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Opinión - El extraño regreso de unas manos muy sucias. Por Pere Rusiñol
Sobre este blog

En este espacio se cuentan 27 historias de personas que han sido o siguen siendo usuarias de los servicios públicos forales encargados de favorecer la inclusión social de la Diputación de Bizkaia. Los testimonios figuran en un libro editado por el Departamento Foral de Empleo, Inclusión Social e Igualdad de la Diputación. Conviene asomarse a estas historias de vida de tanta gente que se queda en las orillas de una sociedad que va demasiado deprisa y mira pocas veces hacia quienes deja a sus costados. Los testimonios han sido transcritos con austeridad narrativa, tratando de respetar su tono. Se han respetado también algunas expresiones de jerga que utilizaron mientras se animaban, hacían chistes de su vida, miraban al techo o se emocionaban al borde de la lágrima. El objetivo de la obra es ofrecer ejemplos del destino que se da al dinero público y los efectos beneficiosos que esta inversión tiene en las personas de nuestro territorio, personas que se encuentran en alto grado de vulnerabilidad social.

“¿Quiénes son los que sufren? No sé, pero son míos. Ven conmigo”

Más de 3,5 millones de andaluces viven en riesgo de pobreza y exclusión social, cerca del 40% de la población

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“¿Quiénes son los que sufren? No sé, pero son míos.

Ven conmigo“.

Pablo Neruda

Estos versos del gran escritor chileno recogidos en su poema 'El monte y el río' podrían ser el resumen de cómo afrontamos la inclusión social desde la Diputación de Bizkaia, concretamente desde el Departamento de Empleo, Inclusión Social e Igualdad que dirijo.

Son el resumen de nuestra filosofía que también se ve reflejada en los versos finales de este mismo poema: “será dura la lucha, / la vida será dura, pero vendrás conmigo”. Porque las personas a las que atendemos no han tenido una vida fácil y, no nos engañemos, tampoco pasa a serlo como por arte de magia a partir de que llaman a la puerta de Diputación. A veces, ni tan siquiera llaman ni reclaman, pero sencillamente están y es necesario acercarse hacia ellos y ellas para volver a restaurar los lazos sociales rotos.

Esta publicación no es un diagnóstico de la exclusión social, ni mucho menos, pero no puedo dejar de mencionar algunas cuestiones. La crisis económica ha azotado duro a toda la sociedad, sin ninguna duda, pero no podemos perder el foco de la realidad; una realidad cruel porque a quien peor se lo ha hecho pasar es a las personas que ya estaban mal. La crisis ha agravado las situaciones de exclusión social, dejando sin bienestar ni dignidad a muchas personas que vivían en los límites de la vulnerabilidad social, quebrando los frágiles equilibrios de quienes sobrevivían a base de trabajos precarios, entradas y salidas del mercado laboral, a base de pequeñísimos negocios de barrio que daban lo justo para vivir. Y son, no lo olvidemos, personas con responsabilidades familiares que a duras penas mantenían su economía doméstica, cuyos lazos sociales y familiares se situaban en la precariedad.

En estas situaciones de crisis tan severas no solo tiemblan los cimientos económicos, tiemblan las estructuras sociales que deben proteger a los miembros de una sociedad, tiemblan las redes solidarias de familiares y de amistades que no dan más de sí. Y todo ello quiebra a personas que, desbordadas por una situación injusta, se convierten a su pesar en los grandes paganos de la crisis.

En este momento de recuperación económica, la mirada solidaria debe, necesariamente, recuperarse también. Es una obligación ética del conjunto de la sociedad y una necesidad para configurarnos como sociedades decentes, solidarias y de justicia social.

Recuperar la mirada solidaria implica saber que, como señala Joaquín García Roca, la exclusión social es una cualidad del sistema social que nos hemos dado desde las últimas décadas del siglo XX y lo que llevamos del XXI. Insisto, es una cualidad del sistema económico-social, por lo que no es un atributo propio del sujeto, sino que es propio de un sistema social que integra con dificultades los distintos ritmos individuales: las diversidades de una sociedad plural en sus identidades y capacidades, etc., una sociedad que genera desajustes.

Por tanto, la exclusión social no puede interpretarse como una característica propia del sujeto o como la confluencia de factores de riesgo en colectivos concretos, sino como factores de riesgo atribuibles a un sistema que cierra las puertas de entrada a aquellas personas que no parten de las mismas condiciones de salida que otros miembros de la sociedad. Solemos hablar de igualdad de oportunidades, pero las oportunidades de salida suelen ser distintas y nos corresponde a los poderes públicos igualarlas.

