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Las claves de Kirguistán: el país de moda en Asia central

El mítico Pamir desde las llanuras del Valle de Ayla. Este era uno de los pasos de montaña más importantes de la Ruta de la Seda.

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Kirguistán te da la bienvenida a través de su pequeña capital. Bishkek es una ciudad un tanto especial. Nada que ver con otros ejemplos de Asia Central donde el gas o el turismo están cambiando la faz de estas ciudades fundadas bajo el influjo del imperio ruso. Bishkek se encuentra anclada a las llanuras fértiles del Valle de Chui y es el fruto de los avatares históricos que han ido construyendo este país desde finales del siglo XIX. Hasta entonces, el lugar no era más que un cruce de caminos vinculados a los diferentes ramales del Camino de la Seda camino de China. Los caminos principales pasan bastante al sur de este lugar: el famoso corredor de Wakan en Afganistán o los míticos pasos de Irkeshtam y Torugart que están en el extremo sureste del territorio de Kirguistán y es la salida natural de otro mito como Samarcanda.

Así que en Bishkek no va a encontrar los conjuntos monumentales de las grandes postas de la ruta en territorio uzbeko. Es una ciudad sencilla y achaparrada donde los escasos restos de la ciudad histórica se mezclan con el brutalismo de los tiempos de la Unión Soviética. Y la razón de esta falta de grandes monumentos, que se extiende por todo el país, es el carácter nómada de los kirguíes, los habitantes de un país que se desplaza por los diferentes valles entre montañas gigantescas cuidando de sus ganados (caballos, ovejas y los omnipresentes yaks). Y la propia Bishkek es una consecuencia de esa historia vinculada al camino y al ganado. Lo fuerte de este país es la naturaleza. Naturaleza en mayúsculas.

Colores y olores. Mil y una variedades de frutas secas en el Mercado de Osh, en Bishkek.

Sacar el visado electrónico.- Para viajar desde España y la gran mayoría de los países de habla española (Cuba no precisa ningún documento) necesitan rellenar una visa electrónica que permite una estadía de 60 días. Los precios van desde los 30 dólares (estancias de 15 días) a los 70 (varias entradas para estadías superiores al mes). Se puede pagar de manera electrónica con Visa y Mastercard. La embajada de Kirguistán acreditada para España está en Francia (49, rue de Bellechasse, 75007 Paris; kgembassy.fr@mfa.gov.kg; +33 171 60 37 04).

Como llegar a Kirguistán.- La mejor forma de llegar hasta la República de Kirguistán es a través del aeropuerto de Estambul. Compañías con gran implantación en España como Turkish Airlines y Emirates viajan hasta el país (la aerolínea turca conecta Estambul y Bishkek y la empresa de Dubai vuela hacia Osh). Otra opción es combinar un viaje con la vecina Uzbekistán (hay vuelos directos desde España a varias ciudades uzbekas).

Paisajes de infarto. Las carreteras del país permiten llegar fácilmente a casi todos los rincones.

Coches de alquiler en Kirguistán.- La mejor manera de conocer el país es meterse de lleno en sus rutas. Si quieres conocer los valles, Osh y los alrededores del Lago Issyk Kul puedes alquilar un coche normal (entre los 30 y los 50 euros al día). Pero la mejor manera de conocer el país es acercarse a los grandes parques nacionales y los espacios abiertos. Y para eso se requiere de un 4x4 con buena altura. El precio de estos coches está entre los 90 y los 130 euros al día (suelen ofrecer la posibilidad de incorporar una tienda de campaña que se instala en el capó del vehículo). Para acceder al vehículo debes tener una experiencia mínima de tres años y en algunas empresas exigen tener el carné internacional (aunque se supone que sirve cualquier documento válido europeo). Ojo al GPS. En algunos lugares del país la cobertura es muy mala. Conviene instalar en los móviles el Mapas.me.

Una yurta junto al Minarte de Torre Burana.

Plan para una ruta de quince días

Biskhek y los alrededores.- Todo es empezar. La llegada Biskek te deja a tiro de piedra de varios lugares de interés que se pueden visitar desde la propia ciudad (a la que hay que dedicarle al menos un día para ver lugares como la Plaza de Ala Too; el precioso Museo Nacional de Kirguistán (con unas colecciones brutales sobre las culturas nómadas), la Mezquita del Imam Sarashi y el Bazar de Osh, uno de los mercados más grandes y pintorescos del Asia Central. Eso y los rastros del pasado ruso y soviético del lugar. A dos pasos de la capital tenemos dos hitos que bien merecen un día cada uno: el Parque Nacional Ala Archa para hacer senderismo entre glaciares y cascadas y el dúo que forman la Torre Burana (un minarete del siglo IX rodeado de cientos de estelas de piedra con forma humana que nos lleva a los tiempos gloriosos de la Ruta de la Seda) y el Valle de Chon-Kemin (no es mala idea pasar la primera noche fuera de Bishkek en Chon Kemin).

Postal de Bishkek. La capital de Kirguistán es una mezcla de ciudad chata con muchos restos de la época soviética.

