Santa Cecilia, el día en que la música es compartida

Santa Cecilia fue proclamada patrona de la música a finales del siglo XVI aunque ya era conocida y veneraba desde el siglo IV. Perteneciente a una familia noble y pagana se convirtió al cristianismo en un momento en el que eran perseguidos atrozmente. Fue torturada y malherida falleciendo a los pocos días por las heridas ocasionadas por su verdugo.

Su vinculación a la música se sustenta en su conocimiento musical propio de una familia acomodada, su resistencia a un casamiento impuesto mediante el canto que la consolaba de un matrimonio no deseado e incluso en su agonía aliviaba el dolor a través de melodías, hecho recogido en las denominadas “Actas del Martirio de Santa Cecilia”. El papa Gregorio XIII quien la santificó consideraba que “había demostrado sensibilidad y una atracción irresistible hacia los instrumentos musicales”.

Más allá de la religiosidad y de posibles traducciones más o menos acertadas del latín, el 22 de noviembre es sinónimo de celebración musical. Orquestas y bandas concentran sus conciertos en torno a su festividad creando momentos de convivencia musical.

También las agendas de los centros educativos hacen referencia a este día musical que marca el inicio oficial del calendario artístico. Desde el Conservatorio Jacinto Guerrero de Toledo celebramos un concierto el día 21 de noviembre a las 19.30 en el Auditorio Ana María Sancho.

Una actividad en la que el alumnado es el protagonista, principal motor del centro que desde el escenario muestra al público el trabajo desarrollado en los últimos meses en un día en el que la música es compartida.

Santa Cecilia fue proclamada patrona de la música a finales del siglo XVI aunque ya era conocida y veneraba desde el siglo IV. Perteneciente a una familia noble y pagana se convirtió al cristianismo en un momento en el que eran perseguidos atrozmente. Fue torturada y malherida falleciendo a los pocos días por las heridas ocasionadas por su verdugo.

Su vinculación a la música se sustenta en su conocimiento musical propio de una familia acomodada, su resistencia a un casamiento impuesto mediante el canto que la consolaba de un matrimonio no deseado e incluso en su agonía aliviaba el dolor a través de melodías, hecho recogido en las denominadas “Actas del Martirio de Santa Cecilia”. El papa Gregorio XIII quien la santificó consideraba que “había demostrado sensibilidad y una atracción irresistible hacia los instrumentos musicales”.