Castilla y León: el primer laboratorio del Partido Popular donde empezó Aznar como 'cunero'

Un joven diputado por Ávila de Alianza Popular llamado José María Aznar llegaba a Castilla y León en 1987. Era un 'cunero' designado por Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón que años antes tuvo que inscribirse en la sede de AP de Ávila para poder presentarse a las elecciones de 1982. Cinco años después, por 3.000 votos arrebató al PSOE la presidencia de una Comunidad que apenas había pisado y que convirtió en su laboratorio político, un tubo de ensayo que usó tan solo durante dos años pero que le sirvió para fijar usos y tendencias del futuro Partido Popular: la presunta austeridad, el apoyo a empresarios privados y los planes de medios que facilitan el control de la información. Un dato: el primer caso de corrupción del PP, con condena incluida, se produjo en Castilla y León; el segundo, también.

Aznar, al que los suyos recuerdan con una imagen muy clásica, “con todo el pelo echado para atrás”, ni siquiera tenía equipo. Durante su campaña, en el autobús en el que viajaba con los periodistas conoció al “estridente” Miguel Ángel Rodríguez, un chaval que hacía méritos en el diario decano El Norte de Castilla y que tenía 22 años. En julio de 1987 con las elecciones ganadas, Rodríguez, apodado por algunos periodistas como 'el bachiller' debido a su carencia de estudios superiores, asumió la portavocía de la Junta de Castilla y León y era el responsable de las relaciones con los medios de comunicación, de las publicaciones y de la publicidad institucional, la gran baza del PP en la Comunidad desde entonces. Nadie recuerda muy bien cómo funcionaba la chequera mediática entonces, tan sólo que la Junta empezó a hacer patrocinios en los medios de la época.

El Cid Campeador y la lista negra de periodistas

Rodríguez se encargó de que los focos apuntasen a una Castilla y León gris, pero sobre todo a Aznar, un político prometedor. Lo cierto es que Aznar no se ponía muy a tiro de la opinión pública: intervino una sola vez en dos años en el Parlamento Autonómico, asentado entonces en el castillo de Fuensaldaña, pero sí tenía la atención de medios nacionales. En las redes resucita con cierta asiduidad una imagen del expresidente disfrazado de Cid Campeador entre las almenas del castillo de Villafuerte de Esgueva (Valladolid). La foto, tomada en 1987, formaba parte de una sección de El País Semanal en la que se retrataba a personajes conocidos caracterizados como héroes a los que admirasen. El reportaje lo gestionó Rodríguez. No duró mucho en el cargo: sus excesos verbales le obligaron a dimitir. Pero hubo alguna sorpresa.

En 1990 un parlamentario socialista hizo pública una lista negra de periodistas, donde aparecía el sello de Presidencia de la Junta y cuya autoría se atribuía a Rodríguez. La investigación interna, de dudosa corrección, nunca aclaró su origen. En la lista de seis folios, con el encabezamiento “hay más pero estos son los principales”, se daba cuenta de la orientación de los periodistas: 'amigos de la casa', 'ni a favor ni en contra' y 'anticasa, antipp y antitodo'. Pero también se les calificaba profesionalmente: “no se entera de nada, hay que explicárselo todo”, “no se entera, pero se enterará”, “muy peligroso”, eran las definiciones asociadas a los profesionales, además de, en algunos casos, reseñar su situación personal. Las expresiones que se utilizaban eran para algunos inequívocamente del exportavoz y parecía una guía para su sucesor.

Del paso de Rodríguez por la Junta de Castilla y León aún hay rastro, como una remesa de libros que le editó Everest sobre una niña al que el corazón se le hizo paloma o una de sus hermanas, Concha Rodríguez, que fue asesora del presidente Juan Vicente Herrera y ahora trabaja en el Grupo Parlamentario Popular. Fuentes del partido han confirmado a eldiario.es que forma parte de la plantilla y que se dedica al seguimiento de medios. Miguel Ángel Rodríguez, que acabó siendo jefe de prensa del PP, director de Comunicación del partido y Secretario de Estado de Comunicación, ha vuelto a la actualidad después de años retirado de la política. La candidata del PP a la presidencia de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, lo ha rescatado como consultor de campaña.

Al frente del gabinete de Aznar estaba un joven Carlos Aragonés, que le seguiría en su trayectoria presidencial a la Moncloa. En su Gobierno, cinco consejeros de los que dos también acabaron siguiendo a Aznar con los años: en Presidencia y Administración Territorial, Juan José Lucas, en Economía y Hacienda, Miguel Pérez Villar, en Agricultura y Ganadería, Fernando Zamacola, en Fomento, Jesús Posada y en Educación y Cultura, Javier León de la Riva que, como él mismo recuerda con frecuencia, era el ginecólogo de Ana Botella.