El Valle de Chon-Kemin y el Lago de Issyk Kul.- Los alrededores del gran lago del país centra el interés de la mayor parte del viaje. Aquí vas a gastar entre seis y ocho días para ir y venir a los lugares que están marcados en verde como imprescindibles: la ciudad de Karakol (otra de las postas históricas de la Ruta de la Seda); la Garganta de Jeti-Oguz (aquí puedes ver formaciones rocosas impresionantes como los Siete Toros o el Corazón Roto); las aguas termales de Altyn-Arashan y el Cañón Skazka con el pequeño pueblo de pueblo de Tosor: aquí vas a poder tener el primer contacto con la cultura nómada.

Lago Issyk Kul bajo un telón de montañas nevadas.

El Lago de Song Kul.- Este espejo de aguas gélidas a más de 3.000 metros de altitud es el epicentro de la cultura nómada del país. Este lugar es, sencillamente mágico. El lago se encuentra rodeado de grandes montañas y ocupa un inmenso altiplano en el que desaguan las nieves de las alturas. En un país cada vez más moderno (es una de las democracias más pujantes de Asia Central), los estilos de vida tradicional se han ido convirtiendo en fósiles destinados a saciar la sed de aventuras de los viajeros: y es aquí donde podemos ‘experimentar’ la vida nómada de los antiguos kirguíes. Dormir en yurtas bajo cielos cuajados de estrellas; comer la gastronomía local; ver la caza con águilas; disfrutar de la cultura del caballo… Ya todo está muy pensado para un viajero que cada vez se parece más a un turista, pero sigue siendo una experiencia brutal.

Yurtas en el entorno del Lago Song Kul.

El Valle de Suusamyr y el Paso de Alta Montaña de Too Ashuu.- Este amplio valle entre montañas es el resultado del trabajo paciente del Río Susamyr que deja en este enorme surco de prados infinitos las aguas glaciares que nacen en picos donde vive el mítico leopardo de las nieves. Este es otro de los lugares centrales para la cultura nómada del país. Desde mediados de la primavera empiezan a desplazarse hasta aquí para que sus animales disfruten de los mejores pastos del país. El camino hasta Bishkek sube hasta las alturas de la Cordillera de Tien Shan a través del Paso de Too Ashuu (más de 3.500 metros sobre el nivel del mar), uno de las carreteras de montaña más espectaculares del mundo.

Museo en una de las cuevas del Trono de Salomón, en Osh.

Planes para una tercera semana

Ir a Osh o no ir a Osh.- Si tienes planeado un viaje de más de dos semanas es una buena idea dedicar cuatro o cinco días al extremo sur del país usando la milenaria Osh como base. En un país eminentemente nómada, la vieja Osh es la ‘ciudad’ histórica por excelencia con una biografía que supera con mucho los tres milenios. La ciudad descansa a los pies de una curiosa formación rocosa que recibe el nombre del Trono de Salomón y en una de las cuevas que históricamente han sido ocupadas por eremitas y santones desde antes de la llegada del Islam hay un museo alucinante. La historia de la ciudad se vincula a la Ruta de la Seda (está en el camino desde Samarcanda) y por eso aquí pueden verse algunos mausoleos y mezquitas medievales que nos recuerdan a las vecinas ciudades uzbekas (la monumental Kokand está a apenas 190 kilómetros por buenas carreteras).

Antiguo minarete en la ciudad de Uzgen.

Osh se localiza en un gran oasis entre montañas donde hay otras poblaciones de importancia para los estándares kirguíes: la más notable es Uzgen donde pueden verse un minarete del siglo XI y varios mausoleos. La razón de la gran diferencia monumental con las vecinas de Uzbekistán es la guerra: los mongoles literalmente arrasaron las ciudades de esta parte de la ruta convirtiéndolas en postas militares.

Inmediaciones del Pico Lenin, una de las alturas míticas de la Cordillera del Pamir.

Y para finalizar un paseo a los pies del Pamir.- Otro mito. La Cordillera del Pamir, con picos por encima de los 7.000 mertros, es el quinto de los grandes gigantes montañosos del mundo. Y también un lugar íntimamente ligado a la Ruta de la Seda con pasos célebres como el de Irkeshtam (a 238 kilómetros de Osh), que da paso a la ciudad china de Kasghar. Esta es la ruta que siguió el comerciante Marco Polo en el siglo XIII. El Valle de Alay es, literalmente, otro mundo. A unos 3.000 metros de altitud, el lugar es un páramo de hierbas duras donde se asientan pequeñas aldeas de casas de adobe (la más importante es Sary Mogul) que miran a los gigantes desde la distancia. Aquí puedes acercarte a algunos de los picos míticos del alpinismo mundial como el Lenin (o Ibn Sina -Avicena-) y enormes lenguas de glaciar.

Fotos bajo Licencia CC: Ninara; Hans Birger Nilsen; Gustavo Jerónimo; neiljs; Xiquinho Silva; Richard Mortel; Dan Lundberg; Thomas Depenbusch

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