Aunque lleva toda la vida militando en el PSOE, a Juan Fernando López Aguilar se le puede considerar un producto de la hornada Zapatero. De siempre se le consideró en el PSC un chico sabiondo con grandes ambiciones por el que muy pocos apostaron. En 1996 aceptó ir en el último lugar de la lista al Congreso de los Diputados sabedor de que su hora no había llegado, pero quería estar en posición. Pero esa hora llegó en 2004, cuando saltó al puesto número uno por la provincia de Las Palmas. Pero seguía siendo un espalda mojada. En aquella campaña electoral sólo le arropó de verdad José Miguel Pérez porque los demás candidatos y el aparato del partido en Canarias seguían viendo en él a un individualista con escasas posibilidades de éxito. Pero Zapatero lo hizo ministro, y de ministro volverá para tratar de ser presidente. Y, si se cumplen los pronósticos, secretario general plenipotenciario.