Cuatro rutas en coche por Gran Canaria: el norte de la isla

Arucas es una de las ciudades más señoriales de Gran Canaria.

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La ruta norte es la más corta en kilómetros de las propuestas en este recorrido por Gran canaria en cuatro recorridos en coche. Pero no es, ni de lejos, la jornada más tranquila. Ni mucho menos. La fachada que da a los vientos alisios es la más verde y, por lo tanto, la que concentró a la mayor parte de la población desde siempre. Es la isla de los grandes pueblos plagados de casonas señoriales. Es la isla de las enormes haciendas agrícolas que fueron cambiando de cultivo a lo largo de los siglos (de la caña de azúcar a la vid y de la vid al plátano). La isla de los barrancos umbríos dónde se refugió la Laurisilva para volver a explotar en las últimas décadas. La isla de los graneros prehistóricos. La isla de los grandes yacimientos arqueológicos. La isla que se asoma al mar en modestas playas y espectaculares piscinas y charcones. Una isla que concentra en apenas unos kilómetros muchísimo que ver.

La ruta de hoy la iniciamos en la Caldera de Bandama (Acceso desde GC-4 por GC-801 y GC-802) a 16 kilómetros del centro de Las Palmas de Gran Canaria (GC-23; GC-3 y GC 4) y a 56 kilómetros -40 minutos- desde Maspalomas (GC-1; GC-3 y GC-4). En este pequeño cono volcánico podremos ver varias cosas: la más obvia, uno de los ejemplos de vulcanismo reciente más importantes de Gran Canaria y un extenso campo de cenizas volcánicas que los isleños convirtieron en suelos agrícolas de enormes rendimientos. Y la segunda es la divisoria entre el sur y el norte (entre la isla seca y la húmeda). Las vistas alcanzan desde las inmediaciones de Telde hasta la capital y todas las laderas que suben hacia la cumbre. Durante el camino de ascenso podrás ver que la mayoría de los campos están ocupados por vides. Y es que durante siglos, esta fue la zona de la isla dónde se concentró la producción de vino y aún pueden verse viejas bodegas que siguen trabajando.

El camino hasta Arucas (km 19,5) se hace apenas en 15 minutos. Esta ciudad situada a media altura ocupa un pequeño pero fértil valle objeto de una intensa explotación agrícola desde antes de la conquista. Hoy mandan los cultivos de plátanos pero Arucas fue un lugar con mucha riqueza desde siempre. Y de eso dan fe las casonas coloniales de su precioso casco urbano. La Iglesia de San Juan bautista, uno de los mejores ejemplos de neogótico de España, sustituyó a principios del XX a la vieja iglesia para poner de manifiesto que estamos en una ciudad rica. No te pierdas el bonito Parque Municipal y las casonas de los alrededores de la iglesia (sobre todo en las calles León y Castillo, Gurié y La Herdedad, dónde podrás ver el imponente palacete de la Heredad de Aguas, la institución que gestiona las aguas que recorren las acequias de esta parte de la isla. Otro lugar interesante para ver es la Destilería de Ron Arehucas (Lugar Era de San Pedro, 2; Tel: (+34) 928 624 900).

Otro lugar vinculado al agua es Firgas (km 27,9). Su Paseo de Canarias, adornado con maquetas de las islas, vistosos azulejos y una enorme fuente, se ha convertido en uno de los lugares más fotografiados de toda Gran Canaria. Si tienes la oportunidad entra en la Iglesia de San Roque (Plaza San Roque, 2; Tel: (+34) 928 625 337) para ver sus artesonados mudéjares (techumbre de madera finamente trabajada) y el conocido como Molino del Conde (El Molino, sn) un antiguo molino harinero construido a principios del siglo XVI que aprovecha la fuerza del agua para mover sus enormes muelas de piedra. El agua como elemento casi omnipresente. En la Plaza de San Roque podrás ver parte de la Acequia de la Heredad de Aguas, que con más de cinco siglos a cuestas (y aún funcionando) es una de las infraestructuras más antiguas de la isla. El agua que riega barrancos frondosos como el de Azuaje o el de Los Tilos.