Vivimos tiempos rápidos. Una sociedad precipitada que tiene poco tiempo de reflexión y cuyos mensajes se lanzan en 140 caracteres sin posibilidad de matices ni trazo fino, sin el colorido de la diversidad. Las redes sociales digitales tienen enormes potencialidades y permiten la difusión de la información y del conocimiento en tiempo inmediato, permite que toda persona pueda acceder a cualquier información que desee. Es una fantástica herramienta que aún no hemos aprendido a manejar. Sin embargo, es evidente hay otro gran debate que no voy a abrir aquí. Me refiero, por poner ejemplos, a que la inmediatez de la comunicación genera en los departamentos de recursos humanos de las empresas o en la enseñanza un debate –sin soluciones aún– respecto al mejor modo de incorporarlos al día a día para que sean utilizados como un potencial de crecimiento y no como un distractor de las tareas que deben realizarse.

Sí quiero, en concreto, referirme a cómo afecta esta nueva forma acelerada de configurar la opinión pública, especialmente en lo que afecta a las instituciones y entidades que trabajamos por la intervención social, por la inclusión social de las personas más vulnerables. Las cuestiones importantes de configuración social, de estructura social, entramado solidario, acaban resolviéndose... en un instante, en un comentario malicioso o poco edificante que se lanza en redes sociales y se multiplica hasta el infinito. Algunas voces individuales se basan en juicios de valor elaborados sin verdadera reflexión, son voces precipitadas e inmediatas que corren de persona a persona por los medios digitales. Y el problema es que en esos medios se filtra con dificultad lo cierto de lo falso, equiparando la autoridad que otorga el conocimiento con el mensaje tosco. Resulta compleja la gestión de lo público cuando cualquier buena intervención, programa o política pueden recibir una enmienda a la totalidad de cualquiera de esas voces alejadas del conocimiento. Y esta enmienda puede pecar por exceso o por defecto: en ocasiones se busca desacreditar la necesaria solidaridad que toda sociedad digna debe tener, mientras que, en otras, se busca desacreditar la intervención por escasa.

Son los tiempos que nos toca gestionar. Y nos toca hablar con claridad y detalle de la labor pública en favor de la inclusión. Este libro es una de las herramientas para este objetivo.

Pese a que no debemos engañarnos, es preciso defender que hay un fondo potente de esperanza en nuestra gestión pública y en los procesos que van completando todas estas personas. Nuestros programas, nuestros servicios... toda la intervención pública que desarrollamos en el ámbito de la inclusión social tiene unos resultados que deben ser conocidos por la opinión pública.

Desde hace tiempo, la exclusión social se define como un fenómeno dinámico y complejo en el que se entrecruzan factores con pesos distintos y dimensiones distintas. La mayor parte de las intervenciones que realizamos desde los servicios sociales especializados de secundaria en la Diputación Foral de Bizkaia se sustentan justamente en el posicionamiento analítico de comprender que la intervención en exclusión social debe trascender del mero economicismo. Como señalaba Subirats (1), más allá de pensar en los medios de subsistencia, hablamos del colchón social, del entramado de redes de relaciones sociales que se precisan para desarrollar una vida protegida y autónoma, y:

“Requiere armar mecanismos de respuesta de carácter comunitario, que construyan autonomía, que reconstruyan relaciones, que recreen personas (...) el factor esencial de la lucha contra la exclusión hoy día, pasa por la reconquista de los propios destinos vitales por parte de personas o colectivos afectados por esas dinámicas o procesos de exclusión social”.

Quizás lo que más destaca de la publicación que aquí se presenta es algo que desde el corpus teórico de la Exclusión social se viene constatando con profusión: hay acontecimientos en el transcurso vital de las personas que son disparadores de problemáticas y afectan en tal grado que empujan a las personas a salir del circuito social y las sitúa en el extrarradio. Esto ocurre cuando los mecanismos de contención fallan o no son suficientes.

