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La Miles Falcon de la Fio. Una veterana de la batalla de Villarreal

De todos los aviones que volaron en los cielos vascos durante la Guerra Civil solo hay uno que haya sobrevivido al inexorable paso del tiempo y al convulso periodo 1936-1945 para, tras diversos avatares y circunstancias, ser totalmente restaurado por la Fundación Infante de Orleans (FIO), que en la actualidad lo mantiene en estado de vuelo en su extraordinaria colección de aviones históricos. Se trata de una Miles Falcon Six m 3.C de 1935 ex G-ADLS que fue vendida en el verano de 1936 por su propietario, Andrew Farquhar, a una comisión vizcaína dirigida por el abogado y militante de Izquierda Republicana (IR) Ramón María Aldasoro. Todo comenzó a principios de agosto de 1936 cuando Aldasoro, siguiendo instrucciones del gobernador civil José Echevarría Novoa, se acercó hasta París en compañía de Daniel de Mendialdua, nombrado jefe de la comisión de aprovisionamiento de armas llamada 'Junta del Norte', y los aviadores Eloy Fernández Navamuel, Julio Alegría y José María Yanguas (1). Allí adquirieron tres aviones civiles, una Monospar ST-25 Jubilee, una Miles Hawk y la Falcon, siendo esta última la que nos interesa, que fue traída en vuelo a Bilbao el 14 de agosto de 1936 (2). Su piloto debió de ser Yanguas, por cuanto este avión —monoplano de líneas limpias y aerodinámicas con capacidad para cuatro pasajeros y motor de 200 Cv- aparece asociado a este aviador hasta el comienzo de la batalla de Villarreal, si bien los pocos pilotos que había en el norte tuvieron que volar todo tipo de aviones.

La Falcon estuvo en el campo de Lamiako, donde se la militarizó y proveyó de lanzabombas bajo control de los servicios de aviación de Euzkadi, pasando a formar parte de la heterogénea fuerza que el gracejo popular dio en llamar “Circo Krone”, una suerte de circo volante que fue usado en combate por las fuerzas gubernamentales siguiendo el eje de las operaciones del frente norte, ya fuese en Oviedo y su pasillo o en la batalla de Villarreal (actual Legutio), pero no nos consta que combatiese en Asturias, aunque sí lo hizo en el frente alavés. A las 08,00 h del día 2 de diciembre de 1936, operando con escolta de cazas polikarpov I-15 “Chato”, la Falcon —pilotada por Yanguas, que llevaba como observador a Luis Otaño-, tomó parte en una misión sobre el aeródromo Martínez Aragón de Vitoria, siendo acompañada por el Dragon Rapide del teniente Fernando Hernández Franch, pero no halló ningún avión en la pista, por lo que dio la vuelta y a la entrada de Elorriaga soltó su carga de bombas sobre una concentración de nueve camiones (3). Ese día partieron de Lamiako un total de seis aviones, además de la Falcon y el Dragon (un Breguet XIX, un Farman, un Fokker y un Vickers Vildebeest con distintas misiones, incluyendo el cuartel de caballería y la fábrica vitoriana de Ajuria), los cuales sorprendieron a la columna de Alonso Vega desplegándose en el pinar de Txabolapea, pero ya no tenían bombas por lo que, desgraciadamente para las fuerzas vascas que se habían desplegado en el pinar y sufrirían muchísimas bajas, su actuación fue totalmente inoperante en un momento que puede catalogarse de crítico en el devenir de la lucha sin cuartel que se libraba por la posesión de la villa alavesa al comienzo de la batalla. Los aviones gubernamentales se limitaron a ametrallar a las tropas rebeldes de camino a su base de Lamiako (4). 

A diferencia del resto de los aviones del Krone, la Falcon no tendría más misiones ese día, pero si los siguientes. A las 8,40 h del día 3 de diciembre las Fuerzas Aéreas del Norte bajo el mando del capitán Manuel Cascón, desestimaron las operaciones en la retaguardia alavesa y centraron sus esfuerzos sobre la línea del frente, operando sobre Isuskitza, San Bernabé y Urbina, repitiendo salida a las 11,30 h (5). Y es que, a pesar de que no tenemos partes de operaciones de esta jornada, estamos seguros de que la Falcon intervino en alguna de estas misiones de bombardeo. Al principio, los aviones gubernamentales no tuvieron rival, pero todo cambiaría a partir de 4 de diciembre cuando llegaron al teatro de operaciones los cazas Heinkel He 51 de la Legión Cóndor, aunque no entraron en liza hasta el día 8, operando desde el campo de Lakua, produciéndose los primeros combates aéreos. El escenario cambió de tal modo que el día 9 de diciembre, según cuenta el administrativo del campo de Sondika Luis Rodrigo, “el coronel ruso jefe de la aviación de caza y bombardeo Polikarpov I-15 instalado en aeropuerto de Lamiaco, reunió en las oficinas del aeropuerto de Sondica [...] a todos los pilotos de bombardeo, reconviniéndoles por su forma de actuar, pues al ser atacados por los cazas enemigos, cada piloto huyó como lo estimó conveniente, deshaciendo la formación e impidiendo que los cazas propios pudieran protegerles perdiéndose así alguna de las unidades” (6). Fue el caso del Monospar que pilotaba el británico Sidney Holland, derribado sobre Vitoria por los He 51 el día 12 de diciembre, pereciendo los tres tripulantes: Holland, el bombardero Domingo Calles y el mecánico Gumersindo Gutiérrez.

