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Tradiciones, pero a medias

Juan Parra

Experto en Desarrollo de la Innovación y el Talento Rural —

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Son fechas de feria y fiestas varias a lo largo y ancho de nuestra tierra. Todas basadas en el concepto de 'tradición'. La tradición, un significante que, en nuestro tiempo, como pasa con tantos otros, se ha ido vaciando de sentido. O más bien, se ha manipulado tanto que, ya no se sabe muy bien a que se refiere.

Son tradiciones de todo tipo y forma, y con todo tipo de simbología y rituales asociados. Eso sí, incompletas, porque de ellas se borran los elementos 'desagradables' o 'poco cómodos' para la memoria colectiva. Esa memoria que tanto incomoda a la sociedad.

Estas tradiciones se han modulado para ser consumidas como una experiencia más, en este incansable carrusel visceral de experiencias a acumular, que no a vivir. Así han perdido, por tanto, su naturaleza e incluso la razón de su ser.

Son tradiciones a medias porque no reflejan toda la realidad contextual en las que nacieron y se desarrollaron.

Por ejemplo, en las 'Fiestas de las Vendimias' o en las 'Fiestas del Vino' prima el folclore y la algarabía. Nada deja asomar las lamentables condiciones laborales y de vida que los jornaleros tenían en el campo. No vaya a ser que miremos y sigan estando ahí trasmutadas. Vendimiaban, pero no para bailar, si no para poder comer. Pues la comida era la única contraprestación que recibían por ofrecer a los señores de la tierra su fuerza de trabajo.

Otro ejemplo, las 'Fiestas a las Vírgenes'. Vividas por algunos creyentes como momentos de recogimiento en su día, pasaron a ser, para la mayoría, fiestas populares. Ratos de esparcimiento frente a la opresión que siempre fueron utilizadas para imponer la moral católica, apostólica y romana. Por cierto, fiestas que nada tienen que ver con el mensaje predicado y ejecutado por Cristo.

Por tanto, vivamos las tradiciones en su plenitud y completas. Seamos críticos y hagamos el ejercicio de sumergirnos en ellas tal cual eran y con todos sus matices. Miremos a los tiempos pasados con la justicia que se merecen, por respeto a quienes los vivieron y en muchos casos sufrieron. No sigamos las tradiciones sin más, nos haríamos un flaco favor. No avanzaríamos nada.