El FMI eleva el impacto de la crisis del coronavirus con una caída del 12,8% para la economía española en 2020

El Fondo Monetario Internacional ha elevado 4,8 puntos porcentuales el impacto de la crisis del coronavirus en la economía española, de manera que la caída del PIB en 2020 llegará hasta el 12,8%, ahora bien las previsiones de recuperación en 2021 también son mayores y elevan a un 6,3% el PIB, dos puntos más que las previsiones que se hicieron en abril de este año. El efecto de la caída de la actividad en las cuentas públicas también será mayor: el déficit crece al -13.9% en 2020 y al -8.3% en 2021, mientras que la deuda pública salta al 123.8% y al 124.1% del PIB, respectivamente.

En este informe de junio el FMI no ha dado datos de desempleo, aunque en las previsiones de abril con una caída del 8% de la economía española el organismo multilateral pronosticaba que la tasa de paro subía hasta el 20,8% de la población en nuestro país en 2020 y que se reducía al 17,5% en 2021. 

En su informe titulado Una crisis como ninguna otra, una recuperación incierta, España es uno de los países desarrollados junto a Italia que más impacto sufrirá en su economía. El FMI prevé contracciones del PIB del 8% en los Estados Unidos, Japón (-5,8%); Reino Unido (-10,2%); Alemania (-7,8%) o Francia (-12,5%). Las previsiones para 2021 es que los países desarrollados vean un crecimiento de sus economías 4,8%, lo que dejará el PIB de 2021 para este grupo por debajo de su nivel de 2019.

En el informe se justifica una mayor contracción económica este año para los países desarrollados porque “ha habido un golpe más profundo a la actividad en el primer semestre del año que lo previsto, con signos de distanciamiento voluntario incluso antes se impusieron cierres. Esto también sugiere una recuperación más gradual en la segunda mitad ya que el miedo de contagio es probable que continúe”.

En el caso de la zona euro, el FMI proyecta una contracción del PIB del 10,2% en 2020, frente al -7,5% anticipado en abril, mientras que en 2021 el PIB de la región crecerá un 6%, mejor que el 4,7% previsto anteriormente.  

El Fondo advierte de que se prevé que, por primera vez, todas las regiones experimentarán un crecimiento negativo en 2020, con lo que el crecimiento mundial será de -4,9% en 2020, 1,9 puntos porcentuales por debajo de las previsiones de abril de 2020. La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto más negativo en la actividad en el primer semestre de 2020 que los pronósticos iniciales habían calculado y se prevé que la recuperación sea más gradual de lo que se había previsto anteriormente. En 2021 se proyecta un crecimiento mundial del 5,4%.

“La pandemia de Covid-19 empujó a las economías a una Gran Reclusión, que ayudó a contener el virus y salvar vidas, pero también provocó la peor recesión desde la Gran Depresión”, señala la economista jefe del FMI, Gita Gopinath. Las pérdidas acumuladas durante la crisis entre 2020 y 2021 superarán los 12 billones de dólares (10,6 billones de euros).

El organismo que dirige Kristalina Georgieva avisa de que el impacto adverso sobre los bajos ingresos es particularmente grave, lo que “pone en peligro los importantes progresos realizados en la reducción de la pobreza extrema en el mundo desde los años 90”.

La previsión del organismo multilateral llega a la vez del aviso del economista jefe del Banco Central Europeo (BCE), Philip Lane, que ha señalado que la economía de la zona euro regresará a los niveles previos a la crisis “a finales de 2022”. Lane ha apuntado que aunque ya hay síntomas de recuperación, esta será “bastante gradual” y se necesitará tiempo para que empresas y familias superen el shock provocado por la pandemia.

Ante el golpe tremendo sobre la estabilidad de las finanzas públicas por la caída de la economía y los gastos necesarios para solventar la pandemia, la economista jefa del FMI ha añadido que “esta crisis también generará desafíos a medio plazo. La deuda pública está previsto que alcance su mayor nivel con respecto al PIB desde que hay registros, tanto en países avanzados como emergentes. Los países necesitarán sendas fiscales sólidas para la consolidación a medio plazo mediante el recorte de gastos innecesarios, la ampliación de la base fiscal, la disminución de la evasión de impuestos y una mayor progresividad fiscal en algunos países”.

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