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Opinión - Noticias que no interesan. Por Esther Palomera

El arzobispo Cañizares equipara los escándalos de la Iglesia con riñas familiares

El cardenal arzobispo de València, Antonio Cañizares, en su última carta a los fieles ha animado a que marquen la cruz de financiación de la Iglesia en la declaración de hacienda. Para ello ha querido desacreditar las críticas a esta ayuda que aluden a los escándalos de la Iglesia, que van desde los abusos sexuales a casos de corrupción, comparándolos con riñas familiares que no deben afectar a los padres ancianos.

Cañizares afrimaba así que “Soy consciente, y me duele, que hay campañas para que no se haga, para que no se ponga. Acuden a tal o cual caso que consideran injuria, a que si ha habido tal o cual comportamiento de clérigos o de Obispos, en determinados lugares o regiones. ¿Qué tiene que ver esto con la Iglesia, con el bien que hace la Iglesia? ¿Qué me dirían de un hijo que ante una madre o padres ancianos, porque ha habido alguna cosa entre los hermanos, o los cuñados, los sobrinos dijesen: ”Pues ahora ya no contribuyo a ayudar a los padres, a ayudar a la madre“. Pensaríamos con buen sentido que no merecen llamarse ”hijos“. Ése es el comportamiento de algunos que, por no sé qué actuaciones en la Iglesia que a su juicio merecen reprobación, niegan esta contribución”.

Tras esta argumentación el purpurado ha advertido que “negar esta contribución es negar lo que la Iglesia es y hace en favor del hombre, de la sociedad, y de la humanidad entera”. Pero además ha elevado el tono afirmando que “a los fieles cristianos les digo: no neguéis esta ayuda que pide la Iglesia. Negar esta ayuda es un pecado contra la Iglesia, es un no sentirse Iglesia a la que debemos ayudar en todos los órdenes, también en el económico”.

Cañizares no obtante también ha manifestado su deseo por conseguir la “autofinanciación” porque “supondría una Iglesia más libre y más disponible o en disposición plena para evangelizar”. No obstante reconoce que todavía requiere de las donaciones, y que “no se trata de enriquecer a la Iglesia en España o que nade en abundancia, sino simple y sencillamente de que pueda subsistir y llevar a cabo su misión evangelizadora, que siempre habrá de ser en pobreza y austeridad”. Pero esta “misión evangelizadora”, tiene nuevas “exigencias” en los tiempos actuales, señalando así que requieren de instrumentos como “la utilización de medios de comunicación, la formación de agentes de pastoral o la enseñanza”.

Además el arzobispo asegura que “cuando es necesario, la Iglesia diocesana de Valencia, y lo mismo ocurre en otras diócesis, se ve obligada, para poder llevar a cabo algunas obras necesarias, como todo hijo de vecino, a acudir a préstamos de entidades financieras, que como es lógico también tiene sus costos”.

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