Y aquí sí, aquí toca hablar de algo mucho más delicado y cruel pero no menos real: la primacía del tener sobre la primacía del ser. Esa es la máxima en la que se basa la construcción social de las sociedades avanzadas de los siglos XX y XXI y es la que sitúa a muchas personas en la línea de la vulnerabilidad social, ante la debilidad de pocos mecanismos de anclaje en una sociedad altamente competitiva en la que tener (recursos, formación...) delimita la inclusión en los círculos sociales o su exclusión de los mismos. Dicho de otra manera, la carencia de competencias que puedan ser valoradas socialmente arroja fuera del sistema a nutridos grupos de personas que no encuentran vías de pertenencia, tal y como lo relataba la Fundación Encuentro en su Informe España, 2004.

Por tanto, si queremos revertir en serio y a fondo cuestiones que tienen que ver con la exclusión social, la labor debe abordarse desde cambios socio-estructurales y económicos, sin ninguna duda, y ello probablemente no puede realizarse desde el microcosmos de una administración pública con competencias territoriales.

Decir esto no es lanzar la pelota lejos, ni tan siquiera pasar la pelota al intangible de 'los poderes'. Es más bien reconocer que es necesaria una reflexión social de fondo que no se está produciendo, más allá de algunas voces autorizadas. Esta verdad no puede inactivar la posibilidad de hacer cosas y hacerlo con éxito. Cierto es que las medidas preventivas son mucho más eficaces que las paliativas, pero cuando toca trabajar en las medidas paliativas, debe hacerse con las garantías suficientes de éxito, porque en ello va la dignidad de muchas personas.

Con la importantísima, incuestionable y necesaria ayuda de entidades y profesionales del Tercer Sector, invertimos el dinero público en proteger a estas personas, en no dejarlas abandonadas, solas ni tiradas en cualquier curva del camino. Es responsabilidad pública no volver la mirada hacia otro lado, ni atribuir la situación en la que se encuentran a sus variables individuales. Es la administración pública la responsable de procurar restablecer las redes de protección y la autonomía que estas personas precisan para volver a ser dueñas de sus propios procesos.

Y sí, aquí debo decir que el historial de intervenciones, acompañamientos y prestaciones, y esto se puede afirmar desde la evidencia, muestra que existen muchas historias de superación con protagonistas que han podido revertir sus situaciones de exclusión social gracias a la intervención de los servicios públicos de inclusión. Apostar por los servicios que prestan atención de quienes peor lo pasan es una inversión social sin ninguna duda. Nunca es un gasto, es una inversión: en dignidad, en decencia, inversión en el potencial que las personas tenemos para la construcción social. Y si esto no convence porque vivimos en tiempos economicistas, déjenme decir que también en resultados económicos es inversión y no gasto. Las personas comienzan a recuperar sus vidas y sus redes sociales e ini- cian un proceso de cambio de tal grado que resulta mucho menos oneroso para el conjunto social. También en este lenguaje es inversión y no gasto.

Podríamos poner muchos, muchos ejemplos que facilitasen lo que describo aquí, pero han sido cogido unos pocos, al azar, algunos de los que han querido hablar y dedicar un rato a charlar con la persona que les entrevistaba.

Este libro nos trae algunos de estos casos.

Digámoslo sin complejos: mucha gente ha contado con el apoyo de los servicios de Diputación y gracias a ella han podido salir adelante. Por eso es tan importante defender nuestro sistema social de protección, la inversión y el liderazgo público en este ámbito. Y tenemos que sentir satisfacción del trabajo realizado. Invertimos esfuerzos y ello garantiza que nuestra sociedad, a través de sus instituciones, mira hacia quienes han quedado orillados. Es cierto que no todo son logros y que a pesar de los mecanismos de protección existentes, no se llega a todas las personas ni a todas las situaciones. Pero se trata de no acomodarse con los resultados, hay que seguir innovando y buscando vías de acceso a quienes se encuentran más alejados de la protección social; es un imperativo no quedarse conformes y mirar siempre en lo que queda por hacer para centrarse en las per- sonas usuarias.

Tenemos que seguir trabajando para la autonomía e inclusión comunitaria de todas las personas vulnerables. Nuestra mirada está en la exclusión social más grave, aquella que impide a las personas vivir en dignidad, con una mirada muy especial puesta en las mujeres, más castigadas por las relaciones de poder, jerarquía y violencia. Acercarnos a las mujeres exige intervenciones distintas a las que se han estado realizando. Exige poner una mirada feminista para que podamos acertar en el modo de intervenir.

Y tenemos que favorecer la transformación de la realidad de estas personas, para que, más pronto que tarde, logren una vida autónoma e independiente del apoyo de la administración o de las entidades del Tercer Sector de la inclusión social. Esa es la meta, conscientes de que los ritmos son distintos y que habrá personas con procesos serán largos y complejos, lo que exigirá modular los recursos a sus posibilidades y disponibilidades.

