en el partido porque, desde 1995 que empezó en esto, jamás le hizo falta.