La Reserva Natural Especial de los Tilos de Moya (40,3) fue el último reducto de la Laurisilva en Gran Canaria, un inmenso bosque que bajo el nombre de Selva de Doramas cubría casi todo el norte de la isla. Un bosque que quedó reducido al 1% de su extensión. Y decimos fue porque en los últimos años se ha acometido una ambiciosa política de restauración medioambiental que ha multiplicado por cinco la extensión del bosque y sigue sumando hectáreas. Aún así, este lugar es el mejor de la isla para imaginar lo que debió ser aquella mítica selva en sus buenos tiempos. Pero también es la oportunidad de conocer este ecosistema único y los proyectos de recuperación que se han llevado a cabo durante las últimas décadas en las que Los Tilos han empezado a desbordarse e, incluso, a colonizar terrenos por cuenta propia. En el lugar hay un centro de interpretación y varios senderos autoguiados.

Desde que salimos de Arucas hemos atravesado tierras agrícolas. En las zonas más bajas reina el plátano y en las más altas los huertos en terrazas que ocupan las laderas. Los mejores terrenos de la isla se aprovecharon desde tiempos anteriores a la conquista y casi cada pueblo de hoy coincide con viejas aldeas de canarios ahora desaparecidas. Pero sus huellas están diseminadas por todo el territorio y algunas son, realmente, espectaculares. El Cenobio de Valerón (Cuesta de Silva, sn –GC-291-; Tel: (+34) 618 607 896) –km 51,2-es un antiguo granero colectivo excavado en la montaña por los antiguos canarios aprovechando un enorme arco natural que dejó al descubierto las ‘tripas’ de la Montaña de El Gallego. El resultado es una ‘colmena’ de pequeñas cuevas que servían para guardar el grano que crean un conjunto que, sencillamente, espectacular. Esta va a ser una de las mejores fotos del viaje.

Esta zona de la isla estuvo muy poblada desde siempre. Como te decíamos antes, los pueblos de hoy se construyeron sobre las aldeas canarias y el mejor lugar para ver esa transición es Gáldar (km 58), una de las ‘capitales’ la Gran Canaria anterior a los europeos. La joya indiscutible de la ‘ciudad de los caballeros’ es el Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada (Calle Audiencia, 2; Tel: (+34) 928 895 489), un macro yacimiento que pone a descubierto una buena parte de la ‘Agáldar’ anterior a la conquista. El eje de este lugar único (sin duda alguna el yacimiento arqueológico más importante de Canarias) es la Cueva Pintada, una pequeña cueva artificial decorada con motivos geométricos que algunos expertos han identificado como un calendario. Gáldar es otra de las ‘ciudades monumentales’ de Gran Canaria. Los alrededores de la Plaza de Santiago y la Calle Capitán Quesada puedes ver antiguos caserones coloniales (como el que ocupa la Oficina de Turismo –ver mapa-), el viejo mercado (aprovecha para comprar el queso local) o la Iglesia de Santiago, uno de los templos más grandes y fastuosos de toda la isla.

FIN DE RUTA EN AGAETE Y EL VALLE.- La ruta propuesta culmina en la Villa marinera de Agaete (Km 67,4) uno de los pueblos con mayor encanto de la isla. Agaete es un pueblo blanco encaramado a una ladera empinada. Una localidad que nos recuerda al Mediterráneo aunque estemos a dos pasos del Atlántico. Aquí puedes visitar el Huerto de las Flores, callejear hasta la Ermita de San Sebastián y si sigues con ganas de arqueología, subir hasta la Necrópolis del Maipez (Barranco de Guayedra, sn; Tel: (+34) 664 69 67 18), un cementerio prehispánico que se construyó aprovechando un campo de lava. Sube por la GC para ver el Valle (Km 76,1) y alucina con la feracidad de sus huertas de frutales, viñedos y cafetales. Este lugar es uno de los más fértiles de la isla y los cultivos dan paso a los primeros pinos que indican la cercanía del Pinar de Tamadaba, que cierra el valle con paredes verticales. Si puedes termina la jornada en el Puerto de Las Nieves (km 85,6). Aquí podrás disfrutar de un atardecer de película. Ya sólo resta volver: hasta Las Palmas de Gran Canaria tienes un paseo de 33,5 kilómetros por la GC-2 –la mayor parte autovía- y para llegar a Maspalomas son 88 (GC-2; GC-23; GC-3 y GC-1 –menos de una hora-).

Fotos bajo Licencia CC: Adriano Gasparri; Ward Langeraert; Jose Luis Garcia de los Sa; Krzysztof Belczyński; Viajar Ahora

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