En aquel momento comenzaban a incorporarse a la lucha una serie de aviadores mercenarios. Se trataba de un grupo de seis pilotos (el ya citado Holland y Walter S. Coates, británicos, y los norteamericanos Bertrand Acosta, Frederick Lord, Gordon Berry y Eddie Schneider), y dos ametralladores franceses, Georges Baulu y Henri Baudin, que llevaban más tiempo en Bilbao. Los cuatro aviadores norteamericanos hicieron sus primeros vuelos de combate a partir del 13 de diciembre, cuando se les suministró equipos de vuelo en el campo de Lamiako. Lo que es buena muestra de las reticencias que tenía hacia ellos el propio capitán Cascón, que acabaría despachándoles a finales del mes de diciembre, sin duda por su inoperancia y actitud. A Yanguas, que comenzaría a volar un Potez 56 en la recién estrenada línea Bilbao-Bayona-Toulouse, le sustituyó como piloto de la Falcon el británico Coates. En una de estas misiones de los aviones del Krone, según Gerald Howson, tuvo un encuentro con los He 51 que “al ver aparecer en el horizonte la limpia silueta de un monoplano de ala baja en voladizo lo tomaron por un avión de combate de nuevo modelo y superiores características, rompiendo prontamente el combate” (7). Como si la presencia de los “Chatos” de escolta, tripulados por los profesionales pilotos soviéticos, no fuese argumento suficiente, aunque no dudamos de que el piloto británico y su acompañante pasaron un mal rato.

A pesar de nuestros esfuerzos por seguir la pista a la Falcon del Krone en toda la documentación generada por las FFAA del Norte que hemos podido consultar no hemos sido capaces de encontrar ninguna otra referencia. Relegada a avión de enlace en virtud de sus capacidades, sus tiempos de combatiente llegaron a su fin tras la batalla de Villarreal, pero no sus aventuras. Salas Larrazabal dice que al final del frente norte, el día 20 de octubre de 1937, partieron desde Asturias hacia Francia los restos del Krone: un Polikarpov I-16 “Mosca”, dos Polikarpov I-15 “Chatos”, una Miles Hawk, un Potez-25 y el Farman (8). Es muy posible que esta Miles sea en realidad nuestra Falcon y no la Hawk, ya que sabemos que llegó hasta la zona republicana vía Francia y fue destinada a la base de Los Alcáceres (Murcia), pasando a formar parte del numeroso y variado material gubernamental que engrosó las listas de la aviación franquista cuando terminó la guerra. Jaime Velarde, muy vinculado a este avión, hizo su trazabilidad para la revista Aeroplano: en la inmediata posguerra se convirtió en avión civil con la matrícula EC-CAO volando para la Compañía Española de Trabajos Fotogramétricos Aéreos (CEFTA) con el nombre de “Ana Mary”. En 1950 pasó al Aero Club de Reus con la matrícula EC-ACB y tuvo distintos propietarios hasta llegar al último, Manuel Buitrón, que la tuvo almacenada muchos años, desmontada, vendiéndola a un entusiasta grupo de pilotos que acabarían fundando la FIO. La reparación fue muy costosa y requirió de mucho trabajo e imaginación. Tras adquirir un motor en Argentina, se llevó la célula a reparar a Inglaterra, siendo su vuelo de prueba en el campo Londinense de Booker el 15 de mayo de 1997, hace ahora 23 años. Como presumen con toda la razón en la página web de la FIO, este mítico avión no solo es el único de su tipo que queda activo en el mundo, sino el único que participó en nuestra Guerra Civil y aún se mantiene en estado de vuelo (9). Este “pájaro” tan especial —adquirido por los vascos en un momento de absoluta necesidad-, luce ahora su preciosa librea en las exhibiciones que esta fundación realiza con carácter mensual en el aeropuerto de Madrid-Cuatro Vientos.

Si quieres colaborar con “Ecos de dos guerras” envíanos un artículo original sobre cualquier aspecto de la SGM o la Guerra Civil y la participación vasca o navarra al siguiente email: sanchobeurko@gmail.com 

Los artículos seleccionados para su publicación recibirán una copia firmada de “Combatientes Vascos en la Segunda Guerra Mundial”.“Combatientes Vascos en la Segunda Guerra Mundial”

(1) Guillermo  Tabernilla:  “ El  Circo  Krone.  La  epopeya  de  los  pilotos  de  la República  en  el  Norte”  en [https://www.academia.edu/35890046/El_circo_Krone._La_epopeya_de_los_pilotos_de_la_Rep%C3%BAblica_en_el_Norte]

(2) Jaime Velarde: “El ayer vuela con nosotros, las Miles Falcon en España” en Aeroplano n.º 18 (2000).

