Esa sensación incómoda al decir los primeros “buenos días” puede parecer inevitable, pero lo cierto es que no lo es. La halitosis matutina, aunque común, puede ser una señal de procesos fisiológicos o patologías orales subyacentes. Lejos de ser un mero inconveniente estético, el mal aliento puede afectar la calidad de vida, la autoestima y las relaciones interpersonales.
Según el informe de la Sociedad Española de Periodoncia y Osteointegración (SEPA), aproximadamente el 30% de los adultos en España padece o ha padecido halitosis en algún momento de su vida. Además, en el 90% de los casos, el origen del mal olor se encuentra en la propia cavidad bucal, con una fuerte asociación con enfermedades periodontales. A continuación, presentamos cuatro medidas clave de higiene bucodental para combatir eficazmente el mal aliento matutino y para que despiertes cada mañana con un aliento más fresco y saludable. Porque, aunque dormir es una necesidad biológica, empezar el día con confianza también debería serlo.
Comprendiendo la halitosis
El llamado “aliento matutino”, a veces, no es más que el resultado de procesos naturales durante el sueño, entre ellos la disminución del flujo salival, la acumulación de bacterias y ciertos hábitos alimenticios o higiénicos que se dan durante el día anterior.
Lejos de ser algo de menor importancia, el mal aliento puede afectar la autoestima, las relaciones personales e incluso ser indicio de problemas de salud bucodental. Por ello, abordar este tema desde una perspectiva preventiva es fundamental.
El mal aliento matutino, aunque esté ampliamente aceptado como un fenómeno normal, puede ser una manifestación de problemas de salud oral más serios. Gracias a los datos aportados por la SEPA, hoy sabemos que la mayoría de los casos tiene solución si se aplican correctamente las medidas higiénicas adecuadas, se diagnostica bien el tipo de halitosis y se trata la patología con el tratamiento adecuado.
Limpiar la lengua, cuidar la higiene interdental, tratar las encías, hidratarse y contar con la orientación de profesionales son los pilares para garantizar un aliento fresco y una boca sana. Al fin y al cabo, empezar el día con confianza comienza en abrir la boca sin preocupaciones.
Una de las claves para tratar correctamente la halitosis es entender su origen. La SEPA, siguiendo la clasificación de Miyazaki como aparece en su informe, distingue entre halitosis genuina, pseudohalitosis y halitofobia. La halitosis genuina puede ser fisiológica; es decir, relacionada con el recubrimiento lingual sin presencia de enfermedad, o patológica; de origen oral o extraoral. Por tanto, la intervención profesional es clave no solo para la resolución del mal aliento, sino también para evitar tratamientos inadecuados.
Limpieza lingual diaria: el primer paso imprescindible
En el informe de la SEPA, leemos que la lengua, especialmente su región dorso-posterior, es el principal foco de producción de compuestos sulfurados volátiles (CSV), responsables del mal olor bucal. Estas sustancias, como el sulfuro de hidrógeno o el metilmercaptano, son el resultado del metabolismo proteico de bacterias anaerobias gramnegativas que se acumulan en esta zona.
Por ello, una medida esencial es la limpieza diaria de la lengua con un raspador lingual. Este hábito permite reducir significativamente la cantidad de bacterias y sustratos que generan el mal olor. Según el informe, el uso de colutorios específicos en forma de gárgaras puede llegar a las zonas más profundas de la lengua y contribuir aún más a neutralizar los CSV, haciendo que estos dejen de ser perceptibles.
Higiene interdental: más allá del cepillo
El cepillado dental, aunque fundamental, no es suficiente por sí solo para eliminar todos los restos alimenticios ni la placa bacteriana. Los espacios interdentales son el refugio perfecto para que bacterias generen residuos proteicos y produzcan mal olor. De hecho, la acumulación de biofilm en estas zonas está directamente relacionada con enfermedades de las encías, responsables de algunos de los casos de halitosis oral patológica.
La limpieza interdental con seda dental o cepillos interdentales debe ser parte de la rutina diaria de higiene bucal. Estas medidas, combinadas con una correcta técnica de cepillado, pueden ayudar a prevenir la gingivitis y la periodontitis, reduciendo así el riesgo de halitosis de origen patológico.
Tratamiento y prevención de enfermedades periodontales
La SEPA subraya que alrededor del 60% de los casos de halitosis oral surgen como consecuencia de padecer enfermedades periodontales, como la gingivitis (30%) y la periodontitis (30%). Estas condiciones están marcadas por la inflamación de las encías, el sangrado y la formación de bolsas periodontales, donde se alojan bacterias que producen altos niveles de CSV.
El tratamiento periodontal no solo es clave para controlar la halitosis, sino que es indispensable para evitar el daño a los tejidos de soporte dental. Estudios citados en el informe demuestran que mantener un estado de salud periodontal óptimo reduce significativamente la concentración de compuestos malolientes en la boca. De este modo, las visitas periódicas al dentista para obtener un diagnóstico preventivo y su correspondiente tratamiento son esenciales.
Mantener una adecuada hidratación y estimulación salival
Durante la noche, la producción de saliva disminuye drásticamente, lo que facilita la proliferación de bacterias productoras de mal olor. Este fenómeno explica por qué el mal aliento es más notorio al despertar.
Mantenerse bien hidratado durante el día y antes de dormir, así como masticar chicles sin azúcar o consumir alimentos que estimulen el flujo salival, ayuda a mantener un entorno oral más sano. Asimismo, evitar el consumo de alcohol y tabaco, que reducen la producción de saliva, es una medida preventiva eficaz.