¿Cuántos tipos de orgasmo femenino existen?

La de cuántos tipos de orgasmo existen es una pregunta recurrente cuando se habla de sexualidad. En particular, cuando se habla del orgasmo femenino. Al respecto, se han propuesto -y circulan- muy variadas hipótesis y teorías. Pero para los especialistas en la materia la cuestión admite, básicamente, dos posibles respuestas.

La primera es que“existen tantos tipos de orgasmos como personas”. Así lo asegura, por ejemplo, Andrés López de la Llave, miembro de la junta directiva de la Asociación de Especialistas en Sexología (AES). “Es muy simple: el orgasmo es un reflejo, igual que el parpadeo, y se produce cuando hay unos estímulos eficaces que hacen saltar ese reflejo. Entonces cada uno tiene su estilo de tener un reflejo, de parpadear o de tener un orgasmo”.

Aun más allá va Diana Fernández, responsable de Afrodisia Espacio Sexológico y socia de la Asociación Estatal de Profesionales de Sexología (AEPS), quien afirma que “no hay dos orgasmos iguales”. La especialista destaca que “el momento del máximo placer puede culminar de muchas formas, tras una lordosis (curvatura de la columna en la región cervical o lumbar), espasmos musculares, liberación de hormonas, etcétera”. Es decir, no solo cada persona tiene su propia manera de tener un orgasmo, sino que una misma persona disfruta de orgasmos muy distintos entre sí.

¿Hay dos tipos de orgasmo femenino?

El caso es que, cuando se habla de tipos de orgasmo, en general se alude a otra cuestión: si se pueden clasificar los tipos de orgasmo en función de la parte del cuerpo que se ha estimulado para alcanzarlo. Una pregunta que, como puntualiza López de la Llave, “casi siempre se asocia a las mujeres”. En sus Tres ensayos sobre la teoría de la sexualidad, de 1905, Sigmund Freud postuló la existencia de dos clases de orgasmos femeninos: el clitoriano y el vaginal.

Al primero lo consideraba “inmaduro”, típico de la adolescencia y la masturbación, y al segundo “desarrollado”, propio de una mujer que ha alcanzado la plenitud. Desde hace tiempo los sexólogos han dejado de lado esas categorías, pero durante largas décadas del siglo XX tales afirmaciones ejercieron mucha influencia.

“En la vagina no hay terminaciones nerviosas en sí mismas”, señala López de la Llave, quien además es director del programa modular de Formación en Salud Sexual de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED)- Las neuronas que se ocupan de hacer saltar el reflejo orgásmico en las mujeres están en el clítoris. Sin embargo, el introito vaginal está conectado con el clítoris, y es por ello que hay mujeres que pueden tener el orgasmo sencillamente por la estimulación de esa zona de la vagina. Pero es el clítoris el verdadero responsable de que salte el orgasmo“.

El placer radica en el cerebro

Por lo tanto, en palabras de este experto, “solo hay un tipo de orgasmo: el que se produce como resultado de la acción sobre el clítoris, incluso aunque algunas veces no se estimule el clítoris de forma directa, sino de una forma secundaria a través de zonas adyacentes, como pueden ser la vulva o el introito vaginal”.

Existe una especie de tendencia por enumerar los supuestos tipos de orgasmos posibles. “Con la obsesión por cuantificarlo todo, he llegado a leer en un artículo reciente que existen doce clases de orgasmo en las mujeres”, se sorprende la psicóloga y sexóloga Carmen Bermejo. Lo que en realidad sucede es que son “variaciones” del único tipo de orgasmo posible. “El placer siempre radica en el cerebro”, subraya por su parte Diana Fernández.

De hecho, la estimulación no necesita ser mecánica. Es decir, no hace falta que el tacto entre en juego. Muchas personas pueden tener orgasmos mientras duermen. Se trata de “una estimulación cognitiva, mental”, detalla López de la Llave. “La potencia de la mente puede sustituir la estimulación mecánica”.

Y señala que existen incluso casos de personas que pueden tener orgasmos sin tocarse y sin estar dormidos: solo a través de la imaginación. “Se relajan, piensan en las cosas que les hacen sentir el orgasmo y llegan a él sin necesidad de otro tipo de estimulación. Es decir, el orgasmo puede sentirse con estimulación exclusivamente mental”.

Estudios sobre el orgasmo

Los investigadores franceses Emmanuele Jannini y Odile Buisson analizaron, a partir de los cambios en los patrones del flujo sanguíneo, el movimiento de ciertos órganos durante la estimulación sexual. Les pidieron a tres voluntarias, en primer lugar, que se estimularan el clítoris con sus propios dedos, y luego que se estimularan la vagina por medio de un tampón húmedo.

Los resultados indicaron que, en ambos casos, las reacciones fueron distintas.

Hubo, en palabras de los expertos franceses, “diferencias funcionales” entre uno y otro tipos de estimulación. Durante la estimulación manual la raíz del clítoris no fue alcanzada, algo que sí ocurrió cuando se estimularon la vagina con el tampón “debido a los movimientos y desplazamientos”. De hecho, la estimulación en ese caso alcanzó todo el llamado “complejo clítoro-uretro-vaginal” y habría tenido como resultado, por lo tanto, un supuesto orgasmo “más completo”.

Ese artículo -publicado en 2013- reavivó el debate en torno a la cantidad de orgasmos femeninos posibles y a las diferencias entre los orgasmos clitoriano y vaginal. Pero un año después, los italianos Vincenzo y Giulia Puppo (padre e hija) difundieron las conclusiones de sus propias investigaciones, que ratificaban aquello en lo que la mayoría de los expertos actuales encuentran consenso: el orgasmo vaginal no existe, como tampoco el famoso punto G.

Por su parte, un estudio del año pasado sobre lo que sucede en el cerebro de la mujer durante el orgasmo -realizado con una tecnología llamada resonancia magnética funcional- no encontró ninguna evidencia de que haya regiones del cerebro de la mujer que se “desactiven” en el momento del clímax. Tal hallazgo vino a contradecir las conclusiones de un trabajo de 2005- realizado por tomografía computarizada- que había señalado justo lo contrario: que muchas áreas del cerebro femenino, incluidas las de las emociones, se “apagaban” en el momento del orgasmo.

Conclusiones tan diferentes dan una idea de lo mucho que queda aún por recorrer en el camino del entendimiento del cerebro y de sus reacciones ante el placer sexual. Conviene tener presentes las palabras de Nan Wise, científica de la Universidad Rutgers, con sede en Nueva Jersey, Estados Unidos, y directora del estudio de 2017: “Sabemos muy poco sobre el placer en el cerebro, solo ahora estamos aprendiendo lo básico”.

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