Entrevista

Eva G. Sáenz de Urturi, novelista: “Nadie tiene ni la menor idea de todo a lo que renuncia una persona para escribir”

Maialen Ferreira

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A pesar de licenciarse en Óptica y Optometría, Eva G. Sáenz de Urturi (Vitoria, 1972) desde siempre supo que quería leer y escribir. Lo que probablemente no sabía antes de ponerse a teclear su primer libro, era que años más tarde sería mundialmente conocida y que en Vitoria, su ciudad, y en la que están ambientadas sus novelas más famosas, llegarían a realizarse 'tours' por los lugares más simbólicos que narra en sus historias. Resultado de 'El silencio de la ciudad blanca', novela con más de tres millones de lectores y adaptada al cine de la mano de Daniel Calpasoro y con Belén Rueda y Javier Rey como protagonistas.

García Sáenz de Urturi se reúne con este periódico en un lujoso hotel del centro de Bilbao, muy cerca de la ría, horas antes de presentar en la capital vizcaína su última novela 'El ángel de la ciudad', en la que retoma las aventuras de Kraken, pero enlaza por primera vez las históricas calles de Vitoria con los puentes y canales de Venecia. Para ello, confiesa haber pasado algunas temporadas en la ciudad italiana, investigando en los barrios no turísticos y dejándose aconsejar por los libreros de la zona, para conseguir hacer sus escenarios lo más reales posible.

¿Cómo una licenciada en Óptica y Optometría termina siendo una escritora mundialmente reconocida?

No hay un momento concreto. Mi afición por escribir y leer viene desde siempre y, paralelamente a la carrera, me fui formando como escritora. Me formé en la la Escuela de Escritores de Madrid, en Fuentecaja y en la Escuela de Escritores de Barcelona. Todos los escritores tenemos un trabajo que nos da de comer al principio y, después, todos paralelamente empezamos a escribir. Cuando te lo puedes permitir dejas tu trabajo habitual para dedicarte de lleno a la escritura.

Lo que no puedes hacer nunca cuando estás escribiendo es aburrirte

Sus libros ya forman parte de Vitoria y de los vitorianos, que la nombraron 'txupinera' de sus fiestas de La Blanca en 2017. ¿Es más sencillo ambientar sus obras en su propia ciudad o prefiere optar por otros escenarios como en su última novela 'El ángel de la ciudad'?

La verdad es que todo tiene su dificultad, porque en el caso de 'El ángel de la ciudad' era ya la quinta novela en Vitoria, porque parte de la trama trascurre ahí, y muchos escenarios ya los había utilizado para novelas anteriores. Podía repetir esos escenarios o buscar unos nuevos, pero cuantas más novelas escriba de la serie Kraken, más difícil va a ser encontrar escenarios nuevos en Vitoria o Álava. En ciudades nuevas siempre está la parte en la que te tienes que documentar y viajar allí para hacerte con el pulso y el tono de la ciudad, pero por otro lado, eso es lo que te mantiene viva. Lo que no puedes hacer nunca cuando estás escribiendo es aburrirte. Se agradecen los cambios de escenario.

¿Cómo fueron esos viajes a Venecia?

Conocí Venecia hace más de 20 años porque la visité con amigos italianos estudiantes de Historia del Arte, así que conocí la Venecia más artística. Cuando empecé con 'El ángel de la ciudad' volví a ir en 2021 y 2022 y este año he vuelto. Lo que hice al principio fue visitar los barrios menos turísticos, en los que viven los venecianos que quedan, que son Dorsoduro, Cannaregio y la parte interior. Fui a las librerías y los libreros me guiaron sobre qué leer para conocer las leyendas de la ciudad, las tradiciones orales y libros de fotografía. Eso me ayudó a saber cómo eran los escenarios por dentro. Así supe cómo era el interior de un palazzo. En los últimos viajes, cuando ya conocía Venecia, busqué los escenarios para saber dónde alojar a Kraken o la casa de Ítaca. Así fui creando escenarios de personas que no existen, pero que hubiesen elegido si viviesen en Venecia.

¿Cómo seguir escribiendo tras un éxito literario, ya sea con 'El silencio de la ciudad blanca' o tras ganar el Premio Planeta en 2020 con 'Aquitania'?