Sepúlveda y Mato, cicerones de los Aznar-Botella

Los Aznar-Botella, instalados en un piso en la milla de oro de Valladolid, en la Acera de Recoletos -Juan Vicente Herrera aún dispone de su uso- se rodearon de una pequeña cohorte que trataban de introducir al matrimonio en los cerrados círculos de la ciudad. Tenían como cicerone al entonces desconocido matrimonio formado por Jesús Sepúlveda y Ana Mato. Él era gerente del partido y ella formaba parte del gabinete de Aznar. También estaba pendiente de ellos el que llegó a ser secretario de Estado, Miguel Ángel Cortés y otros “jóvenes liberales” que conformaron el 'clan de Valladolid' cuando Aznar llegó a ser presidente del Gobierno de España.

Entre las primeras medidas del Gobierno Aznar, al que unos califican de austero y otros de tacaño, estuvo la reducción de consejerías de 7 a 5 y la supresión de 63 delegados territoriales que había, uno por cada consejería y provincia. Aparentemente, trataba de adelgazar la Administración, pero no fue así, ya que creó un solo delegado territorial de la Junta por provincia pero colocó un jefe de servicio por consejería en cada provincia. Es decir: que aumentó los cargos de confianza aunque se vendió lo contrario.

Uno de los proyectos estrella de Aznar fue el Parque Tecnológico de Boecillo, que pretendía ser el buque insignia de una Comunidad que apostaba por el desarrollo industrial. Para ello se apostó por una extraña empresa, Cryslaloid, dedicada a la fabricación de cristal líquido. La empresa caía en picado a pesar de las continuas inyecciones de dinero: llegó a invertir hasta 7.000 millones de pesetas, acabó comprándola y la vendió por 1 euro. La empresa desapareció y nunca se supo a dónde fue a parar el dinero. El Parque Tecnológico aún acoge empresas, pero ni de lejos es el mascarón de proa de la tecnología.

Aznar aprendió en Valladolid algún que otro truco político como mantener a raya a los informadores, pero sus miras eran altas y dos años después de acceder a la presidencia de la Junta, marcó terreno. Fraga lo quería como cabeza visible de una AP refundada en PP y se fue a Madrid.

La corrupción de Pérez Villar

Ya en Madrid, José María Aznar se llevó su primer susto. En 1990 se conocía que el consejero de Fomento, Miguel Pérez Villar, había dirigido un despacho de asesoría laboral a empresas de León y que lo había dejado en manos de su mujer al ser nombrado. Las subvenciones de Economía milagrosamente recaían en clientes de ese despacho. Entre 1988 y 1989, las subvenciones superaron los 500 millones de pesetas, pero el total hasta que estalló el caso casi alcanzó los 3.000 millones. El Supremo lo inhabilitó durante 8 años y condenó también al director general de Economía, Javier Valenzuela, como cooperador necesario.

Otro caso que preocupó a Aznar fue el conocido “Caso de la Construcción”. En él estaban implicados el constructor Antonio Miguel Méndez Pozo, que visitaba con asiduidad el piso de Recoletos, y el alcalde de Burgos José María Peña, cuyo partido facilitó su investidura en 1987. Un político del PP recordó a eldiario.es su sopresa cuando en una cena en el piso de los Aznar-Botella otro otro invitado preguntó por el aseo y Méndez Pozo indicó el camino. Peña fue indultado por el Gobierno de Aznar en 2001, pero Méndez Pozo pasó seis meses en prisión. Cuando salió siguió con su empresa de construcción y empezó con la de los medios de comunicación. Hoy posee el 50% de Radio Televisión Castilla y León, (el otro 50% lo tiene el empresario acusado en Gürtel José Luis Ulibarri), una televisión privada que se financia con dinero público. El presidente Herrera nunca falta ni a sus convocatorias públicas ni a las privadas.

En plena debacle del PP en una Comunidad que ha poseído durante 32 años, Aznar está desparecido. En la presentación de la campaña del PPCyL un medio preguntó si el expresidente apoyaría al candidato, Alfonso Fernández-Mañueco, en algún acto. La respuesta fue que estaba invitado a hacerlo. Hoy el propio partido ha confirmado a eldiario.es que Aznar no estará en la Comunidad que le vio nacer como político y en la que aún se le considera un símbolo.