Y mientras tanto, merece la pena detenerse a conocer las historias de vida recogidas en este libro, porque como una vez le oí decir a Pedro Meca, dominico y fundador de 'Compagnons de la nuit' (Compañeros de la noche) en París, “la primera plaza del ser humano es ser humano (...), reconocer al ser humano su plaza de hombre, hacerle sitio en la sociedad” porque estas personas son de las tuyas, de las mías, de las nuestras. 'Ven conmigo'.

(1) Subirats, J. (2008): La reestructuración del estado del bienestar en Europa. Exclusión social y políticas de respuesta. En: Laespada, T. (Ed.): Intervención en Exclusión Social y Drogodependencias: Las confluencias etre políticas sociales y sanitarias. Homenaje al “Abbé Pierre” Bilbao: Universidad de Deusto.

*M.Teresa Laespada, diputada Foral de Empleo, Inclusión Social e Igualdad de la Diputación Foral de Bizkaia, es la autora del prólogo de este libro

“Nor ari dira sufritzen?Ez dakit, baina nitarrakdira. Zatoz nirekin”Pablo NerudaTxiletar idazle handiaren bertso horiek, “El monte y el río” haren poemakoak, ondo laburbil lezakete nola heltzen diogun gizarte-inklusioari Bizkaiko Foru Al- dundian,zehazki, zuzentzen dudan Enplegua, Gizarte Inklusioa eta Berdintasuna SustatzekoSailean.

Pablo Neruda

Bertso horiek laburbiltzen duten gure filosofia islatzen da, halaber, poema beraren azken bertsoetan: “gogorra izango da borroka, / gogorra izango da bizitza, baina nirekin etorriko zara.”. Izan ere, artatzen ditugun lagunen bizitza ez da samurra izan, eta, ez dezagun geure burua engainatu, ez da magiaz bezala berehalakoan samurtzen Aldundiaren atea jotzen duten unean. Zenbaitetan, ez dute atea jo ere egiten, ezta ezer eskatu ere; baina egon badaude, haiengana jo beharra dago hautsitako gizarte-loturak berrosatzeko.

Argitalpen hau ez da gizarte-bazterketaren diagnostiko bat, ezta gutxiago ere; baina, hala ere, ezin kontu batzuk aipatu gabe utzi. Krisi ekonomikoak gogor kolpatu du gizarte osoa, zalantzarik gabe; baina ezin dugu errealitatearen fokoa galdu: errealitate krudela, bai, gogorren jo baititu dagoeneko txarto zeuden lagunak. Krisiak larriagotu ditu gizarte-bazterketako egoerak, eta ongizatea eta duintasuna kendu gizarte-zaurgarritasunaren mugan zeudenei; hautsi egin ditu askok bizirauten zuten oreka hauskorrak: lan prekarioen bidez bizirauten zutenena, lan merkatuan sartu-irten zebiltzanena, bizitzeko lain nekez ematen zu- ten auzoko negozio txiki txikiei esker bizirauten zutenena… Eta lagun horiek, ez dezagun ahantz, familia erantzukizunak zituzten; ozta-ozta eusten zioten euren etxeko ekonomiari, eta euren gizarte- eta familia-loturak egoera prekarioan zeuden.

Hain krisi egoera larrietan, oinarri ekonomikoak ez ezik, gizartearen kideak babestu behar dituzten gizarte-egiturak ere kolokan daude, baita senideen eta adiskideen elkartasun-sareak ere, ezin baitute gehiagorako eman. Eta horrek guztiak pertsonak hausten ditu, egoera bidegabe batek gaindituta, eta, hala, krisiaren biktima handienak bihurtzen dira, gogoz kontra. Orain, ekonomia suspertzen ari dela, begirada solidarioa ere suspertu behar da, ezinbestean. Gizarte osoaren betebehar etikoa da; horren beharra dugu gizarte zuzen eta solidarioa izateko, gizarte justizia izateko.

