Y metidos en el berenjenal de los retrasos en los vuelos que tan mal rollito está generando entre las compañías y los usuarios, cae en nuestras manos una denuncia de la Federación de Sindicatos Aeronáuticos Independientes en la que se pone en duda la misma madre del cordero: la seguridad. Pensando en positivo y echando mano de los matices que siempre existen cuando se trata de un enfrentamiento entre trabajadores y empresa, preferimos esperar a que alguien explique el sentido último de la denuncia del referido sindicato. Aseguran que entre el lunes a las tres de la tarde y el martes a las ocho de la mañana, no había supervisor técnico en la torre de control de Gran Canaria. O sea, que si en ese rato -diecisiete horas de nada- se mete un duende en las máquinas no había nadie que supiera poner en orden nuevamente el sistema. Repetimos que seguro que la cuestión tiene que tener algún matiz, porque de lo contrario los verbos dimitir, cesar o la perífrasis mandarse a mudar deben conjugarse en todos sus modos y tiempos verbales.