El guiso de calabacín y patatas que es cremoso, rico y muy fácil de hacer que puede salvarte más de una comida de verano

Aurora López

13 de agosto de 2025 13:13 h

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Cuando los mercados y los estantes de los comercios se llenan de verduras frescas y los días largos de verano invitan a comer ligero, hay recetas que resultan tan sencillas como efectivas. El guiso de calabacín y patatas es una de ellas. Con apenas un puñado de ingredientes básicos, un poco de tiempo y una olla, se consigue un plato cremoso, saludable y muy versátil que puede resolver más de una comida de verano.

No es un plato nuevo ni sofisticado, pero precisamente en su sencillez reside su encanto. Se trata de una preparación tradicional, heredada de las cocinas familiares donde se aprovechaban las verduras de temporada y se buscaban comidas completas sin grandes gastos. Hoy, sigue siendo una opción perfecta para quienes quieren comer bien sin complicarse. Cuando no sepas qué cocinar, recuerda que con un par de calabacines, unas patatas y un poco de aceite de oliva puedes tener en menos de 40 minutos un guiso cremoso que resolverá más de una comida de verano.

Una receta nutritiva de temporada y de aprovechamiento

El verano es la época en la que el calabacín alcanza su mejor momento: tierno, jugoso y con un sabor suave que combina con casi todo. La patata, por su parte, es un básico que siempre está presente en la despensa y que aporta la textura y la consistencia necesarias para que el guiso sea saciante. La combinación de ambos, junto con una base aromática de cebolla y aceite de oliva, da como resultado un plato equilibrado y nutritivo.

Nutricionalmente hablando, el calabacín, de acuerdo con la Fundación Española de la Nutrición, es rico en vitamina C, potasio y fibra. Por su parte, la patata suma energía en forma de carbohidratos complejos, además de vitaminas del grupo B y minerales como el magnesio o el potasio, mientras que el aceite de oliva es fuente de grasas saludables. En definitiva, es un plato que hidrata, nutre y aporta energía de manera equilibrada, lo que lo hace ideal para los días calurosos en los que se necesita algo ligero, pero consistente.

Además, es una receta de aprovechamiento, ya que si tienes calabacines que empiezan a perder frescura o patatas que llevan días esperando, este guiso es una forma perfecta de darles uso. Y a la hora de recalentarlo, basta con hacerlo a fuego suave, removiendo de vez en cuando. También es posible congelarlo, aunque el calabacín tiende a soltar algo más de agua al descongelar.

Un plato para todos

Uno de los puntos fuertes de este guiso es que es apto para casi todo el mundo. Al ser 100% vegetal, encaja en dietas vegetarianas y veganas. No contiene gluten ni lactosa, y su composición ligera lo hace ideal para personas que buscan comidas menos pesadas.

Se puede servir como primer plato, como plato único acompañado de pan o incluso como guarnición de carnes, pescados o huevos. Como añadido, también es una opción perfecta para cocinar en cantidad y conservar en la nevera, ya que gana sabor con el reposo.

Cómo hacer el guiso paso a paso

El guiso de calabacín y patatas es un ejemplo claro de que la cocina casera puede ser fácil, rápida y deliciosa sin necesidad de ingredientes caros ni técnicas complejas. Estos son los ingredientes que se necesitan:

  • Dos calabacines medianos
  • Cuatro patatas medianas
  • Una cebolla grande
  • Dos dientes de ajo (opcional)
  • Agua o caldo suave de verduras
  • Aceite de oliva virgen extra
  • Sal al gusto
  • Pimienta negra molida
  • Hierbas frescas o secas (perejil, tomillo, laurel…)
  • Pimentón dulce (opcional)

Este es el paso a paso:

  1. Primero lava bien los calabacines y córtalos en medias lunas, sin pelar para aprovechar la fibra y el color. Pela también las patatas y córtalas chascándolas, es decir, introduciendo el cuchillo y rompiendo para que suelten almidón y espesen el caldo.
  2. En una olla amplia, calienta el aceite a fuego medio y añade la cebolla picada. Sofríe durante unos minutos hasta que esté transparente. Si decides añadir ajo, incorpóralo picado en este momento.
  3. Agrega las patatas al sofrito, remueve bien y, si quieres un toque de color y aroma, añade el pimentón dulce. Hazlo rápido para que no se queme y amargue.
  4. Incorpora el calabacín, cubre con el agua o caldo y salpimienta. Añade las hierbas aromáticas de tu elección.
  5. Tapa la olla y deja cocer entre 25 y 30 minutos, hasta que las patatas estén tiernas.
  6. Si lo deseas, puedes aplastar suavemente algunos trozos de patata y calabacín con la cuchara de madera para espesar el guiso de manera natural.
  7. Apaga el fuego y deja reposar unos minutos antes de servir.
  8. Aunque sea un plato sencillo, presentarlo bien lo hace más apetecible. Sirve el guiso en un cuenco o plato hondo, añade un chorrito de aceite en crudo y espolvorea perejil fresco picado. Si se acompaña de una ensalada de tomate, por ejemplo, el menú quedará más completo.

Variantes para no aburrirse

El guiso de calabacín y patatas tiene una ventaja evidente. Es tan versátil que, con pequeñas modificaciones, puede adoptar sabores y texturas diferentes sin perder su esencia. Esto permite adaptarlo a distintos gustos, necesidades nutricionales o simplemente a lo que tengamos en casa. Estas son algunas de las versiones más sencillas y sabrosas:

  • Con legumbres: incorporar garbanzos o alubias cocidas convierte este guiso en un plato único mucho más completo y nutritivo. Las legumbres aportan proteínas vegetales y una textura suave que combina a la perfección con la cremosidad de la patata y el calabacín. Basta con añadirlas ya cocidas en los últimos diez minutos de cocción para que se integren en el caldo sin romperse. Esta variante es ideal para quienes buscan una comida más saciante o para esos días en los que no se quiere preparar un segundo plato.
  • Con huevo: el huevo es un recurso rápido y económico para enriquecer el guiso. Se puede añadir huevo duro picado justo antes de servir, lo que aporta un sabor suave y un contraste de textura muy agradable. Otra opción es escalfarlo directamente en la olla.
  • Con queso: para quienes no buscan una versión vegana, el queso es un añadido sencillo que eleva el guiso sin complicaciones. Un poco de queso rallado espolvoreado aporta un sabor más intenso. Otra alternativa es usar queso fresco en dados o queso feta desmenuzado, que se integra de forma más delicada y añade un punto salino que realza el resto de ingredientes.