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Creer es contagioso

El escepticismo nace de la creencia al igual que en palabras de Tsun Tzu en su tratado el arte de la guerra “el desorden llega del orden, la cobardía surge del valor y la debilidad brota de la fuerza.”

Si nos centramos en los aspectos psicológicos de la persona encontramos en los momentos de flaqueza un vacío existencial que puede parecer insalvable. Las cosas no han salido bien y creemos sentirnos perdidos, sin salida. Estas creencias negativas suelen estar basadas en convicciones profundas a nivel emocional y limitan el desarrollo de nuestra inteligencia.

La mayor parte de las convicciones que nos limitan, lo hacen sin que nosotros lo sepamos, esto es, actúan por debajo del plano de la conciencia.

Mario Alonso Puig

Emprender requiere de observación interior, auto análisis y autocrítica que nos ayude a vencer nuestras propias resistencias y así conseguir avanzar y dar un paso adelante. Para ello es importante ponernos en frente de nuestras creencias e intentar hacer un ejercicio de escepticismo hacia todo aquello de lo que estamos totalmente convencidos, pondremos a prueba lo que somos y podremos llegar a imaginar lo que podemos llegar a ser. Si nos infravaloramos nos equivocamos, nos sentimos perdidos y actuaremos como tal y esto se transmite, se percibe y se contagia.

Necesitamos superar aquellas creencias que nos impidan crecer mediante percepciones erróneas de la realidad y sustituirlas por otras nuevas que abran paso a la ilusión y al carácter positivo.

Un ejemplo más gráfico que nos puede ayudar a localizar esas percepciones, que ahora están siendo una carga para nosotros, es el siguiente.

Cuando uno observa un amanecer y todo el movimiento del sol hasta que este se oculta, la percepción visual que se tiene es que el sol se ha movido, mientras que yo estaba quieto.

Extracto del libro “Reinventarse” del Dr. Puig.

Y viene a decir que estas percepciones visuales erróneas hacen que desarrollemos creencias fijas que son a veces un lastre para creer en el cambio positivo. A Galileo le costó mucho más que un dolor de cabeza.

En el momento en que nos hallamos desprendidos de todo peso inútil, encontramos el punto óptimo para generar entusiasmo, partiendo de uno mismo. A menudo lo que ocurre es lo que nos imaginamos, si estamos convencidos que no podremos conseguir algo (pero lo intentamos igualmente), evidentemente no lo conseguiremos. Y por el contrario si estamos convencidos que lo conseguiremos, tarde o temprano así será. Por esto debemos esforzarnos en ser mejores y creer que lo podemos conseguir. Tener una idea, observarla, analizarla, ponerla a prueba, localizar sus puntos débiles y conocer sus puntos fuertes para hacerla mejorar, así con la ilusión de quien comienza cada día llevaremos nuestros proyectos al éxito y, sin duda, seremos afortunados por vivir creyendo en nosotros mismos y en nuestro trabajo. Quienes estén a tu alrededor lo agradecerán tanto como tú.

Puede ser doloroso dejar atrás aquello que nos ayudó a llegar donde ahora estamos, pero hay que tener algo muy claro, las creencias no son verdades absolutas, son construcciones que vamos realizando a medida que avanzamos en nuestro camino. Es totalmente normal que a los 15 años pensemos que la pandilla será inseparable; y que a los 20 años queramos pasar el resto de nuestra vida viajando. Las creencias son percepciones sesgadas de la realidad; algunas de ellas son potenciadoras,, nos ayudan a seguir avanzando y a conseguir las metas que nos proponemos. Otras son irreales, como el niño que cree que con polvo de hadas puede llegar a volar. Y otras, son limitantes, suponen una resistencia que nos impide seguir adelante con su nuestros propósitos: Vuelvo a coger un argumento del libro “Reinventarse” del Dr Puig para reivindicar el pensamiento autocrítico, desde un punto de vista constructivo. Si estás en un momento difícil y surgen dudas puede ser de gran utilidad regalarte un tiempo para reflexionar y no olvides nunca que lo importante es creer en ti porque creer es contagioso.

La propuesta que hago en este post trata algunos aspectos del cambio psicológico, emocional que traspasan nuestro pensamiento e inunda todo, y, por supuesto, roza un concepto, hasta hace muy poco desconocido para mí, la resiliencia.

El escepticismo nace de la creencia al igual que en palabras de Tsun Tzu en su tratado el arte de la guerra “el desorden llega del orden, la cobardía surge del valor y la debilidad brota de la fuerza.”

Si nos centramos en los aspectos psicológicos de la persona encontramos en los momentos de flaqueza un vacío existencial que puede parecer insalvable. Las cosas no han salido bien y creemos sentirnos perdidos, sin salida. Estas creencias negativas suelen estar basadas en convicciones profundas a nivel emocional y limitan el desarrollo de nuestra inteligencia.