Casimiro Curbelo vio los cielos abiertos cuando se enteró de que Soria le mandaba para La Gomera a Luz Reverón como directora insular del Gobierno. Una perita en dulce con más debilidades judiciales que las que pudiera acumular el presidente del Cabildo gomero, que espera con paciencia el enésimo archivo de la enésima denuncia de su enemigo íntimo más especial, el tal Antonio Pérez, al que le podría salir el tiro por la culata en breve. Tener una delegada del Gobierno como Reverón sólo va a causarle problemas al PP y todos los problemas que tenga el PP en La Gomera van a ser más avales populares para Curbelo, objetivo principal de Soria para las próximas autonómicas. Poco podrá hacer desde ese puesto en favor de la causa la delegada del Gobierno, que habrá de limitarse a firmar lo que le pongan por delante y a hacer política cero. Pero allá ella si lo que quería era un cargo político desde el que poder exigir a su nuevo partido un poquito de protección, la que le negaron sus ex compañeros de Coalición Canaria. Fue lo único que le pudo conseguir Cristina Tavío después de volverse loco medio PP buscando un afiliado que reuniera los requisitos: funcionario nivel 30 vecino de La Gomera que quisiera algo así. Veremos lo que tarda el Gobierno en decirle que regrese a su plaza de jefa de servicio en el Cabildo de Tenerife.