No nos queremos poner muy pesimistas, y mucho menos después de que la UD Las Palmas decidiera hacerse con los servicios de un coordinador general que eche una mano al presidente y trate de meter en cintura al personal descarriado. Pero es que los acontecimientos son muy tozudos y nos llevan necesariamente a la majadería. Manolo Torres se ha puesto nervioso y si ya era para echarse a temblar cuando estaba aparentemente tranquilo, imagínense ahora. Anda soltando cosas muy duras por las esquinas, llamando a periodistas y contando chismes que estarían muy bien para presentar ante un tribunal que le requiera como perito investigador de una de las partes. Pero muy feo-feísimo si el que lo anda largando es el director de fútbol de una entidad deportiva, y fatal-fatal si lo que anda diciendo tiene que ver con la vida privada de sus muchachos. Debemos suponer que su contrato contiene cláusulas realmente ventajosas para él que le permitan grandes salidas de tono a cambio de una proprorcional indemnización, porque de otra manera no es comprensible tanto desvarío. O se confirmará que su padrino, el del Cabildo, le ha dicho que siga cargándose todos los referentes de la UD Las Palmas, que ya arreglaremos al final de temporada.