Begirada solidarioa berreskuratzeak berekin dakar jakitea, Joaquín García Rocak dioen bezala, gizarte-bazterketa dela XX. mendearen azken hamarkadetan eta XXI. mendean hartu dugun gizarte-sistemaren ezaugarri bat. Berriro esango dut: sistema ekonomiko-sozialaren ezaugarria da; ez, beraz, pertsonaren beraren atributua, baizik eta sistema sozialaren berezko atributua da, hark nekez bateratzen baititu banakoen erritmo ezberdinak, askotariko gizarte baten identitate eta gaitasundibertsitateak (besteak beste), eta desorekak sortzen baititu.Horrenbestez, gizarte-bazterketa ezin da pertsonaren berezko ezaugarritzat jo, edo kolektibo batzuetan arrisku-faktoreek bat egitetzat; aitzitik, arrisku-faktoreak sistema honek eragiten ditu, ateak ixten baitizkie gizartearen beste kide batzuenak ez bezalako baldintzetatik abiatzen diren pertsonei. Aukera-berdinta- sunaz egin ohidugu berba; abiatze-aukerak, ordea, ezberdinak izan ohi dira, eta botere publikoon eginkizuna da horiek berdintzea.

Garai bizkorretan bizi gara. Presaka doa gizartea: asti laburra du gogoetarako; haren mezuak 140 karaktereko mezuetan igortzen dira, ñabarduretarako edo xehetasunetarako aukera barik, dibertsitatearen koloreak barik. Sare sozial digitalekgaitasun handiak dituzte; haiei esker informazioa eta jakintza berehalakoan hedatzen dira, eta edozeinek nahi duen edozein informazio eskura dezake. Egundoko tresna da, baina oraindik ez dugu ondo erabiltzen ikasi. Hala ere, agerian da badagoela beste eztabaida handi bat; ez dut hemen zabalduko, baina. Aipatzen arinaiz, adibideak jartzearren, komunikazioaren berehalakotasunak eztabaida - konponbiderik gabekoa, oraindik— sortu duela enpresen giza baliabideetako sailetan edo irakaskuntzan: zein den erarik onena horiek egunerokoan txertatzeko,hazkunderako potentziala izan daitezen eta ez egin beharreko atazetatik arreta galarazten duen zerbait.

Hizpidera ekarri nahi dut, ordea, iritzi publikoa eratzeko modu azeleratu berri horrek nola eragiten duen, batik bat, esku-hartze sozialaren arloan eta egoera ahulenean dauden pertsonen gizarte-inklusiorako lan egiten dugun erakundeetan.Gizarte-konfigurazioaren, gizartearen-egituraren, elkartasun-bilbearen eta abarren kontu garrantzitsuak azkenean di-da batean ebazten dira, sare sozialetan iruzkin maltzur batez edo asmo onik gabeko batez, eta etengabe errepikatzen da. Banakako iritzi batzuk benetako gogoetarik gabeko aurreiritzietan oinarrit- zen dira, eta presakako berehalako iritzi horiek pertsonaz pertsona hedatzen dira sare digitaletan. Eta arazoa da sare horietan nekez bereizten direla egiazkoa eta faltsua,eta maila berean jartzen direla jakintzan oinarritutako autoritatea eta oinarririk gabeko mezua. Konplexua da publikoa dena kudeatzea egoera horre- tan, edozeinesku-hartze, programa edo politika onen kontrako osoko zuzenketa aurkez baitezakee gaiaz ez dakien edozein iritzik. Eta, zuzenketa hori goitik zein behetikerra daiteke: zenbaitetan helburua da zikintzea edozein gizarte duinek edukibeharreko elkartasunaren izena; beste batzuetan, esku-hartzea auzitan jartzen daurriegi iritzita.

Horrelakoxeak dira kudeatzea egokitu zaizkigun garaiak. Eta argiro eta xehetasunez berba egin behar dugu inklusioaren aldeko jarduera publikoaz. Liburu hau da helburu horretarako tresnetako bat.

Ez dugu gure burua engainatu behar, jakina, baina defendatu behar da itxaro- penfunts handia dagoela gure kudeaketa publikoan eta lagun horiek guztiek gauzatzen ari diren prozesuetan. Gure programen, gure zerbitzuen… gizartenklusioaren arloan egiten ari garen esku-hartze publiko guztiaren emaitzak jakin behar ditu iritzi publikoak.