Exactamente igual que cuando empecé en 2009 a escribir 'La saga de los longevos' y no tenía lectores. Cuando me meto en el despacho el trabajo es el mismo: documentación, planificación de la novela, el borrador y la reescritura. Los pasos son los mismos y cuando cierro la puerta del despacho procuro dejar siempre la presión fuera. Cuando me planteo el capítulo que tengo que escribir cada día pienso como un novelista, pienso cómo puedo lograr que ese capitulo emocione. Eso es lo único que me importa. El haber ganado el Premio Planeta o tener tres millones de lectores queda fuera. Aunque es cierto que tras haber escrito nueve novelas tengo más oficio y más seguridad como escritora. El respaldo de haber creado mil personajes de la nada, me da la seguridad de que en la próxima novela podré conseguir personajes muy logrados.

La violencia juega un papel importante en sus novelas. ¿Considera que está dentro de los seres humanos o se puede huir de ella?

Todas mis novelas tratan de eso. Hay personas con una violencia innata, personas con una violencia aprendida o como respuesta a un trauma y hay personas que, pese a un trauma, han elegido no ser violentas. En el fondo, las novelas negras siempre tratan de una fuerza blanca que tiene que frenar a un antagonista que está ejerciendo una violencia. Hay un mantra que se repite en muchas de mis novelas que dice “existe una cadena de violencia que se remonta al paleolítico” y de eso trata realmente. Cada persona sobre la que han ejercido violencia cuando era niño puede elegir ser superviviente, ser víctima o seguir la cadena de violencia y ser depredador también.

Me gusta poner en valor lo que supone escribir una novela, no es freír un churro

¿Sigue sorprendiendo que una mujer escriba novela negra?

No, ya está muy normalizado. Tenemos una larguísima tradición de novela negra y policíaca escrita por mujeres.

¿Con qué le gustaría que se quedaran los lectores de 'El ángel de la ciudad'?

Con la relación entre Ítaca y Kraken, digamos que con la parte humana.

¿Por qué?

Porque habla de una maternidad imposible y de dos personas que cada una de ellas están en un lado de la ley, él es ertzaina y ella falsificadora, pero los dos tienen el mismo destino fatal. Es decir, Kraken intentando hacer el bien e Ítaca falsificando destrozan la vida de los que tienen cerca y ninguno puede escapar de ese destino por mucho que lo intenten. Ítaca intenta dejar de falsificar y no le dejan y Kraken intenta dejar de ser ertzaina, pero no puede dejar de comprometerse caso tras caso. Si están involucrados su padre o su madre, ¿cómo va a dejar de implicarse teniendo él las habilidades para resolver ese caso? Él toma la responsabilidad de hacerlo aun sabiendo el altísimo coste que va a tener en su propia vida y en su familia. Y aún así lo tiene que hacer, algo que lo humaniza mucho, por eso los lectores empatizan tanto con él.

¿Falta más humanización en la sociedad?

Sí, yo creo que sí.

¿Es complicado vivir o sobrevivir de la literatura en un mundo en el que las nuevas tecnologías van cogiendo cada vez más peso?

Desde la pandemia aumentaron los índices de lectura y no han bajado. No sé si hemos recuperado las cifras de hace 15 años, antes de la existencia de plataformas como Netflix o de las redes sociales, pero sí que es cierto que ahora mismo las ventas de los libros y la lectura gozan de buena salud. Y luego, la generación nueva, que se hacen llamar 'booktokers', son personas jovencísimas que tienen un ritmo de lectura y una pasión por los libros que dan mucha esperanza a la literatura. Son jóvenes de 15 o 20 años que eligen alejarse de las pantallas para pasar dos o tres horas todos los días leyendo.

Hablando de las plataformas, ¿le gusta ver sus obras en plataformas como Netflix?

El hecho de que 'El silencio de la ciudad blanca' esté en Netflix es un escaparate a nivel mundial. Es cierto que a la gente que se acerca a esa historia siempre le recomiendo que se lea primero la novela, porque la película es la punta del iceberg. La novela es un 90% más de trama y de personajes, tiene muchísimas más capas, porque una película hay que resumirla en una hora.

No sé si nos puede adelantar si está realizando algún proyecto o si ve algún trabajo en el horizonte.

Estoy acostumbrada a que esa pregunta sea la última en las entrevistas y me parece muy poco realista. A mí me gusta poner en valor lo que supone escribir una novela, no es freír un churro. Nadie tiene ni la menor idea de todo a lo que un escritor tiene que renunciar para escribir una novela. El que escribas una novela y que la prensa o los lectores te pregunten por la siguiente me parece tal falta de respeto...Me parece una falta de respeto absoluta.

¿La sociedad está acostumbrada a la inmediatez en ese sentido? ¿A tenerlo todo para ayer?

Sí, pero se olvida que hay un ser humano detrás y que una novela está escrita con la sangre de un ser humano.

¿A qué se renuncia al escribir?

A todo.

¿Merece la pena?

Una vez que te has metido, es la vida que tienes.

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