Gracia Prada Chamorro: “Una vida llena de violencia es una vida perdida”

La directora operativa de la Fundación Ana Bella, Gracia Prada Chamorro, ha estado esta semana en la Universidad Internacional Menendez Pelayo (UIMP) de Santander para participar en el ciclo de conversaciones 'En contexto'. Además, recibió la Medalla de Honor de la institución académica como representante de esta organización por su labor social con las mujeres víctimas de violencia de género.

Gracia Prada se considera una “superviviente” de la violencia de género, una mujer que ha “recuperado los valores” y que, ahora, es dueña de su vida. Por ello, dedica su vida a ayudar a otras mujeres maltratadas y madres separadas.

Con el objetivo de ayudar a las mujeres que se encuentran ocultas, muertas de miedo y no se atreven a salir de una situación de violencia de género, la integrante de la asociación narra su vivencia dando voz al mensaje: “Si ella pudo salir, yo también puedo”. Y es que tal y como asegura Prada en conversación con eldiario.es, “una vida llena de violencia es una vida perdida”.

La activista sevillana aprovecha para dar un toque de atención a los medios de comunicación que muestran imágenes de mujeres con “el ojo morado y la voz distorsionada”, ya que de esa forma, las víctimas por violencia machista “no denuncian porque no quieren acabar así”.

Esta activista feminista continua explicando que salir en los medios con la “cara descubierta”, mostrando que no corren ningún peligro y aportando su testimonio positivo -como han hecho hasta ahora en la fundación-, da fuerza a esas mujeres para que sean capaces de dar el primer paso y decir “ella estaba como yo, pero mira cómo está ahora”.

Además, la directora quiere lanzar un mensaje a las mujeres que sufren en silencio: “Yo les doy mi testimonio, rompan su silencio, pidan ayuda, las vamos a acompañar, hay muchas voluntarias en diferentes lugares gracias al programa Red de Mujeres”.

Por último, Prada cuenta que en la fundación realizan varios programas además de formaciones en los trabajos e institutos para erradicar este tipo de violencia. “Dentro de la educación es importante desde que son pequeños porque vamos a clase de niños de tres años y repiten el rol de sus padres”, sostiene, y pone como ejemplo un caso que vivió en primera persona en el que un niño pequeño dijo que “mi papá es el coche y la pelota, y mi madre la plancha”.

Es por ello que insiste en la importancia de darse cuenta de estas situaciones y afirma que en un trabajo “hay mujeres que han perdido la vida porque sus compañeros no han detectado que estaba recibiendo violencia”. En este sentido, Prada reclama que “si lo vemos, lo digamos”. “Yo pedía ayuda con la mirada, con mis ojos. Nadie me llegó a decir lo que nosotras hoy decimos e insistimos en lo que pasa o nos ofrecemos para ayudar y escuchar”, concluye.