Aspaldidanik, gizarte-bazterketa definitzen da fenomeno dinamiko eta konplexu moduan, zeinean elkargurutzatzen baitira pisu eta dimentsio ezberdinak dituztenhainbat faktore. Bigarren mailako arretan espezializatutako Bizkaiko Foru Aldundiko gizarte zerbitzuetan egiten ditugun esku-hartze gehienek analisi honetatik abiatutako jarrera dute oinarri: ekonomizismo hutsetik harago begiratubehar du gizarte-bazterketaren arloko esku-hartzeak. Subirats-ek 2008an adierazi zuen legez1, bizibideez harago pentsatu, eta koltxoi sozialaz egiten dugu berba, bizimodu babestu eta autonomoa izateko behar diren harreman sozialen sarebilbeaz:“Erantzun komunitarioko mekanismoak eratzea eskatzen du: autonomia eraikitzendutenak, harremanak berreraikitzen dituztenak, pertsonak berro- satzen dituztenak(…). Gaur egun, gizarte-bazterketaren kontrako borrokaren funtsezko faktorea dagizarte-bazterketaren dinamika edo prozesuek erasan- dako pertsona eta kolektiboek euren bizi-xedea birkonkistatzea”.

Hemen aurkezten ari garen argitalpen honetan, agian nabarmenena da gizartebazterketaren corpus teorikoan sarri egiaztatu den kontu bat: pertsonen bizitzan zehar badaude zenbait gertaera hainbat problematika abiarazten dituz- tenak, eta hainbeste eragiten dietenak pertsonei non gizarte zirkuitutik kanpora bultzatu eta haren aldirietan uzten dituztenak. Hori gertatzen da eusteko meka- nismoek huts egiten dutenean edo nahikoak ez direnean.

Eta, hemen, bai, berba egin beharra dago beste zerbait sotilago eta krudelagoz (baina ez hargatik errealitate gutxiagokoa): edukitzeak duen nagusitasuna izatearen aldean. Eredu hori da XX. eta XXI. mendeetako gizarte aurreratuak eraikita dauden oinarria, eta pertsona asko uzten ditu ahultasun sozialaren mugan, ainguratze-mekanismo bakanak ahulak baitira lehiakortasun handiko gizarte honetan, zeinean edukitzeak (baliabideak, prestakuntza…) ezartzen baitu esparru sozialen barruan egotea edo kanpo geratzea. Bestela esanda, sozialki baloratzen diren gaitasunak ez edukitzeak pertsona-talde handiak kanporatzen ditu sistematik, horren parte izateko biderik aurkitzen ez dutelako, Encuentro fundazioak España 2004 bere txostenean adierazi zuen bezala.

Horrenbestez, gizarte-bazterketarekin zerikusia duten egoerei benetan eta errotikbuelta eman nahi badiegu, gizartearen egituraren eta ekonomiaren aldaketetan oinarrituta ekin behar zaio lanari, zalantzarik gabe, eta hori, seguruenik ezin dagauzatu lurralde mugatu batean eskumenak dituen administrazio publiko baten mikrokosmosetik. Horrekin, ez naiz pilota kanpora botatzen ari, ezta pilota “botere” abstraktuei pasatzen ari ere. Areago da aitortzea ezinbestekoa delagogoeta sozial sakon bat, eta hori oraindik ez dela egiten ari, aditu bakan batzuk izan ezik. Errealitate horrek, baina, ez du bazterrean utzi behar gauzak egiteko (eta arrakastaz egiteko) aukera. Egia da neurri aringarriak baino eraginkorragoak direla prebentziozkoak, baina, neuri aringarriei ekin behar zaienean, arrakastaberme nahikoekin egin behar da, jokoan baitago pertsona askoren duintasuna.Hirugarren Sektoreko erakunde eta profesionalen laguntzarekin (oso garrantzitsua, eztabaidaezina eta ezinbestekoa), diru publikoa inbertitzen dugu pertsona horiek babesten, gera ez daitezen abandonatuta, bakarrik edo bideko edozein bihurgunetan botata. Erantzukizun publikoa da beste alde batera ez begiratzea, eta dauden egoera ez leporatzea haien banakako aldagaiei. Administrazio publikoaren ardura da saiatzea berrosatzen babes-sareak eta euren prozesuen jabe izateko pertsona horiek behar duten autonomia.

