El empresario Antonio Plasencia planea gastarse sólo cinco millones en restaurar su cantera
El empresario Antonio Plasencia, condenado por un delito ecológico a 18 meses de prisión y a pagar de su bolsillo la rehabilitación de la cantera de Badajoz, en Güímar, ha presentado un plan de restauración a las administraciones públicas, cuyo coste de ejecución cifra en cerca de cinco millones de euros. La actuación propuesta por el arenero, a la que ha tenido acceso mirametv.com, supone rellenar solo una tercera parte del agujero provocado por la extracción ilegal de áridos durante décadas, además de un ahorro de 45 millones, si se tienen en cuenta los cálculos realizados por un perito judicial durante la instrucción.
Las tres administraciones implicadas (Ayuntamiento, Cabildo y Gobierno de Canarias) tienen ahora que decidir si aceptan el plan de Plasencia, el único de los tres empresarios condenados que hasta el momento ha puesto sobre la mesa una propuesta. No hay que olvidar que el expresidente de la patronal de la construcción tinerfeña se declaró culpable para evitar una pena superior a dos años de cárcel y eludir así su posible entrada en prisión. Una estrategia que solo vale con una condición irrenunciable: restaurar el orden ecológico perturbado en el valle del municipio tinerfeño de Güímar.
El plan de Plasencia se queda muy corto si se compara con el informe que durante la investigación realizó un perito judicial, el ingeniero técnico de minas César Ramón Delgado Sánchez. El experto plasmó en su informe que, en el caso de la cantera que explotó sin licencia la entidad Áridos del Sur SL, que llega a alcanzar hasta 100 metros de profundidad, el volumen de material necesario para rellenar el agujero provocado por las extracciones se estima en 5,5 millones de metros cúbicos. Unos trabajos que, según su dictamen, costarían cerca de 50 millones.
La propuesta del empresario condenado dibuja otro escenario. El plan de Antonio Plasencia, elaborado por el ingeniero de minas Diego Vega La-Roche, solo plantea utilizar 1,7 millones de metros cúbicos de material para rellenar la cantera, con lo que manifiesta que se alcanzaría una cota de 260 metros sobre el nivel del mar. Para ello, la idea del constructor es usar sobrantes de otras obras que ha acumulado en parcelas de su propiedad (Llano del Moro, Las Caletillas, Candelaria, puerto de Güímar y montaña del Cuervo).
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