(3) CDMH, PS Bilbao L 309/5.

(4) El Liberal del 3/12/1936 citado en Josu Aguirregabiria. (2015). La batalla de Villarreal de Álava. Ofensiva sobre Vitoria-Miranda de Ebro. Noviembre y diciembre de 1936. Ediciones Beta: Bilbao. P. 94.

(5) La lucha de clases del 4/12/1936 (HDFB).

(6)  José Antonio Urgoitia. (2001). Cronica de la Guerra civil de 1936-1937 en la Euskadi peninsular. Tomo II. Sendoa: Oiartzun. P. 107.

(7) Gerald Howson. (1990). Aircraft of the Spanish Civil War 1936-39. Putnam: London; citado en Jaime Velarde: “El ayer vuela con nosotros...”, p. 51.

(8) Jesús Salas Larrazábal. (1998). Guerra aérea 1936-1939. Tomo II. Servicio Histórico y Cultural del Ejército del Aire: Madrid. Pp. 263-264. Pilotaba el avión Elías Hernández Camisón.

(9) Fundación Infante de Orleans [https://fio.es/2019/03/27/falcon/?cn-reloaded=1]. 

De todos los aviones que volaron en los cielos vascos durante la Guerra Civil solo hay uno que haya sobrevivido al inexorable paso del tiempo y al convulso periodo 1936-1945 para, tras diversos avatares y circunstancias, ser totalmente restaurado por la Fundación Infante de Orleans (FIO), que en la actualidad lo mantiene en estado de vuelo en su extraordinaria colección de aviones históricos. Se trata de una Miles Falcon Six m 3.C de 1935 ex G-ADLS que fue vendida en el verano de 1936 por su propietario, Andrew Farquhar, a una comisión vizcaína dirigida por el abogado y militante de Izquierda Republicana (IR) Ramón María Aldasoro. Todo comenzó a principios de agosto de 1936 cuando Aldasoro, siguiendo instrucciones del gobernador civil José Echevarría Novoa, se acercó hasta París en compañía de Daniel de Mendialdua, nombrado jefe de la comisión de aprovisionamiento de armas llamada 'Junta del Norte', y los aviadores Eloy Fernández Navamuel, Julio Alegría y José María Yanguas (1). Allí adquirieron tres aviones civiles, una Monospar ST-25 Jubilee, una Miles Hawk y la Falcon, siendo esta última la que nos interesa, que fue traída en vuelo a Bilbao el 14 de agosto de 1936 (2). Su piloto debió de ser Yanguas, por cuanto este avión —monoplano de líneas limpias y aerodinámicas con capacidad para cuatro pasajeros y motor de 200 Cv- aparece asociado a este aviador hasta el comienzo de la batalla de Villarreal, si bien los pocos pilotos que había en el norte tuvieron que volar todo tipo de aviones.

La Falcon estuvo en el campo de Lamiako, donde se la militarizó y proveyó de lanzabombas bajo control de los servicios de aviación de Euzkadi, pasando a formar parte de la heterogénea fuerza que el gracejo popular dio en llamar “Circo Krone”, una suerte de circo volante que fue usado en combate por las fuerzas gubernamentales siguiendo el eje de las operaciones del frente norte, ya fuese en Oviedo y su pasillo o en la batalla de Villarreal (actual Legutio), pero no nos consta que combatiese en Asturias, aunque sí lo hizo en el frente alavés. A las 08,00 h del día 2 de diciembre de 1936, operando con escolta de cazas polikarpov I-15 “Chato”, la Falcon —pilotada por Yanguas, que llevaba como observador a Luis Otaño-, tomó parte en una misión sobre el aeródromo Martínez Aragón de Vitoria, siendo acompañada por el Dragon Rapide del teniente Fernando Hernández Franch, pero no halló ningún avión en la pista, por lo que dio la vuelta y a la entrada de Elorriaga soltó su carga de bombas sobre una concentración de nueve camiones (3). Ese día partieron de Lamiako un total de seis aviones, además de la Falcon y el Dragon (un Breguet XIX, un Farman, un Fokker y un Vickers Vildebeest con distintas misiones, incluyendo el cuartel de caballería y la fábrica vitoriana de Ajuria), los cuales sorprendieron a la columna de Alonso Vega desplegándose en el pinar de Txabolapea, pero ya no tenían bombas por lo que, desgraciadamente para las fuerzas vascas que se habían desplegado en el pinar y sufrirían muchísimas bajas, su actuación fue totalmente inoperante en un momento que puede catalogarse de crítico en el devenir de la lucha sin cuartel que se libraba por la posesión de la villa alavesa al comienzo de la batalla. Los aviones gubernamentales se limitaron a ametrallar a las tropas rebeldes de camino a su base de Lamiako (4).