Eta, bai, hemen esan behar dut esku-hartzeen, lagun-egiteen eta prestazioen historialak erakusten duela (eta hori ebidentzian oinarrituta baieztatu daiteke) badaudela egoera gainditzearen istorio asko, zeinetan protagonistek gizarte bazterketako egoerei buelta ematea lortu baitute inklusiorako zerbitzu publikoenesku-hartzeari esker. Zalantza barik, gizarte-inbertsioa da egoera txarrenean daudenei laguntzeko arreta ematen dieten zerbitzuen alde egitea. Inoiz ez da gastubat, inbertsioa baizik: duintasunean, zuzentasunean eta gizartea eraikiteko pertsonok dugun gaitasunean inbertitzen dugu. Eta, bizi garen garai ekonomiazaleetan, horrek norbait konbentzitzen ez badu, esan dezadan emaitzaekonomikoetan ere inbertsioa dela eta ez gastua. Pertsonak euren bizitzak eta euren sare sozialak berreskuratzen hasten dira, eta aldaketa prozesu bat hasten da; horrenbestekoa da non gizarte osoarentzako kostua txikiagoa baita. Ikuspegihorretatik ere inbertsioa da, eta ez gastua. Hainbat eta hainbat adibide jar genitzake, hemen deskribatzen ari naizena erakusteko; banaka batzuk baino ez ditugu aukeratu, ordea: elkarrizketatu dituen pertsonarekin berba egin eta hitz-aspertuan jardun nahi izan duten haie- tako batzuk.

Liburu honek kasu horietako batzuk dakarzkigu.

Esan dezagun konplexurik gabe: jende ugarik jaso du Aldundiaren zerbitzuen laguntza, eta aurrera egitea lortu du hari esker. Horregatik da hain garrantzitsua defendatzea babeserako gure zerbitzu soziala, eta esparru horretako inbertsioa etalidergoa. Eta gogobetetasunez begiratu behar diogu egindako lanari. Esfortzua inbertitu dugu, eta horrek bermatzen du gure gizartea kezkatzen dela bazterreangeratu diren pertsonez, erakunde publikoen bidez. Egia da dena ez direla lorpenak,eta dauden babes-mekanismoak gorabehera, ez garela iristen, ez pert- sona guztiengana, ez egoera guztietara. Baina kontua da ez geratzea emaitzekin eroso;berritzen jarraitu behar dugu, eta bideak bilatu iristeko babes sozialetik urrunendaudenengana; nahitaezkoa da ez konformatzea eta beti begiratzea zer dagoenegiteko erabiltzaileengan zentratzeko.

Lanean jarraitu behar dugu egoera ahulean dauden pertsona guztien autonomiaeta inklusio komunitarioa lortzeko. Batez ere begiratzen diogu gizarte bazterketarik larrienari, pertsonei duintasunez bizitzea eragozten dienari, eta arreta berezia jartzen dugu emakumeengan, gogorrago kolpatzen baitituzte botere-, hierarkia eta indarkeria-loturek. Emakumeengana hurbiltzeko, orain arte egin direnak ez bezalako esku-hartzeak behar dira. Ikuspegi feminista bat jartzea eskatzen du, esku hartzeko moduan asmatu ahal izateko.

Eta pertsona horien errealitatea aldatze hori sustatu behar dugu, berandu gabe lordezaten bizimodu autonomoa, administrazioaren edo gizarte-inklusioko Hirugarren Sektoreko erakundeen laguntzatik independentea. Horixe da helburua; jakitun gara erritmoak ezberdinak direla, eta pertsona batzuen prozesuak luzeak eta konplexuak izango direla, eta horrek eskatuko duela baliabideak haien ahal- menei eta eskuragarritasunari egokitzea.

Bitartean, merezi du apur batez gelditu eta ezagutzea liburu honetan jasotakobizitzen istorioak; Pedro Meca-ri (domingotar eta Pariseko “Compagnons de lanuit” —“Gaueko lagunak”— elkartearen sortzaile) behin entzun nion bezala, “gizakiaren lehen postua gizaki izatea da (…), gizakiari bere gizaki-postua gogoraraztea, leku bat egitea gizartean”, lagun horiek gutarrak baitira, zutarrak, nitarrak…“Zatoz nirekin”.

(1) Subirats, J. (2008): La reestructuración del estado del bienestar en Europa. Exclusión social y políticas de respuesta. Lan honetan: Laespada, T. (arg.): Intervención en Exclusión Social y Drogodependencias: La con-fluencia entre políticas sociales y sanitarias Homenaje al “Abbé Pierre”. Bilbo: Deustuko Unibertsitatea.

*M.Teresa Laespada, Enplegua, Gizarte Inklusioa eta Berdintasuna Sustatzeko foru diputatua Bizkaiko Foru Aldundia

M.Teresa Laespada

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